Al igual que cualquier exilio, el puerperio pareciera un destierro de cada mujer-madre a sus propios confines, un lugar del que la vuelta suele ser extremadamente dolorosa.
Por Julieta Santos
La serie No sé cómo volver, escrita y dirigida por Silvina Estévez, instala preguntas estratégicas sobre esta experiencia: uno de los temas más postergados en la vida de las mujeres y los cuerpos gestantes que maternan. La puesta artística se mete a fondo en sus diferentes dimensiones (política, social, médica, psíquica, etc.), sin rodeos ni edulcorantes. Para eso, pone en diálogo las historias ficcionales con entrevistas a especialistas, referentes y profesionales vinculadas/os al vasto campo de “la cosa materno-infantil”. En esta nota, compartimos una breve entrevista a la autora y directora de esta producción.
Existe una infinidad de temas relacionados con la vida de las mujeres que podrían ficcionarse para ser llevados a la pantalla. ¿Por qué elegiste el puerperio?
En un primer momento se dio de modo inconsciente. Soy la mayor de cuatro hermanes y de alguna u otra manera fui una testigo activa durante los puerperios de mi madre. Ella trabajaba mucho dentro y fuera de la casa, recaían sobre su cuerpo los mandatos de hace 25 años y yo debía colaborar con la crianza. Eso me marcó y me generó una imagen de injusticia. Una imagen cargada de ausencias, de ausencias de contención concretas y de ausencias en términos de derechos durante esta etapa de la vida de mi madre.
Creo que una mujer durante su puerperio en el contexto actual latinoamericano, aun teniendo “la situación ideal” de haberlo deseado, de estar en una pareja continente, de tener un trabajo formal, etc., se encuentra aun así, muy posiblemente vulnerabilizada desde lo económico, lo simbólico, lo social, y podría seguir. Operan sobre esta etapa una enorme cantidad de mandatos, falta de derechos y condicionamientos.
¿Cómo fue el proceso para armar el guión de la serie? ¿Qué expectativas están dando vueltas en el equipo de trabajo?
¡Ufff! Iniciamos el proyecto con un cortometraje que fue estrenado en el BAFICI, llamado AMA. Ahí recibimos muy buenos comentarios sobre lo que significaba ver un puerperio real en la pantalla grande. Luego, escribimos con Brenda Howlin un documental que estrenaremos en diciembre en el Festival Internacional de La Habana. Después vino la serie. En el medio, hablamos con más de 100 mujeres y unos 20 especialistas; crecimos, nos interpelamos a nosotras mismas en cada reunión. Hablamos con Julieta Saulo, Ofelia Fernández, Violeta Osorio, Francisco Sarraceno, Vangi Bustos, Fernanda Meques, Ingrid Beck, Florencia Freijo, Evangelina Cueto, Cecilia Ousset, Cecilia Zerbo, Claudia Alonso, entre otres. Nos encantaría tener la posibilidad de hacer una segunda temporada de No sé cómo volver.
La verdad, si una sola mujer se siente acompañada por nosotras a través de la pantalla, ¡yo ya gane! (risas). La serie está teniendo excelentes repercusiones, en diciembre se estrena en el canal de Un3 gratis para todos y todas. Me gustaría que llegue a la TV Pública y sobre todo a hogares donde no se han preguntado todo esto.
Es muy importante que el Estado y sus instituciones se pongan proyectos como éste al hombro. En términos de investigación, de extensión, de formación, y por supuesto de financiamiento y divulgación. ¿Qué significa para vos que el INCAA y la Universidad Nacional de Tres de Febrero, apuesten a esta miniserie?
En este caso el financiamiento vino por parte del INCAA y la UNTREF colaboró en la postproducción. Creo que a ambas instituciones les interesó el proyecto por su temática. Pero respecto a la investigación y la formación, también creo que se están dando casos donde las instituciones educativas promueven estos espacios con perspectiva de género. Y espero que esto vaya en aumento, porque la perspectiva de género es una nueva variable a cruzar y una deuda de las ciencias sociales.
El nombre de la serie es fabuloso por todo lo que puede representar: una afirmación, un pedido de ayuda, una demanda, hasta expresa un deseo –no volver más–. Y como sabemos que detrás de las buenas cosas suele haber grandes historias, nos gustaría que nos cuentes, ¿de dónde salió el título “No sé cómo volver”?
Me encanta esta reflexión sobre el título de la serie, de alguna manera sentía todo esto, pero no lo habíamos puesto en palabras. El titulo surgió escribiendo un documental previo a esta serie, sobre la misma temática. Estábamos en etapa de investigación con la productora de nuestro documental y con la co-guionista y pensamos, ¿qué es lo que exige la sociedad de nosotras una vez que cumplimos con el mandato de la maternidad? Nos exige volver. ¿Volver a dónde? A “lo normal”, a normalizarnos lo antes posible para seguir disponibles y funcionales al mercado laboral, a las demandas del entorno, a “nuestro peso” y a nuestros cuerpos antes de parir.
Todas esas cuestiones, son funcionales a que sigan vivos y rigiendo nuestras vidas el patriarcado y el capitalismo (no vaya a ser que una de nosotras, por obra de ser testigos del milagro de la naturaleza sobre nosotras mismas, se nos revelen nuestros poderes y conectemos con nuestras propias necesidades y deseos, con las necesidades de la vida de la cría y eso haga que cambien nuestras prioridades y nuestros paradigmas, para que por último vayamos a despertar). Y entonces, automáticamente pensamos que “volver”, era esa palabra difícil y oscura que buscábamos, esta exigencia. Y lo cierto es que no se sabe cómo, no hay una formula, de hecho no sabemos si es posible.
¿En qué horizonte político, en qué lucha o búsqueda personal se inscribe este trabajo?
Esta serie y todos mis trabajos como guionista, directora y productora, se inscriben en la lucha por la justicia social y por la poesía. Mi formación en Sociología se combina con mi formación audiovisual y mi experiencia de vida. Se inscribe en la lucha feminista por supuesto, en la lucha por un mundo más equitativo y bello (en el sentido filosófico de la palabra).
Una pregunta obvia, pero necesaria: si tuvieras que explicar las 3 o 4 ideas centrales de “No sé cómo volver”, ¿qué dirías?
NSCV es una serie que da cuenta de la violencia que se ejerce sobre los cuerpos de las biomujeres en un momento particular de sus vidas, poniendo su énfasis en la violencia simbólica y en la falta de derechos que se ven aún más explícitos cuando nuestros cuerpos ejercen la función reproductiva y a la vez intentan cumplir con el resto de los mandatos que recaen sobre nosotras. Pero también la serie habla de adopción, violencia de género, aborto, vínculos, sororidad y, claro, de feminismo.