En un nuevo ida y vuelta con el DT y periodista Ángel Cappa, el cronista toma la máxima de que no todo es fútbol en la vida y se adentra en lo que dejaron las PASO en la Argentina, lo que se viene en octubre y las responsabilidades de las empresas de comunicación. La pelota a un lado para que los pies pisen la realidad.
Por Gabriel Casas | Ilustración: Disculpen la molestia
Hola, Ángel, ¿cómo anda todo por Madrid?
Sé por nuestras charlas por afuera de esta vía que viviste intensamente lo que resultaron las PASO en la Argentina. Creo que hay que leer y escuchar el mensaje de las urnas, en contra, pero también a favor de las y los candidatos de las opciones mayoritarias en el país. Creo que fue más un golpe, además, al poder concentrado de los grandes grupos mediáticos, que creyeron que tenían la vaca atada. Una gran mayoría del pueblo votó por su bolsillo pelado. Ahí se acaban las operaciones que pueden verse diariamente acá en los medios a favor de los medios. Y lxs mercenarixs que se “disfrazan” de periodistas han sentido tanto el impacto como la coalición de “Juntos por el Cambio”. Ya están dándose vueltas como panqueques.
Por citar un ejemplo nomás, Luis Majul dijo que ve en Alberto Fernández “cosas de Nelson Mandela”, algo que ya había dicho en el principio del mandato sobre Macri y a quien apoyó abiertamente, gracias a la pauta oficial también para su sitio web y al cargo que su esposa tenía en la Fundación Suma de la actual vicepresidenta Gabriela Michetti, pero que cobraba su sueldo por el Senado. Es obvio que dicha Fundación es utilizada para ese propósito de blanquear plata para pagarle a la prensa adicta. De hecho, todavía quedó en veremos la causa por los 50.000 dólares encontrados hace años en la casa de Michetti, confirmado por su personal doméstico, y que la vicepresidenta utilizó como descargo que era dinero de la Fundación.
Así como la esposa de Majul, también lo hacía la novia de Alfredo Leuco (con la misma metodología y con Michetti en el medio), otro ferviente defensor del “periodismo de guerra” que desataron para alimentar lo que acá se denomina grieta. Enfrentar al kirchnerismo y, a la vez, tenerlo como rival para las elecciones. Era muy clara y obvia la estrategia. Cristina Fernández de Kirchner estuvo dos años sin fueros cuando dejó el poder. Recién cuando fue elegida como senadora empezaron a arreciar las causas a cargo de sus monigotes en el poder judicial, el fiscal Stornelli y el juez Bonadio. Aparecieron “los cuadernos”, que eran fotocopias. Y se sumaron las diferentes causas sobre Hotesur y Los Sauces por enriquecimiento ilícito, la payasada de la causa por Dólar Futuro, el Memorándum con Irán, y en las que ya le dictaron sentencia de falta de mérito como las de “La ruta del dinero K” y la Obra Pública. Se intentó poner a Cristina como jefa de una asociación ilícita.
A ver, acá no trato de defender a Cristina, sino aclarar un poco el mamarracho de ciertas causas en una clara persecución judicial. Igual quiero que se investigue a fondo, especialmente, las causas de Hotesur y Los Sauces, en el que puede haber un beneficio económico claro. Y tampoco me olvido de que su hija Florencia tenía cuatro millones de dólares en una cuenta privada. El kirchnerismo también tuvo en Oyarbide a su juez fetiche. La persecución política, judicial y mediática a lxs ex gobernantes progresistas es muy obvia en la región. Así sucede con Lula preso, Dilma destituida en Brasil, con Correa en Ecuador, todo digitado desde arriba por el imperialismo yanqui que encuentra en la derecha más reaccionaria de Sudamérica a su caldo de cultivo. Tampoco hay que ser ingenuos con la corrupción del otrora poder. El Pepe Mujica camina muy tranquilo, no posee grandes bienes materiales, va a comprar alimentos en el barrio como siempre en Uruguay. Y nadie puede molestarlo.
Sin embargo, es obvio cómo hizo todo su dinero el clan Macri, a costa del Estado y cómo lo siguió haciendo en el poder con sus testaferros y cómo intentó condonarse la gigantesca deuda del Correo o como hizo el blanqueo para favorecer a su familia y amigos íntimos. Otra frase que quedará para la historia del nefasto paso de Macri como presidente, será “es rico, no necesita robar”. Es para colgarla en un cuadrito.
Más allá de todo esto, es un alivio que el peronismo se haya impuesto en las PASO y que parezca ganará en primera vuelta en octubre. Hay que terminar con Macri y sus gobiernos de CEOs ya, para que no sigan destruyendo más al país. Dudo de que queden reservas en el Banco Central cuando se vayan en diciembre. Y el aviso también cuenta para “los ganadores”. Que asumirán atados de pies y manos por la deuda contraída con el FMI. Y tendremos que seguirla remando en dulce de leche por un tiempo importante. Pese a eso, cualquier sea el resultado final electoral, ambos coincidimos, Ángel, en que el capitalismo (acá hasta compiten discursivamente Cristina y Macri por ver quién es más capitalista) nunca solucionará los problemas de fondo de un país.
Ah, te prometo que en la próxima te vuelvo a tirar puntas de una charla sobre fútbol. También hay mucho material ante el nuevo escenario político.
El abrazo de siempre,
Gabriel.-
Hola Gabriel.
