Con la participación de 500 mil mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en la marcha, finalizó el 34 Encuentro en La Plata. La demanda de que sea plurinacional y sin fronteras, eje de los debates en los talleres y las actividades culturales. El aborto legal, la mayor demanda. Próxima sede: San Luis.
Por Redacción Marcha / Foto: Julieta Lopresto y Nadia Petrizzo / Drone: Julianite
Durante este Encuentro hubo un debate que recorrió cada actividad donde nos organizábamos: que sea plurinacional. Una demanda exigida por las mujeres indígenas hace décadas pero re- energizada en forma urgente durante los intercambios en La Plata y que llegó al acto de clausura, en el Estadio Único, donde, una vez aclamada la próxima sede, San Luis, una integrante de la Comisión Organizadora afirmó que será “plurinacional” y de “mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries”. Un reconocimiento histórico.
La marcha de cierre fue el domingo y fue la más multitudinaria de la historia de La Plata y tuvo el pulso de reforzar una demanda que se repitió en todas las columnas de los más de 3 kilómetros colmados de pibas y disidencias: ¡aborto legal ya! A pesar de que desde algunos medios, sobre todo de los que se hicieron eco de las declaraciones del arzobispo de la ciudad, quisieron instalar que algunas de las que participaron no estábamos por la Ley, la columna de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito fue la más colmada. Pretendiendo ¿conciliar para dominar? el movimiento de cambio más poderoso y propositivo a nivel global.
Para el domingo al mediodía, la lluvia del día anterior había sido reemplazada por un sol intenso. La Plaza San Martín fue el centro neurálgico donde se iban encontrando las que salían de los talleres; las que se sentaban a comer algo comprado en alguno de los cientos de puestos, carnívoros y veganos; las que recorrían la peatonal feminista donde se podían comprar stickers, remeras, libros, recuerdos varios del aquelarre feminista. Por momentos había tantas personas que solo se podía caminar a paso muy lento y decidieron entregarse al vaivén de la multitud, bajo la omnipresencia del sol.
Desde el corazón de la plaza, otras multitudes se amontonaron en círculo para escuchar a las oradoras de la Asamblea de Feministas de Abya Yala, un espacio de debate de mujeres y disidencias de toda Latinoamérica que ya forma parte del folclore de las plazas encuentreras. Las voces corrían como ríos, entremezclando el agradecimiento a la tierra, los saludos en las antiguas lenguas mapuche, maya, quechua, entre otras. Las historias de vida con un sinfín de dolores, pero sobre todo, en pie de lucha.
El mensaje fue claro y contundente: el feminismo articula distintos procesos de resistencia a través de las identidades que son las que más padecen las consecuencias de este sistema. La negra, la indígena, la campesina, la travesti, la trans, la villera, la migrante o le no binarie, son algunos de los cuerpos que más padecen el odio, la discriminación, la invisibilización, y la precarización del trabajo. Así lo dijo Ketty Marcelo López, (de la Organización de Mujeres Indígenas, Andinas y Amazónicas, ONAMIAP de Perú) lo expresó con contundencia: “es difícil vivir en este cuerpo de discriminación”.
La Asamblea del Abya Yala estuvo atravesada por las noticias de los levantamientos campesinos, así como las represiones y asesinatos por parte del Estado en Ecuador. El país es un claro ejemplo de la confluencia de luchas que se fortalecen y vertebran a través del feminismo. Pero también de la violencia de la que son capaces los estados en la región. Sonaron los nombres de Marielle Franco, Macarena Valdés, Berta Cáceres, mujeres y disidencias que fueron asesinadas por defender sus identidades, sus cuerpos, sus territorios. Se tejieron alianzas también con experiencias de distintos lugares del mundo, como el de las mujeres de Kurdistán.
El feminismo tiene un rol clave en el cuidado de la tierra, en el sostén de lo colectivo y lo comunitario, en aunar y aprender de cada una de las experiencias que lleva cada cuerpo, cada identidad y cada territorio. El extractivismo, los modelos productivos que arrasan con la naturaleza, y la defensa de los territorios ancestrales, eran algunas de las demandas más importantes. Pero también, una vez más, la lucha por la legalización del aborto se hizo presente. Según una de las oradoras, el aborto no es una práctica nueva o urbana. Las mujeres indígenas, también abortan desde tiempos ancestrales. También lo hacen los animales cuando no hay alimentos, cuando no hay buenas condiciones para la vida en cualquiera de sus aspectos. “Nos declaramos en época de helada hasta que termine el patriarcado. No queremos parir.”, dijo Guzmán, enérgica. La lucha por el aborto en Argentina y la vitalidad del movimiento feminista es un faro para toda latinoamérica, una región a la que recorre un pañuelo verde.
Una de las voces más emocionantes fue la de la guatemalteca Lolita Chávez (Feminista Comunitaria, defensora territorial integrante del CPK, Consejo del Pueblo Maya K´ICHE´, de Ixim Ulew), que encendía a las presentes entre llantos, gritos y aplausos. “No somos esas indias brutas, esas indias ignorantes. Aprendan de estos feminismos porque hemos existido milenariamente, y porque hemos resistido milenariamente.”
La Asamblea fue la expresión más clara de un feminismo latinoamericano que lucha en simultáneo contra las opresiones de género, clase, raza o sexo. Que teje hilos conductores entre el deseo de los cuerpos y las necesidades de los pueblos. Que nos reconoce como identidades que no nos victimizamos por los padecimientos, sino que nos fortalecemos como cuerpos, grupos y comunidades en lucha. “Hemos tejido las trenzas de las opresiones. Pero tejemos también las trenzas de la resistencia. Nuestros cabellos pueden y deben ser tejidos de libertad”, dijo Jessica Corpas (feminismos negros, migrantes, FEC).
Con la memoria de nuestras ancestras y los pies en el barro, hacemos historia. Seguimos tejiendo encuentros plurinacionales, negros, villeros, campesinos, travestis, populares, cada año nos demostramos que sólo con esa diversidad rebelde y disidente tiramos este sistema partiarcal, colonial y capitalista. Nuestros cuerpos y resistencias sólo pueden pulsar hacia nuevas libertades para nuestra historia, no existe otro camino.
Compañeras, encuentreras, ¡nos vemos en San Luis!