El próximo 20 de octubre se llevarán a cabo las elecciones en Bolivia en donde el MAS, con Evo Morales al frente, buscará reelegirse para un nuevo periodo. Además de los conflictos y desafíos que la próxima elección en Bolivia representa para el proyecto del MAS, éstas tendrán la novedad de una mayor utilización del marketing político a través de redes sociales, que es un dato novedoso dentro del escenario electoral del país andino.
Por César Saravia
Esto viene motivado principalmente por un incremento en los últimos años del acceso al servicio de Internet. Según datos de la ATT, autoridad reguladora de las telecomunicaciones en Bolivia, de 2012 a 2017 la cobertura del servicio de internet mantuvo una tendencia creciente, superando desde hace unos años a otros servicios tradicionales como el móvil.
La Encuesta Nacional de Opinión sobre Tecnologías de la Información, realizada en 2016 por la ATT, reveló que el 67,5% de la población en Bolivia había tenido acceso a Internet en un periodo de 30 días, con los mayores porcentajes en los departamentos de Santa Cruz, principal centro comercial de Bolivia, y Tarija, al sur del país. En la Paz, el porcentaje estuvo por debajo del promedio nacional con un 60%.
La encuesta también muestra entre sus hallazgos que el 62% de quienes accedieron a Internet lo hicieron para consultar redes sociales, siendo Facebook (94%) y WhatsApp (91%) las más utilizadas, seguidas de Youtube (40%) y Twitter (17%). Ya el referéndum de 2016, en que el No (51,3%) a la continuidad de Evo se impuso por un 3% de diferencia al Sí (48,6%), quizás la principal derrota política de los últimos años para el MAS, las noticias en internet comenzaron a tener un amplio protagonismo, tal es así que el gobierno adjudicó la derrota a una intensa “campaña de difamación” y de “guerra sucia”.
La contienda electoral tuvo su punto de partida, al menos en términos mediáticos, precisamente en redes sociales, una vez que el principal candidato opositor, Carlos Mesa, anunciara en un video de 7 minutos en Youtube que se postulaba a la presidencia de Bolivia. En este video, Mesa llama a comenzar “un nuevo tiempo”. Acusa a Evo de aferrarse al poder y no a un proyecto y se posiciona como el candidato para romper el “continuismo”. Con este discurso, ya el principal candidato opositor esboza lo que será el concepto central de su campaña, una apelación a romper con los 13 años del MAS.
Un análisis de la conversación en Twitter hecho para el último mes, muestra que su campaña se centra principalmente alrededor de tres consignas, expresadas en los HT #EsAhoraONunca #UnaBoliviaMejor #YaEsDemasiado, siendo este último el que más conversación ha generado entre su seguidores. En las últimas semanas, además, Mesa apela al “voto útil” como mecanismo para superar la desventaja que le dan las encuestas y alcanzar un ballotage en donde apuesta a canalizar el voto “antiMAS”. En el contexto del incendio del Amazonas, la estrategia opositora se ha centrado en responsabilizar al gobierno de Morales, aprovechando el descontento y las críticas que desde diversos sectores llegan al gobierno por su política en relación a los bosques.
Por su parte, Evo buscará la reelección pese a la derrota en el referéndum y con el desafío de superar la caída en su imagen luego éste. La elección llega en un contexto económico favorable para el país, pero con un desgaste en el proyecto político del MAS. Evo Morales no ha sido históricamente un presidente muy activo en redes sociales. De hecho, su cuenta de Twitter fue abierta hace tres años, justo unos meses después de perder el referéndum en 2016. Hasta ese entonces, Evo llegó incluso a asegurar que las redes sociales eran contaminantes.
Lo cierto es que el reconocimiento del papel que jugaban las redes a la hora de difundir la información forzó al gobierno a implementar una estrategia digital. De hecho, si lo comparamos con otrxs presidentxs latinoamericanxs del ciclo progresista, la entrada de Evo al mundo digital es bastante tardía. Por ejemplo, Cristina Kirchner y Rafael Correa tienen cuentas de Twitter desde 2010. Nicolás Maduro, por su parte, tiene su cuenta abierta desde 2013. Otrxs referentes del progresismo latinoamericano, como Gustavo Petro (en Twitter desde 2009) y Dilma Rousseff (2010) también tienen una incursión anterior. Esto refuerza la tesis de que en Bolivia las redes sociales como escenario de la lucha política adquieren fuerza en los últimos años y son un dato novedoso de cara a esta elección.
