Una entrevista con Ninoska Pailakura, de la Coordinadora de Justicia por Macarena Valdés. Defensora del territorio, Valdés fue asesinada hace tres años en su comunidad, en Chile. Palabras que buscan justicia y buscan tejer redes.
Por Nadia Fink y Camila Parodi | Foto: Nadia Petrizzo
Ninoska Pailalakura es parte de la Coordinadora de Justicia por Macarena Valdés, en Chile. Yudy Macarena Valdés Muñoz fue encontrada ahorcada el 22 de agosto de 2016 en su casa de la comunidad mapuche Newen.
Si bien la fiscalía lo calificó de suicidio, desde un principio su compañero, Rubén, y la Coordinadora dijeron que había sido asesinada. Así lo detalla Pailakura durante el Primer Encuentro de Trabajadoras de la Tierra que se llevó adelante en La Plata: “Ella era un activista, madre de cuatro niños, compañera, hermana… Y fue asesinada en el marco del conflicto con una empresa hidroeléctrica de capitales austríacos. Fue encontrada en su casa por su hijo de 11 años, a vista de su hijo de 1 año”.
Sobre la investigación que sigue llevándose adelante después de más de tres años, detalla: “Tres veces se quiso cerrar la investigación, pero seguimos con peritajes, pagados por la familia y amigos, y en agosto pasado el informe del forense británico John Clark demuestra que no fue suicidio, que hubo participación de terceros. Por ejemplo, se encontró un ADN también ahora en la cuerda de la que colgaron a Macarena, un ADN diferente al de ella, también de sexo femenino. No sabemos si esto es para desarticular toda la organización que tenemos como mujeres, que apoyamos la causa, pero estamos creyendo que es favorable para la investigación”.
Pailakura cree que el mensaje fue muy claro de parte de los dueños de la hidroeléctrica, los mismos que quieren adueñarse de las tierras y los ríos: “Se encontraron marcas de dedos en el cuello, eso demuestra que ella trató de sacarse la cuerda, que ella luchó para poder vivir. Creemos que también es un ‘mensaje’ el que ella luchó para vivir. Ella defendía el territorio, defendía el río, defendía la vida, quería darles una mejor vida a sus hijos. Y también hay un hostigamiento que se vive en la comunidad todo el tiempo: a nuestras mujeres de la comunidad las llaman por teléfono diciéndoles que les van a quemar la casa, nos siguen en la calle, hay gente que ni siquiera sabemos quién es. Estamos pidiendo también que el Estado chileno se haga parte de esto, y que cumpla con la palabra de que iban a apoyar la investigación sobre la muerte de Macarena”.
– En ese mismo sentido, venimos viendo en estos años con el asesinato de Berta Cáceres, y también en Centroamérica, en Colombia… en todos los lugares son las mujeres las que defienden el territorio y la comunidad, ¿cómo lo ven ustedes desde Chile y en particular con Macarena?
Macarena también luchaba con las mujeres de la comunidad y yo creo que es una estrategia también para desarticularnos, como en el caso de Berta con su hija también, para someternos, y para difundir miedo más que nada.
-¿Y cómo continúan en esa comunidad, además del reclamo de justicia?
Ahora continuamos, son dos procesos que van en paralelo, también un poco unidos. Estamos también en el tema de la investigación e hicimos una querella en contra de la empresa para sacarla, porque usurpó 8 hectáreas de la comunidad y ocupó el río en 8 kilómetros, esto sin ninguna firma, sin comentar nada. Están trabajando sin estudio de impacto ambiental, entonces llevamos dos luchas que van juntas. Fue un gran vacío para las mujeres que están ahí el hecho de perder una compañera, pero seguimos de pie y con más dignidad que nunca, con la frente bien en alto; hasta adelante vamos, hasta que la dignidad se haga costumbre.
-Antes contabas que vivías en una casa rodeada por el bosque en lo alto de una montaña. ¿Cómo es un día en esa comunidad, en tu vida?
Es hermoso, te despiertas y te duermes escuchando el río. Es escuchar los pájaros, el viento que llega y te habla… Nosotros, como mapuches, sentimos eso, una energía linda, diferente; somos gente de la tierra. También yo creo que por eso estamos aquí, que vivimos para defenderla. Ruben, el compañero de Macarena, es orfebre, hace joyas de plata, y así puede ver crecer a sus hijos y cuidarlos también. Y yo también le ayudo haciendo un trabajo un poco maternal con los niños, y también apoyo la lucha. Es hermoso, y por eso lo defendemos tanto… Con el plan IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana) están destruyendo todo y también estamos tratando de oponernos a eso, pero la gente de ahí lo llama “progreso”, y nosotros lo vemos de otra manera.
-A la gente de la ciudad le cuesta imaginar una vida así porque no tiene tantas cosas hermosas de dónde agarrarse… ¿Cómo es la comunicación con las ciudades? ¿Están logrando generar ese impacto o la ciudad en Chile todavía no está teniendo esa lectura?
A partir del caso de Macarena y con el tema de la represa hidroeléctrica hemos recibido harto apoyo de gente de la ciudad. De hecho, las primeras que le creyeron a Rubén cuando dijo que a Macarena la habían matado fue una organización lesbofeminsta antirracista que hay en Chile. Entonces, nosotros les damos cabida a ellas y a mucha otra gente que va a apoyar, no sé cómo será en otras comunidades pero nosotros intercambiamos muy bien.
-¿Cómo estás viviendo este Encuentro y cuál es tu opinión, como mapuche, del pedido de cambio de nombre a Plurinacional?
Me parece genial porque estamos todas en ese nombre. Le comentaba a una compañera que una a veces se siente tan sola arriba de la montaña luchando de la mano de los hombres, que son como “los más fuertes”, que una se siente sola y dice ¿y las mujeres dónde están? Y una llega acá y se siente con tanta energía femenina que una piensa que por algo una está ahí donde está. Y tiene que salir para hacer más redes, para que la lucha siga siendo más unida.