Acá por Madrid con mucho calor y en política con la izquierda (si consideramos al PSOE de izquierda, que ya es mucho considerar) sin lograr un acuerdo, todavía, para conformar el próximo gobierno nacional. Y con la derecha, radicalizada por Vox, asumiendo un protagonismo que no tenía hace muy poco. Una derecha sin complejos para declarar sus intenciones, como siempre contrarias al bienestar de la mayoría del pueblo y a favor de las clases dominantes.
En cuanto a las PASO, es cierto que las seguí con mucho interés. Sería poco menos que una tragedia que el macrismo continuara 4 años más. Por suerte para todos, el pueblo expresó en las urnas su absoluto rechazo al saqueo tremendo al que fue sometido por las medidas económicas y sociales de este nefasto gobierno. La diferencia es lo suficientemente amplia como para no temer un contratiempo en octubre, aunque evidentemente sí que hay que temer las posibles trampas que el poder tenderá en este tiempo y hasta que asuma el nuevo gobierno, como hace habitualmente que se le escapa el control. Yo creo que es necesario estar atentos y organizados para defender la voluntad popular.
No obstante, lo que me llama la atención es la falta absoluta de crítica hacia el muy posible nuevo gobierno K. Es un defecto propio del peronismo desde su origen. Aunque no sé si llamar peronismo al cristinismo, porque cuando una palabra abarca tanto, pierde significado. Todos se llaman peronistas: Pichetto, Massa, Alberto Fernández, Moyano, Scioli, y una larga lista que incluye hasta Macri, que descubrió hace un par de años un busto de Perón junto a Moyano. Yo creo que, como dijo Eva Perón, “el peronismo será revolucionario o no será nada”. Es evidente que no fue revolucionario en el sentido de cambiar la sociedad, de modificar las estructuras del capitalismo.
Esa tendencia a la verticalidad, y lo que se denomina lealtad, impulsada siempre desde los dirigentes, tal vez fue necesaria en un primer momento, no lo sé, pero ahora es inadmisible.
No se puede aceptar la intolerancia a una crítica, que rápidamente es considerada un agravio o algo así. Si se es K, se es con todas las consecuencias. De otro modo se está en “la contra”. Me parece un razonamiento ridículo, peligroso y que impide la toma de conciencia política del pueblo.
Yo provengo del Peronismo de Base, un grupo que acompañaba a la clase trabajadora peronista, pero que cuestionaba el liderazgo de Perón. Lamentable y trágicamente, la vuelta de Perón nos dio la razón. Era el peronismo de J.W. Cooke, de Ongaro, del Negro López de Córdoba, de Rodolfo Walsh, de Evita, por supuesto, de Ortega Peña y de tantos otros luchadores por una sociedad diferente, justa, y auténticamente democrática. No habrá liberación nacional, sin liberación social, decíamos en aquellos momentos.
Contrarios a la famosa y reveladora recomendación de Perón en tiempos revueltos: “de casa al trabajo y del trabajo a casa”. Es decir, a favor de la participación activa y lúcida de los trabajadores en la construcción de una nueva sociedad.
Leo ahora que Alberto Fernández recomendó, por su parte, que la gente no se manifieste y se quede en casa a esperar acontecimientos, cuando es evidente que ahora más que nunca es necesaria la presencia del pueblo en las calles para tratar de impedir las maniobras del macrismo destinadas a dejar el país en una situación de dependencia y sometimiento que harán muy difícil y complicada una salida digna.
En cuanto al periodismo macrista, que ahora está dando la vuelta “prudentemente”, no es nuevo. El periodismo -o mejor dicho, las empresas periodísticas- están casi siempre con el poder, con el poder real, el poder del dinero. Y si Macri no les sirve más, le sueltan la mano sin remordimiento alguno, y se la extienden a quien consideran su nuevo representante.
Pero cuando leo al periodismo K veo más o menos lo mismo. Un apoyo incondicional. Todo lo que hacen y dicen sus dirigentes es no solo alabado sino llevado a los altares de la verdad revelada. Y te aseguro que leo eso con el mismo desagrado con que leo, veo y escucho al otro periodismo, al macrista. Desde mi punto de vista el periodismo no es eso. Tendría que servir para ayudar a pensar, no para fabricar feligreses políticos. No que sea objetivo, porque eso no existe, pero tampoco que se transforme en un medio propagandístico. Finalmente, estamos en presencia de la misma moneda con dos caras.
Y acerca del capitalismo, claro que estamos de acuerdo. Sucede que han convertido a ese modo de organización política, social y económica, en algo natural. Como la Ley de Gravedad, como suelen decir. Y no es más que eso, que un modo de vida como tantos otros que hubo en la historia de la humanidad. Un modo de vida esencialmente injusto y actualmente depredador del planeta. Dentro del capitalismo, además, dependiente como en Argentina, no habrá solución a los problemas de los trabajadores, indudablemente. Pero al decir esto, enseguida te preguntan si querés una revolución a la cubana. No, se trata simplemente de dejar en evidencia la verdadera causa final de todas las injusticias económicas y sociales. Y de ir paulatinamente hacia otro modo de vida porque este ya está agotado. No lo digo yo, y tampoco solo los intelectuales marxistas, ni los revolucionarios bolivarianos, lo dicen José Luis Sampedro, escritor y economista español, el brasileño Frei Betto, y la doctrina social de la Iglesia según las últimas encíclicas y los últimos papas, incluido Francisco.
Pero, y hay que decirlo, como bien recordás, Cristina Fernández presume de capitalista, cosa que no es muy alentadora que digamos. Aunque sea cierto que hoy, se trata de la única posibilidad real de echar a Macri. Hay que pensar, como decía un amigo, aunque moleste a los que mandan.
Un abrazo Gabriel, y espero que en la próxima hablemos de fútbol. Ángel.
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