La pandemia y el aislamiento no impactan uniformemente en todo el territorio nacional. Los barrios, esos lugares donde el Estado está ausente para satisfacer necesidades y presente para reprimir a sus habitantes, tienen sus lógicas propias. Y cada barrio en particular, su propia historia. Hoy, el barrio porteño de La Boca.
Por Jonathan Yerferly Rondan / Foto Kaloian Santos Cabrera
Nosotros nos venimos organizando con una red cooperación, nos pasamos información sobre qué comedores cerraron, dónde se reparten viandas, dónde se reciben donaciones. Estamos trabajando en conjunto con la Iglesia San Juan Evangelista, Camioneritos, los trabajadores de la salud, los maestros de escuela. Alrededor de 700 personas vienen a los comedores de día y de noche. Hay mucha solidaridad entre todos los vecinos, vecinas y organizaciones.
La relación con las fuerzas de seguridad depende del policía que te toque. Depende de la doctrina que le hayan bajado, que en general es mala, si abusa o no de su poder. Terminan parando a los vecinos que no andan boludeando. Hay alguno que sale a boludear pero hay mucha gente que no. Por ejemplo, pararon a nuestro compañero Maxi que tenía el permiso de la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular). Acá por lo menos no hubo tanto abuso como se vio en otras provincias, que los obligaban a hacer gimnasia, por ejemplo. Acá hay mucha gente que respeta la cuarentena. Es loco porque droga siguen vendiendo igual en el barrio pero la policía no te deja salir. Es raro el tema acá en La Boca. Siempre hay dos, tres, cuatro ratis que hinchan las bolas para que la gente vaya a su casa.
Con respecto a la situación sanitaria, hay más de 40 casos de dengue. Antes de la cuarentena queríamos hacer un deschatarreo pero terminamos respetando el aislamiento. Hay más casos de dengue que de coronavirus, que se agregó ahora como problemática. La verdad es que no tenemos todo lo que necesitamos y hacemos lo que podemos en materia de salud. Organizamos campañas para protegernos del dengue y del coronavirus.
Esto se mezcla con la situación de que el gobierno nos pasó comida que repartimos en las cooperativas. Ya la segunda semana de la cuarentena había poca comida y empezamos a entregar tapers de día y de noche y la verdad que hay escasez porque los permisos para los fletes no están, la mercadería desde provincia todavía no llegó y el Gobierno de la Ciudad descarga dos veces por semana la mercadería. El viernes nos mandaron 6 kilos de carne podrida, no encaran este problema con seriedad para ayudar a los sectores más humildes en este barrio. Hay escasez de alimento. Se viene viendo desde antes de la cuarentena, por la crisis económica. Los precios de la comida están muy altos y la gente prefiere retirar productos de Me.Co.Po. (Mercado de Consumo Popular) y llevarse un taper para comer, es una preocupación más grande que el coronavirus.
El Estado en La Boca no da respuestas. El otro día hubo una pelea entre vecinos que se denunciaron y la guardia de auxilio, los bomberos, como cinco patrulleros de la policía vinieron, todos con barbijo, y sacaron a toda la gente a la calle. No aplicaron ningún protocolo de nada, dejaron a todos en la calle en plena pandemia. Como no hay lugar en paradores de la Ciudad ni subsidios habitacionales, prefirieron levantar la clausura y los vecinos entraron de vuelta.
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