Para 2018, Evo ya había abierto su cuenta en FB e Instagram, con lo que el MAS amplió su estrategia comunicacional en lo digital. La principal consigna en este sentido es la de apuntar a un proyecto continuidad, por ejemplo bajo el HT #FuturoSeguro en donde el candidato oficialista prioriza la visibilización de los logros de su gobierno, con una gira de inauguración y lanzamiento de proyectos de infraestructuras. El surgimiento de figuras más jóvenes como Andrónico Rodríguez y Adriana Salvatierra, como rostros referentes de un proceso de renovación en el MAS, son elementos a destacar, pues con esto el gobierno busca acercar al votante más joven.
Las Fake News, protagonistas
En la línea de lo que viene ocurriendo en otros procesos electorales de la región, las Fake News viralizadas a través de redes circulan cada vez con mayor intensidad. Aunque hay una tendencia a relacionar noticias falsas con internet, y en particular con redes sociales, lo cierto es que la tergiversación y reproducción de noticias falsas es bastante antigua. La diferencia quizás radica en que las redes han permitido masificar su alcance, y además, eliminar la necesidad de intermediación de los medios masivos para alcanzar llegar al público. Las noticias, muchas veces disfrazadas o con orígenes difusos han generado incluso la necesidad del periodismo y de las distintas militancias de llevar a cabo iniciativas que desmientan mucha de esta información.
La elección en Bolivia no ha estado exenta de este fenómeno y las noticias circulan de un lado hacia otro. Desde tuits falsos que tienen como fin ridiculizar a los candidatos, uso de noticias viejas, hasta noticias que plantean detenciones de opositores. Por ejemplo, el 3 de octubre, el candidato Mesa publicó en su cuenta de Facebook una noticia de El País que data desde 2017, en donde se informa que Evo Morales había hecho un viaje a Cuba con fines médicos. Mesa aprovechó esta noticia para criticar al sistema de salud nacional, pese al carácter descontextualizado de la misma.
Otro caso de noticias falsa fue la que circuló la cuenta de nombre Paola Sánchez, donde se aseguraba que el presidente del Comité Cívico de Potosí se encontraba desaparecido luego de que Evo ordenara su detención, noticia que fue desmentida por el portal Bolivia Verifica. La noticias falsas también afectaron a Mesa, mediante un montaje de audio donde el candidato supuestamente señalaba su interés de trasladar los poderes del Estado a la ciudad de Sucre. Estas y otras noticias han sido protagónicas y ya se vuelven cada vez más comunes en la disputa electoral. De momento, este fenómeno parece incontrolable y sus efectos negativos en la información ciudadana y la democracia ya es una preocupación.
El digital, otro territorio más para la disputa
Las redes generan en muchos sectores un particular entusiasmo, tanto así que muchos se ven en la tentación de reducir la política a éstas. No obstante, llevar la política al terreno de lo “hipermediático”, como lo llama Manuel Castells, tiene como principal problema que, al igual que lo que ocurre con el mundo del espectáculo, sostener un proyecto político sea más difícil por la poca organicidad de quienes adhieren a este. La reciente derrota de Mauricio Macri en las PASO, es un ejemplo de que el exceso de marketing político tiene sus límites cuando surgen sentidos que no descansan en lo “narrado”, como podrían ser los casos corrupción, sino en aspectos más cotidianos, como el de la crisis económica.
Del lado del progresismo y las izquierdas, todavía existe mucho prejuicio, al grado que muchas veces se cae en el error de explicar este fenómeno como mera “manipulación de masas”, ignorando que muchas de las ideas que refuerzan estas estrategias ya existen en las subjetividades de la sociedad. La discusión, entonces, no pasa tanto por si las redes llegaron para reemplazar otras formas de hacer política, sino más bien por el hecho de que las mismas son un escenario más de la lucha política y el desafío pasa por articularlas con proyectos políticos con una perspectiva territorial y estratégica.
El ciclo de elecciones presidenciales nos arroja una pista en Guatemala, donde la candidatura de Thelma Cabrera, por el MLP, herramienta electoral del CODECA, organización de base en Guatemala, logró con su estrategia electoral, alrededor de la consigna #YoElijoDignidad instalar entre votantes jóvenes la necesidad de construir un Estado Plurinacional en Guatemala, demanda histórica de los pueblos originarios en el país centroamericano. El MLP logró una histórica elección en, alcanzando un cuarto lugar, apenas 3 puntos por detrás del segundo. Esta experiencia mostró que es posible articular una construcción de base de más largo plazo con las tecnologías digitales, con el fin de interpelar a sectores más amplios. En lo que se refiere a redes sociales, todavía queda mucho por decir, pero la necesidad de generar más y mejores articulaciones es urgente. El debate, está abierto.