En ocasión del 25 de noviembre, en Panajachel, Sololá, Guatemala, se realizó una caminata para recordar a las más de 500 mujeres asesinadas en 2019, contra los crímenes de odio y contra la violencia sexual. Unidas para la transformación de nuestras realidades desde el amor, el cuidado y la autonomía de nuestros cuerpos.
Texto y fotos por Florencia Goldsman desde Panajachel*
“Pana-ja-chel no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, cantaban unas aproximadamente 100 mujeres de todas las edades, diversos orígenes e idiomas, en una marcha este 25 de noviembre en Panajachel, Sololá. Son las primeras manifestaciones que denuncian con fuerza, así como sucedió este mismo año con el 8 de marzo, y en las que se ven personas de todas las edades auto-convocadas, animándose a nombrar-se feministas y denunciar las violaciones sexuales y los feminicidios que forman parte de la vida cotidiana en la cuenca de Atitlán.
La convocatoria la realizaron una multiplicidad de organizaciones que trabajan con perspectiva de género en el Lago y que cuentan con diversas trayectorias relacionadas con la violencia hacia las mujeres y personas de orientaciones diversas. En el volante de difusión se podía ver que convocaban: CDI Semilla, Red Musovi, PAMI, Days for Girls, MAGA y Colectiva Xocomilas, con apoyos de la Secretaría de la Mujer de la Municipalidad de Panajachel.
La caminata salió desde el parque y se extendió por la avenida de los Árboles hasta la calle Santander, calle Los Tigres, Rancho Grande y culminó en la playa Los Salpores con un discurso homenaje a las 56 niñas afectadas por el incendio en el Hogar Virgen de la Asunción en 2017, que apagando la vida de 41 niñas y adolescentes, aún el caso sigue impune. También se recordó el crimen de odio reciente de Jaime Can (22) ocurrido en el bario de Jucanyá y se encendieron velas por la memoria de Silda Sarat Lux (26) quien fuera violada antes de ser asesinada, y cuyo cuerpo fue encontrado en las orillas del Lago “más hermoso del mundo”.
La colectiva Xocomilas, compuesta por mujeres de diversos países que residen en el lago, dio cierre a la jornada con un mensaje contundente, relativo a las razones que reunieron a las pobladoras del Lago este 25N:
Porque aquí en Sololá, nos enfrentamos a una red de violadores entre los que se encuentran doctores y entrenadores que drogan y abusan violentamente de mujeres…
Porque es indignante ver cómo las mujeres que han sido violadas por esta red criminal buscan justicia y les es negada. Pero además son cuestionadas por unas instituciones locales que deberían protegerlas…
Porque nos llena de rabia que más de 500 mujeres hayan sido asesinadas de forma violenta en lo que va de año a nivel nacional…
Porque es escalofriante que más de 3 mil niñas menores de 14 años hayan sido violadas y obligadas a ser madres este 2019…
Porque somos testigas de discursos y crímenes de odio contra jóvenes diversos en nuestra comunidad…
Porque no podemos caminar solas en Panajachel sin miedo a que nos acosen, nos violenten, nos persigan y/o nos desaparezcan…
Porque sufrimos violencia en nuestras casas, en nuestros espacios colectivos y en nuestras organizaciones…
Los reclamos son urgentes, inclusivos, se gritan a viva voz. Las manifestantes del 25N en Panajachel exigieron a las instituciones nacionales y locales que tomen responsabilidad sobre la violencia que se ejerce sobre los cuerpos de las mujeres y personas LGBTI+ y activen los mecanismos necesarios para enfrentarla y erradicar todos los tipos de violencia.
Una marcha cuyos carteles se reflejaron en las manifestaciones en toda Latinoamérica que señalan la violencia extrema que se vive hoy en la región, decían “Más de 500 mujeres asesinadas en 2019”, “No Violarás” y “Disculpen las molestias, nos están golpeando, secuestrando, violando, matando”. En un contexto de avanzada por parte de actores anti-derechos, fundamentalistas, extractivistas y represivos, la caminata intentó visibilizar la fuerza de las agrupaciones de mujeres feministas y las de la diversidad sexual. Unidas para abrir paso a la transformación colectiva de nuestras realidades desde el amor, el cuidado y la autonomía de nuestros cuerpos.
*originalmente publicado en La Cuerda