Desde la ONG Ratt Argentina contra la trata de personas se advierte que no se tuvieron en cuenta las violencias ejercidas previamente sobre la mujer condenada.
Por Noor Jimenez Abraham*
Claudia Concha Ávila fue condenada a prisión perpetua por matar a su pareja, Ezequiel Gustavo Ponce, el 2 de diciembre pasado en un motel de Ushuaia por el Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Sur.
Claudia –quien fue víctima del delito de trata de personas-, fue condenada por homicidio agravado por el vínculo y desde RATT Argentina (Red Alto al Tráfico y la Trata) se reclama que la justicia no consideró atenuantes para una mujer que había sido rescatada mediante un operativo federal, “pero que no lo fue de los terribles efectos sobre su psiquis y cuerpo”, según declaró la licenciada Viviana Caminos, presidenta de la ONG.
“Claudia tenía su “fiolo” que le sacaba la plata y ejercía violencia sobre ella. Lo denunció, pidió una perimetral, en una sociedad como la de Ushuaia más amiga de los puteros y proxenetas que de las víctimas, donde se investiga después que todo ocurrió. Fue así como ella volvió con su victimario”, expresó Caminos.
El sitio web de la provincia de Tierra del Fuego pública el rescate de víctimas de trata de personas por parte de Gendarmería Nacional y del equipo de la Fiscalía Federal a cargo del Dr. Rappaport, allí se puede leer cómo el Secretario de Seguridad, Javier Espósito, manifiesta sus felicitaciones por el desarrollo de los operativos.
“Claudia fue rescatada en 2013 en el local nocturno Candilejas”, contó la presidenta de RATT Argentina en diálogo con Marcha, “luego de una noche violenta que Claudia describió como de alcohol y drogas, su ex pareja terminó muerto y ella con cadena perpetua, en un caso donde la justicia no consideró ni un solo atenuante”.
Ávila declaró ante los jueces que ella se dedicaba a la prostitución y que en ese contexto había conocido a Ponce con quien luego había iniciado una relación sentimental, en la que atravesó situaciones de violencia como cuando él la amenazó con un arma para volver a estar juntos. Ella tiene 44 años y según afirmó Caminos “pide que no la dejemos sola”.
“Porque la Justicia deja sueltos a los violadores pero es terrible con las mujeres que osan enfrentar al macho, veo las fotos actuales de Claudia y la noto demacrada, más triste. Ningún medio nacional contó su historia de desamparo y desamor”, manifestó Viviana Caminos quien la conoció personalmente hace dos años cuando Ávila se había comunicado con el equipo de RATT Argentina al pedir ayuda para ver a su hijo que estaba internado en Buenos Aires. Caminos agregó: “ella estaba desesperada porque no tenía dinero, con ataques de angustia por no conseguir trabajo, ella no quería volver a la prostitución”.
*Doctora en Ciencias de la Comunicación Social