
A fines de la semana pasada, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas trató el tema de la crisis en Siria, y las posibles acciones a tomar en ese país. Estados Unidos, con el apoyo firme de la Liga Árabe -convertida en un espacio para las monarquías autoritarias del golfo pérsico para buscar influenciar los cambios en la región- promovió una resolución llamando al ‘cambio de régimen’ en Siria. Sin embargo, con el poder de veto concedido por el escenario post 1945, tanto China como Rusia vetaron esa resolución, alegando que había otras formas de buscar soluciones a la crisis en Siria.
Rusia y China tienen dos razones para vetar ese tipo de resoluciones: por un lado son aliados de Siria, y en el caso de Rusia tiene su única base naval hacia el mediterráneo en las costas de ese país; por otro, tienen en claro el ejemplo de Libia, donde una resolución para el ‘derecho a proteger civiles’ derivó en bombardeo a mansalva para así sacar a Kadafi del poder.
El veto de estos dos países indignó al gobierno de Estados Unidos. Susan Rice, embajadora en la ONU, dijo que el veto ruso y chino le generaba “asco” y era una decisión “vergonzosa” para ese honorable Consejo. Recordemos que Rice fue, entre otras cosas, ferviente promotora del ‘bombardeo humanitario’ en Libia, y asesora para Asuntos de África de Clinton durante el genocidio en Rwanda, cuando EEUU no hizo absolutamente nada al respecto.
Pero la historia no sólo condena a Rice, sino al mismo gobierno estadounidense. Parece ser que es ‘deplorable’ el veto de otros miembros, pero el propio siempre es justificado. Y en vetos, EEUU tiene un prontuario extenso. Desde
Siguiendo su comportamiento dentro del Consejo de Seguridad es claro que a Estados Unidos le cabe muy bien el mote de ‘vetador serial’. En las últimas cuatro décadas, la actitud intransigente a negociaciones de ese gobierno, convirtió al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en especial con temas sensibles como Medio Oriente, en una vetocracia constante que obstruyó toda posibilidad de una decisión consensuada entre los miembros. Mirando el historial de EEUU, Macri puede sentirse un poco más acompañado.