Qué pasa en Chile con el coronavirus. Tres organizaciones sociales hablan sobre el autocuidado, la protección económica que tiene que llegar desde el Ejecutivo y las diversas formas de mantener vivo el espíritu del estallido en tiempos de crisis sanitaria. Para el pueblo, #CuarentenaTotalConDignidad.
Por Carlos Jara / Foto: Eva Chevallier – 8M 2020
Una convulsionada semana en lo sanitario pareció sentenciar el proceso iniciado con el denominado “estallido social”. O, al menos, poner una importante pausa en su avance. Pero las propuestas y demandas siguen ahí, a la espera de superar la emergencia desatada por el COVID-19.
Ante la actual crisis, y a exactamente veinte días de que el primer caso de coronavirus fuera descubierto en Chile, El Desconcierto habló con representantes de la Coordinadora 8M, la Aces y el Colegio de Profesores, recogiendo sus nuevas estrategias y propuestas ante el cambiante e incierto escenario.
El presidente del Magisterio, Mario Aguilar, comienza el diagnóstico de la situación afirmando que “evidentemente en un sistema de salud como el nuestro, mercantilizado, donde el tema negocio es lo principal, los más afectados por una expansión masiva del coronavirus, serán los más pobres“.
En ese sentido, el Colegio de Profesores, al alero del Bloque Sindical de Unidad Social, ha propuesto una carta de navegación que apunta a acelerar las medidas tendientes a proteger a la población en lo sanitario, y a presionar al gobierno para que refuerce las medidas de protección económica y laboral.
“Lo primero es obligarlos a tomar las medidas que correspondan para que se enfrente adecuadamente esta crisis. El gobierno está mostrando inquietantes signos de lentitud en sus reacciones, de negligencia”, indicó al respecto Aguilar.
En la práctica, esto se ha traducido en llamados a la huelga, en exigencias de reducción de cobros, y de protección financiera para los trabajadores informales, entre otras demandas.
Pero además, para el dirigente “esta crisis es también una oportunidad para que el movimiento fortalezca su capacidad de autogestión, de auto cuidarse, de apoyarnos y no estar dependiendo de la élite, de los gobiernos, que han mostrado más negligencia que capacidad”.
El pueblo cuida al pueblo
El de Aguilar es un enfoque que comparten en la Coordinadora 8M, desde donde elaboraron un “Plan de emergencia feminista” para la contingencia, en el que proponen una serie de prácticas que la población puede adoptar sin pasar por las autoridades, como “realizar catastros de la población en riesgo y/o de las personas sin redes, para organizar colectivamente el cuidado y apoyo comunitario que éstas puedan necesitar (…) organizar comunitariamente equipos de cuidados para niñas, niñes y niños, en especial cuando sus padres o madres tienen que trabajar”, y “realizar catastros de técnicas/es/os y profesionales de la salud que puedan apoyar en la auto educación de la comunidad y manejo de la enfermedad”.
Javiera Manzi, vocera de 8M, explicó que al igual que el Magisterio, lo que pretenden es dar “continuidad al contexto de revuelta“, con un nuevo enfoque, que incluya la protección de los ciudadanos, y la presión sobre el gobierno.
Bajo la consigna “nuestro cuidado sobre su ganancia”, la Coordinadora ha estado promoviendo cacerolazos a las 21 horas desde que se inició el toque de queda, tuitazos masivos con el hashtag #CuarentenaTotalConDignidad, y las ya mencionadas acciones de auto cuidado entre la población.
En ese sentido, uno de los enfoques de 8M ha estado puesto en la violencia de género, que si bien existe durante todo el año, puede verse acentuada en situaciones de cuarentena. En esa línea, la Coordinadora exige un mecanismo de denuncia en línea y el otorgamiento de medidas cautelares a través del mismo medio, un aumento presupuestario para la atención remota especializada en violencia de género y para las Casas de Acogida, y el pago de licencias médicas a las trabajadoras que estén siendo víctimas de VIF en el contexto de emergencia.
Asimismo, desde la Coordinadora, al igual que desde el Magisterio, han planteado la opción de la Huelga por la Vida, ante las condiciones de inseguridad en las que miles de trabajadoras y trabajadores deben desempeñarse.
“Una salud para ricos y otra para pobres”
Eso es lo que denuncian desde la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), desde donde también han elaborado sus propios contenidos para este contexto especial.
Su vocera, Isidora Godoy, explicó que desde su perspectiva el coronavirus “es una amenaza para el pueblo realmente, ya que es la gente pobre la que tiene que ir a los hospitales que están colapsando y que no tienen los insumos necesarios para poder sobrellevar la crisis”.
En ese sentido, para la vocera “esta crisis no empieza con el coronavirus, comienza cuando existe una salud para ricos y otra para pobres, donde la gente se muere esperando en las listas de espera, por lo que nosotros vamos a ser los más afectados por el virus y se van a vislumbrar todas las diferencias de clase que existen en Chile”.
Frente a este diagnóstico, y en sintonía con lo que proponen otras organizaciones sociales, desde la Aces “hacemos el llamado a fortalecer la organización popular desde los territorios, llamamos a crear comités de salud, para poder educar sobre la prevención al virus dentro de nuestras comunidades y territorios, comités de apoyo para crear catastros de la población de riesgo, considerando los trabajadores cesantes, independientes o ambulantes que van a ser golpeados por esta crisis, comités de abastecimiento para organizar canastas de comida e insumos de salud creados por nosotros mismos para la población de riesgo”.
En tanto, respecto al movimiento social y la protesta, la Aces también plantea que “no dejaremos de manifestarnos y es tarea de todos y todas buscar formas seguras de hacerlo”.
“Todo esto para resolver las problemáticas que el gobierno no ha salido a responder. Si el gobierno no nos protege, seremos nosotros quiénes, una vez más, tendremos que tomar las medidas”, concluye Godoy, haciendo un llamado también a la huelga y a todas las acciones que le llamen la atención al gobierno sobre la situación de peligro en la que se encuentran los trabajadores a diario.
*nota originalmente publicada en El Desconcierto