Por Facundo S. Merlán Rey. La Renga despidió el año en la localidad bonaerense de Navarro. En un recital donde la concurrencia fue superior a la cantidad de habitantes del lugar, la banda de Mataderos celebró sus 25 años repasando su obra con poder y emoción.
Hace ya 25 años que Gustavo “Chizzo” Nápoli junto a los hermanos Jorge “Tanque” Iglesias y Gabriel “Tete” Iglesias comenzaban a darle forma a una de las bandas más importantes de la historia de nuestro rock. De aquellas primeras presentaciones de La Renga en el under porteño han pasado 8 discos de estudio, 2 en vivo y 3 Dvd’s, además de los miles de recitales en los lugares más recónditos del país y de Latinoamérica.
Este sábado, el lugar elegido fue Navarro, una ciudad de 13.000 habitantes ubicada a pocos kilómetros de Cañuelas, en la provincia de Buenos Aires. Fue en el Velódromo Municipal donde se montó el escenario galáctico del que salió el sonido limpio y contundente de una banda que ha mutado con éxito de aquellos primeros “rocanroles” a los acordes pesados de la actualidad.
Durante el día, el predio aledaño a la ubicación del escenario se dividió en los estacionamientos de los cientos de vehículos que iban llegando y los campings donde se alojaron miles y miles de personas de distintos puntos del país. El sol radiante acompañó con creces y la laguna que atravesaba el predio permitió que, quienes lo necesitaran, pudieran superar el calor sin problemas. Finalmente, desde las 18 se comenzó a dar la gran peregrinación hacia el lugar de la cita musical. Previo al show de La Renga, sonaron la banda local Virtual Fizz y la de Alejandro Medina (ex bajista de Manal, Pappo’s Blues, La pesada del Rock and Roll), la Medinight Band.
Pasadas las 21, las luces se apagaron por completo, las pantallas proyectaron una animación en la que un tren llegaba a la estación de Navarro y dejaba explotar los primeros acordes de “La Furia de la Bestia Rock”. Luego del tema perteneciente al último disco, sonó el que expresa en cada letra la forma en que la banda se manejó a lo largo de estos 25 años: “Tripa y corazón”, haciendo delirar a las miles y miles de gargantas que al segundo tema ya mostraban inicios de afonía.
Luego vino una seguidilla acorde al arranque potente de la mano de “Las cosas que hace”, “El twist del pibe”, “Motoralmaisangre” y “Montaña Roja”. Después de uno de los mejores temas de Truenotierra, vino uno de los momentos emotivos de la noche cuando, con una distorsión más podrida que en aquellos primeros años, la guitarra de Chizzo dejó salir los primeros acordes de “Cortala y olvidala”, un clásico del segundo disco de la banda, Adónde me lleva la vida.
A continuación, el público vibró con “Bien alto”, para presentar a “Nacho” Smilari, partícipe de toda la gira de presentación de su último disco, Algún Rayo. Con él sonó el tema que mejor define el sonido actual de la banda, “Poder”, y un cover de uno de los grupos más influyentes de nuestra historia -que integrara Smilari a principio de los ’70-, Vox Dei.
“Total qué” fue el tema elegido, para emocionar a los viejos rockeros presentes. Acto seguido vinieron el tema que le da el nombre al último disco, “Algún Rayo” y el corte del mismo, “Canibalismo galáctico”, cuyo nombre expresa con claridad la contundente combinación entre una melodía potente y una letra concreta, con un mensaje directo sobre la realidad. Así cerraron la participación de su último trabajo en el recital y dieron comienzo a un repaso por toda la historia, que continuó hasta el final.
El tema elegido para arrancar la mitad final del show fue “En el baldío”. “Un tema lento, que no hacemos hace mucho”, dijo Chizzo, y dejó caer ante todos los presentes la paz de “El cielo del desengaño”. La historia continuó con la fuerza de “Hielasangre”, “El mambo de la botella”, “El Rey de la triste felicidad” y “Oportunidad oportuna”, tema contenedor de la frase “Vamos loco no me digas que aún no pegaste el pasaje…” que adornó la entrada al show. Para la siguiente canción se dio la presentación de un nuevo invitado: Fabián “Fachi” Crea, ex guitarrista de Viejas Locas, con quien sonó “Arte Infernal”. Y a continuación, con la incorporación de los vientos encabezados por el “cuarto rengo” Manu Varela, la banda se calzó el traje de mariachis heavy metal para dar paso a “Psilocybe mexicana”.
Chizzo ajustó las clavijas, y la emoción resurgió una vez más entre la gente. En un mix entre la versión en vivo de “Bailando en una pata” y la versión en estudio de “Despedazado por mil partes”, se hizo presente “El viento que todo empuja”. Luego, el cantante hizo mención a la lucha que llevan adelante los Mapuches por sus tierras y les dedicó “Lo frágil de la locura”, que relata la naturaleza de las comunidades originarias y el perjuicio que les genera el avance y el desprecio de las grandes ciudades.
El vocalista oriundo de Mataderos había advertido al principio del recital que “estamos por cumplir 25 años y este es el festejo”. Así fue que en una especie de brindis musical “porque después de 25 años seguimos siendo los mismos de siempre” dejaron sonar otro clásico de antaño: “Somos los mismos de siempre”, canción que encabeza el primer disco. El final se aproximaba y la obra elegida para continuar fue el corte del disco “Detonador de sueños”, “La razón que te demora”, y el amago de cierre con “El final es en donde partí”.
Luego de unos minutos de ausencia, Chizzo, Tete y Tanque regresaron a sus posiciones para hacer los bises finales. A tres bajos, con Beto Ceriotti de Almafuerte y Alejandro Medina como invitados, el suelo de Navarro vibró con “Panic Show”. Luego vino el corte del disco “Truenotierra”, el optimista “Oscuro diamante”, que antecedió al final real.
Tras 29 temas donde repasaron cada momento de su historia, La Renga se despidió como le gusta, como lo sienten sus seguidores en cada show a lo largo y ancho de Latinoamérica y de la forma que mejor expresa su mensaje y su forma de manejarse desde, hace ya, 25 años: “Hablando de la Libertad”.