“La China Vive en la lucha de las pibas”, con ese nombre se realizó una actividad cultural el 22 de diciembre pasado, a siete años del asesinato de Florencia “China” Cuellar.
Por Laura Salomé Canteros y Vivian Palmbaum
Cada año en diciembre se hace un festival que recuerda a la China Cuellar, emblema de lucha del “Ni Una Menos” en las cárceles. Es que un 23 de diciembre las compañeras de la China le avisaron a Alfredo, su papa, que algo había pasado con su hija presa en la cárcel de Ezeiza. ¿Será que su asesinato no termina de ser esclarecido porque las responsabilidades recaen en las fuerzas del Estado? Nada volvería a ser igual para Alfredo Cuellar que se convirtió en un luchador incansable para visibilizar las situaciones de violencia y maltrato cotidiano que sufren las mujeres y disidencias en contextos de encierro. Un dolor que se transformó en solidaridad y lucha que recoge las necesidades de quienes están detrás de los muros. Eso le valió amenazas hasta de muerte pero también que un reconocimiento en luchas de madres y padres contra la desigualdad y la violencia del Estado.
Este festival estuvo poblado de testimonios, lecturas, palabras, en una tarde calurosa en donde se sumaron el clima y las presencias que iban ocupando cada espacio del Centro Cultural Compamadres del Horizonte para compartir, solidarizarse y a participar. Con buffet solidario y donde se reunieron una gran cantidad de elementos no perecederos destinados a las personas privadas de libertad. Un encuentro donde no solo se le arrancaron palabras al dolor, sino donde fue posible reconocerse y compartir con otrxs que también acompañan y sostienen la lucha por los derechos de las personas privadas de su libertad.
“Yo se que hablar te va a servir, alivia” expresó Alfredo Cuellar al dirigirse a familiares de la Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil, que estaban presentes. Entonces escuchamos esas voces del dolor, de la pérdida, de la injusticia, de la vulneración continuada, pero que cuando se comparte y se pone en palabras produce alivio.
Al hijo del Bocha lo mato Prefectura cuando salió de festejar un cumple. Angélica Urquiza, es la mamá de Johnatan “Kiki” Lezcano, un chico de 17 años que luego de haber sido asesinado lo hicieron desaparecer, cuyo asesino, el cabo Veiga nunca fue condenado. Julia tiene un hijo detenido desde 2017 en la cárcel de Olmos con una causa armada, Grisel es la esposa de Hernán, asesinado en la cárcel. Leti, es la mamá de dos jóvenes que fueron asesinados por las fuerzas de seguridad, “mi hijo más grande murió en la cárcel de Rawson, a los seis meses la maldita policía mato al menor”. La lista de víctimas de las fuerzas de seguridad dentro y fuera del contexto de encierro es infinita y parece no detenerse.
Porque en las cárceles a pesar de las numerosas privaciones también se producen expresiones culturales, por eso se presentó la revista “Desatadas”, una publicación que está en vísperas de darle visibilidad a su tercera edición. Con escrituras de las personas privadas de su libertad, promovidas por un programa de docentes de la Facultad de Filosofía, UBA. “Una prisión preventiva puede durar un mes, un año o una eternidad”, comienza diciendo una presa en Carta a un Juez.”Esperás, esperás, esperás”…Y asi se pueden leer relatos breves, poesías y diversas creaciones que se producen en ese contexto.
Periodistas feministas
Estas situaciones son invisibilizadas y ocultadas y solo parecen conocerse cuando los medios de comunicación populares y alternativos los cuentan, porque los medios hegemónicos ocultan y la mayoría de las veces revictimiza.
Las periodistas feministas que le dan voz y visibilidad en estos medios también se expresaron en un comunicado “A siete años del asesinato de la China Cuellar *Las periodistas feministas decimos: “Ni Una Menos en las cárceles también”.
