A diez días del inicio del carnaval, el clima en la provincia de Bahia, Brasil, no es de fiesta. Desde el 31 de enero, la Policía Militar está en huelga por mejoras salariales. Una reunión, el 7 de febrero, entre huelguistas y el gobierno provincial terminó sin acuerdo.
Según informaciones de la Secretaría de Seguridad Pública, un tercio de los 31 mil policías militares en Bahia están paralizados. Ellos exigen la incorporación de un plus al sueldo, que está prevista por ley, pero no es aplicada. Además piden la regularización del pago de otros beneficios.
El 7 de febrero, representantes de la Policía y del Gobierno se reunieron para negociar por primera vez desde el inicio de la huelga. Hasta entonces, el gobernador de la provincia, Jacques Wagner, del Partido de los Trabajadores (PT), mantenía la posición de no negociar y culpaba a la Policía Militar por el aumento de la criminalidad en las últimas semanas, acusándolos no solamente de haber abandonado sus puestos de trabajo sino también de estar detrás de muchos de los crímenes. Entre el 31 de enero y la mañana de 6 de febrero habían sido contabilizados 101 homicidios en la provincia, 96 de ellos en la capital y el conurbano.
Sin embargo, la reunión -de 7 horas- terminó en un impase. “Oh, oh, oh, el carnaval terminó”, gritaban los policías en la salida. El gobierno ofreció un aumento de 6,5%, que fue rechazado por los huelguistas. El gobernador del Estado afirmó que la provincia no tiene condiciones fiscales para atender a la reivindicación ahora, pero que es posible pensar en una incorporación progresiva del plus hacia 2015. Un punto de acuerdo fue la amnistía a los policías que participan de la movilización para que no sufran sanciones. La sanción a los que ya tienen prisión decretada y a los que cometan crímenes comunes, como la quema de colectivos, no fue aceptada. El gobernador, sin embargo, exigió que los policías abandonen la Legislatura y vuelvan al trabajo.
Ocupación
Desde la semana pasada, los huelguistas ocupan el edificio de la Legislatura de la provincia, en la capital, Salvador, como forma de presión. El gobernador de la provincia pidió ayuda al gobierno federal y fue atendido: desde el 3 de febrero, las fuerzas nacionales pasaron a ser responsables de la seguridad en la provincia y cercaron la Legislatura. Hubo enfrentamientos cuando un grupo de policías intentó entrar al edificio y fue reprimidos por balas de goma y bombas de gas lacrimógeno.
“Por determinación de la presidenta de la República, Dilma Rousseff, la Fuerza Aérea Brasileña transportará, en la noche de este jueves [2 de febrero], a 1.250 militares para Salvador, Bahia, con el objetivo de mantener el ambiente seguro y estable debido a la paralización de la Policía Militar del Estado”, informa la nota del Ministerio de la Defensa que autoriza la intervención del Ejército.
El ejecutivo garantizó que se responsabilizará por la seguridad en la provincia durante la fiesta de carnaval. Salvador tiene uno de los carnavales más populares del país, junto con las ciudades de Rio de Janeiro y Recife.
No es la primera vez que la Policía Militar hace una huelga desde el inicio del gobierno de Dilma Rousseff. Hubo paralizaciones en las provincias de Piauí, Maranhão, Ceará, Paraíba y Rondônia. Se especula que las movilizaciones, en realidad, son una forma de presionar al Congreso por la votación de una enmienda constitucional que establece un piso salarial para todas las policías militares del país. El proyecto aguarda votación hace más de 3 años.