La asunción de Axel Kicillof como ministro de Economía y de Jorge Capitanich como jefe de Gabinete, puso en el centro de la escena la discusión en materia económica. Qué medidas se plantean desde el gobierno, y que perspectiva se le busca dar. Nivel de reservas, regreso a los mercados, y aceleración de la devaluación, algunos de los ejes del nuevo equipo económico.
Consumada la vuelta de Cristina Kirchner y los cambios en el gabinete realizados el lunes pasado, que devolvieron al gobierno al centro de la escena política nacional, se hace necesario poner la mirada en lo que dejaron los primeros anuncios en materia económica por parte de el flamante ministro de Economía, Axel Kicillof, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, así como las posibles líneas de intervención en términos de política económica que se vendrán.
Con las internas dentro del equipo económico clausuradas tras las salidas de Marco del Pont, Hernán Lorenzino, y Guillermo Moreno, el nuevo ministro trabajará en tándem desde ahora con el jefe de Gabinete, quien adquirió un rol protagónico y será parte de todas las medidas que se decidan impulsar desde el área económica. Así lo dio a entender él propio Capitanich, al referirse al futuro de la economía: “Vamos a cumplir objetivos y metas del Gobierno, no vamos a hacer anuncios grandilocuentes”, y que entre los objetivos inmediatos del gobierno se encuentran “incrementar el flujo de divisas y reservas” y recrear un sistema de negociación con empresarios y sindicatos, en torno a niveles de ganancia y salarios.
Nuevo gabinete, nuevas medidas
La primera medida que decidió tomarse en materia económica por el nuevo equipo se trata de un impuesto a la adquisición de autos de alta gama, aviones y barcos para uso recreativo. En vías de reducir la sangría de reservas que enfrenta el Banco Central, se decidió gravar este tipo de compras de bienes. El jefe de Gabinete defendió la medida al afirmar que “es mucho más importante tener insumos esenciales para la cadena productiva que para comprar un auto lujoso que sólo satisface a una persona. En todo caso, deberá pagar más por ello”.
Este cambio significará que frente a un impuesto del 10% por el cual se gravaban los autos nafteros con precio de fábrica desde 150 mil pesos, ahora pasarán a gravarse los autos que superen los 170 mil pesos, con un impuesto del 50%. La medida alcanzará tanto a los autos que son fabricados en el país como a los importados.
Lo que se busca con este proyecto no es tanto una mayor recaudación en términos impositivos, sino ante todo desalentar la compra en un segmento del mercado, cuyo crecimiento viene aumentando año a año. Para el año 2012 las ventas de autos de alta gama se incrementaron un 37% en relación al año 2011, y para este año habrán crecido un 17% en comparación con el año pasado.
Decidida esta primera medida, desde el equipo económico del gobierno nacional decidieron avanzar en el diálogo con sectores empresariales y sindicales. Aquella decisión tomada por la presidenta, tras el adverso resultado en las PASO, de convocar a los principales representantes del sector empresarial y a las cúpulas de la dirigencia sindical, salió a flote nuevamente.
En la primer reunión mantenida con empresarios, desde el gobierno nacional se les exigió a los mismos para una próxima reunión el 22 de diciembre, la presentación del detalle de las cadenas de valor en el área productiva en que cada una se desempeña, así como proyectos para los cuales el gobierno puedan buscar financiamiento, tanto público como privado.
Por otro lado se discutió el relanzamiento del acuerdo de precios que en su momento llevó adelante el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Axel Kicillof sostuvo que es necesario conocer la estructura de costos para poder ver donde existen segmentos formadores de precios, y que terminan disparando la espiral inflacionaria.
El nuevo ministro de Economía, se opone a la idea defendida por la ortodoxia económica, de que la inflación es producida por la emisión monetaria, y sostiene que la misma se debe ante todo por un lado a la inflación importada, pero también por la existencia de actores económicos de carácter oligopólico que actúan en el mercado como formadores de precios, y apuntalando sobre ganancias.
También está presente en la agenda del gobierno, la implementación del nuevo IPC Nacional, en vías de abandonar las estadísticas poco fiables producidas desde el INDEC, a partir de la intervención realizada desde al año 2007. Estamos sin lugar a dudas ante un gobierno que ya no niega la escalada de precios, y pasó a una postura más pragmática en la cual sin ir por ahora hasta el fondo de la cuestión, busca ensayar medidas paliativas que permitan controlar una inflación que hoy ronda el 20% anual, y cuyo peso en el poder salarial de los trabajadores se hace cada vez más evidente.
El otro frente de batalla que tiene la nueva conducción económica del ejecutivo nacional pasa por el sector externo. Nivel de reservas, entrada de divisas, y finamiento son los pilares de la discusión en curso.
Desmentido el desdoblamiento del mercado cambiario, y la creación de un dólar turista, el gobierno nacional busca avanzar en una serie de medidas que permitan sostener el nivel de reservas, y eviten una caída mayor a la registrada en estas últimas semanas. Por un lado se buscará financiamiento para proyectos de infraestructura, por otro lado se maneja la ida de realizar Swap (canje de divisas) con el Banco Popular de China, que permitiría la entrada de unos 10 mil millones de dólares.
La política de desendeudamiento parece haber quedado atrás, y el llamado regreso a los mercados es un elemento que cobra cada vez mayor entidad. Así lo prueban los acuerdos en el CIADI alcanzados el mes pasado, y el destino del ex ministro de Economía Hernán Lorenzino, en Europa, donde negociará con el Club de Paris, en vías de acceder a otro mercado de divisas hoy negado.
Mientras tanto, el gobierno continúa con la política devaluatoria que en las últimas semanas se profundizó, en vías de achicar la brecha entre el dólar oficial y el paralelo. La semana pasada el dólar oficial cerró a 6,09$, registrando una suba semanal del 1,5%.
Los recambios sufridos en la conducción económica del gobierno nacional terminan por acentuar tendencias que se comenzaron a ver para mediados de año: regreso a los mercados, y aceleración del pulso devaluatorio entre las más destacadas. Esto no significa sin embargo que el gobierno haya cambiado de rumbo. Fiel a su libreto, y a las políticas heterodoxas que vino llevando adelante, el ejecutivo nacional no parece que vaya ni a volcar hacia la ortodoxia económica, ni a patear el tablero y plantear cambios estructurales.