En Argentina, mujeres, lesbianas, travestis y trans en situación de encierro son asesinadas y sufren torturas que se agravan por su condición de género: violaciones, golpizas, requisas vejatorias y aislamientos extremos. El responsable es el Estado, personificado en los agentes del Servicio Penitenciario que cumplen funciones en los establecimientos donde se encuentran privadas de su libertad. En muchas historias, las presas conviven con sus hijes en condiciones inhumanas de encierro y están sometidas a un deficiente sistema de atención de la salud y enfermedades que por no tratarse terminan en muerte.
Las cárceles fueron construidas por y para varones siguiendo los lineamientos de la política criminal que no tiene en cuenta las condiciones específicas que requieren mujeres, lesbianas, travestis y trans como de las personas que se encuentran gestando, encarceladas junto a sus hijes o atravesando un tratamiento hormonal para adecuar su cuerpo al género con el que se autoperciben.
Como periodistas feministas tenemos la responsabilidad de visibilizar también esas voces. Porque cumplir una pena no es sinónimo de la muerte o la tortura sistemática.
Durante 2019 se incrementaron las denuncias de violencia dentro del contexto de encierro. Sin embargo, la información oficial sobre el estado de las cárceles y la situación en la que se encuentran las personas privadas de su libertad en Argentina es limitada. Sin embargo, por los relatos que pocas veces suelen traspasar los muros de las prisiones, sabemos que el número de mujeres, disidencias, racializadas y migrantes en cárceles aumenta; lo que no deja lugar a dudas de que se trata de víctimas de una demagogia punitiva que condena a las más empobrecidas.
Por eso, y para abortar la indiferencia decimos “abajo los muros de las prisiones”. Que el grito “Ni Una Menos”, que se escucha en las calles también resuene dentro de las cárceles. Para que no nos maltraten, hostiguen, manipulen, coarten nuestras libertades nunca más. Porque el silencio y la complicidad con las torturas y la muerte no es nuestro idioma. La China, ¡vive!
Analizar una huelga histórica
Silvio es abogado y transitó toda su trayectoria educativa en una cárcel. Estuvo en la actividad de conmemoración de “la China” contando específicamente sobre la huelga que comenzó el pasado 5 de diciembre y que unió la voz de más de 6 mil personas privadas de su libertad en varias cárceles del país.
“Con el Servicio Penitenciario Federal, SPF, hay una relación de poder y hay que poder denunciarlo”, afirmó, “la idea se fue instalando y se empezó a hablar de una protesta. Entonces, si el mismo sistema admite que se está en una crisis humanitaria, solo había que encender la mecha, empezar y darle un rumbo”, agregó. Esto fue lo que llevó a familiares a manifestarse en los Tribunales y en la provincia de Buenos Aires, en el Ministerio de Justicia y en la Gobernación.
“Con compañeros liberados decidimos acompañar la huelga”, contó Silvio, “eso nos permitiría constituir una mesa de diálogo con autoridades del Estado no solo provincial sino también nacional”. Es que Mendoza, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires cuentan con casi el 80% de la población carcelaria del país. Y para algunos análisis, la problemática tiene que ver con medidas que se tomaron en el Congreso de la Nación como las “Leyes Blumberg” y de estupefacientes, definiciones institucionales que causaron la inflación punitiva.
Para Silvio los objetivos son claros: “Poner en agenda política una problemática estructural, que se cambie el paradigma del SPF y el sistema punitivo y que se brinde contención a quienes transitan el encierro para que no tengan como única alternativa el verse enredados en el delito o las drogas”. Para el abogado, esta lucha por mejores condiciones de vida, es una deuda que tienen todos los partidos y la sociedad.
Hace siete años Florencia “China” Cuellar por última vez fue víctima de un sistema que llena las cárceles de personas pobres, luego de ser condenada a tratos inhumanos y a la falta de derechos, porque se atrevía a levantar la voz para denunciar las injusticias que en ese contexto de crueldad se padecen. Hoy La China se convirtió en un símbolo de lucha.
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