Si hay algo de lo que sabe el pueblo boliviano, es de resistencias. Aun tras el Golpe de Estado, que obligó a renunciar al primer presidente indígena de la historia de la región, Evo Morales; el respeto por la pollera y la wiphala, la soberanía alimentaria, el autogobierno y el disfrute del Buen Vivir no desaparecen. Es más, se transforman en mandatos ancestrales que reclaman derechos.
Los movimientos indígenas y campesinos, obreros y mineros lo saben. Las clases populares de las ciudades, que crecieron al ritmo de la estabilidad del Proceso de Cambio, también. En este contexto, el movimiento feminista debate sobre liderazgos, pero no duda en repudiar al fascismo.
Como Marcha formamos parte de la Delegación Feminista Plurinacional que viajó al Estado Plurinacional de Bolivia a relevar testimonios de violencias y vulneraciones a los Derechos Humanos tras el Golpe de Estado racista y machista de noviembre de 2019. Fue una experiencia histórica y que nos devolvió la fuerza para volver a decir: “Ni Golpes de Estado, ni golpes a las mujeres” y que “seguiremos luchando hasta que todas seamos libres”. Al igual que los pueblos…
Por Camila Parodi y Laura Salomé Canteros
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