Esta semana el Hospital de Niños Pedro de Elizalde cumplió 240 años de existencia. Se trata del primer hospital pediátrico que tuvo Latinoamérica. Pero para los pacientes, sus familias y el personal médico hubo poco para celebrar: no cuentan con un tomógrafo y por eso decenas de pacientes no pueden acceder a una cirugía.
Por Federico Suárez
Un tomógrafo puede convertirse, ante una emergencia en un hospital, en el aparato clave para alcanzar un diagnóstico. De esta manera, y en muchos casos, el personal médico pueda tomar una decisión acerca de qué hacer para salvar la vida de una persona.
Como las radiografías, hoy el acceso a un tomógrafo es fundamental para el funcionamiento de un hospital. Por eso, la situación que actualmente atraviesa el Hospital pediátrico Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna), en la Ciudad de Buenos Aires, es dramática: con su tomógrafo averiado, decenas de pequeños pacientes no pueden ser operados porque, ante una eventual complicación después de la cirugía, al día de hoy no hay un tomógrafo que pueda facilitar un diagnóstico o un control.
Si bien las complicaciones en el Elizalde con el tomógrafo no son nuevas (debió ser arreglado en distintos momentos de los últimos años), ahora la situación se agravó definitivamente y ya se cumple casi un mes desde que el aparato dejó de funcionar.
Como consecuencia de esta situación, el servicio de neurocirugía tiene suspendidas casi todas sus intervenciones (solo realizan las de poca complejidad) y hay más de 40 pacientes que no pueden ser operados por esta situación. A su vez, se ven afectadas otras áreas como oncología, cardiología, cirugía general y terapia intensiva, que también hacen uso de la herramienta.
En una carta del 2 de agosto, elevada a la ministra de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Ana Bou Pérez; al director de hospitales del gobierno porteño Sergio Auger; y al director del Hospital Elizalde, Javier Indart, 60 médicos de la institución hicieron saber que el ex Casa Cuna vive una “compleja situación” por tener el tomógrafo roto que les impide realizar estudios electivos o de urgencia.
“La disponibilidad del tomógrafo es esencial para la realización de cirugías y tratamientos. Sin él, actividades como neurocirugía se encuentran virtualmente suspendidas”, se lee en otro fragmento del documento.
En tanto, en otra parte de la carta, los profesionales recuerdan que “el actual tomógrafo (equipo Philips de 2 filas) tiene más de 11 años y que el desperfecto técnico que lo dejara inoperativo se debe en buena medida a que sus componentes han pasado largamente su vida media estimada”.
Desde el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Ana Bou Pérez, afirman que está en marcha la adquisición de un nuevo tomógrafo, y que este sería puesto en funcionamiento en diciembre, tras una remodelación del espacio en donde estaría colocado.
Sin embargo, los profesionales del Elizalde advierten que hay patologías que no pueden esperar para ser operadas.
El lunes pasado, Brian, de 15 años, fue sometido a una neurocirugía por un diagnóstico de síndrome de Cushing, con un tumor hipofisiario. Pero la operación no pudo hacerse en el Hospital Elizalde como estaba programada, por no tener en funcionamiento el tomógrafo. A último momento, el chico debió ser traslado al Hospital Posadas, en Morón, en donde finalmente pudo ser intervenido y ahora se recupera favorablemente.
Ivana González, madre de Brian, cuenta que ninguna autoridad del hospital o del gobierno porteño se comunicó con ella cuando la operación de su hijo se vio suspendida en el Elizalde.
“Primero me generó mucha angustia e impotencia. Después, creo que me dio fuerzas para pelear, primero para que operen a mi hijo, y después para que se tome conciencia de que la salud pública en este país está abandonada. Ahora estoy en el Posadas y se cae a pedazos, es lamentable”, dice la mujer.
A través de cartas y en las redes sociales Ivana sostiene el reclamo para que el ex Casa Cuna vuelva a tener un tomógrafo. “No es solo por Brian, es por todos los nenes. Y aparte porque (el hospital) tiene un equipo impresionante de médicos que no están pudiendo hacer su trabajo”, afirma.
“¿Qué diferencia a un hospital de a una salita? Un tomógrafo”, expresó un médico del Elizalde.
En la carta, los profesionales médicos también advirtieron que el aparato que estaría en proceso de compra es “inferior a las posibilidades disponibles en el mercado (…) y que permitiría a los servicios del hospital efectuar estudios de mayor calidad de imágenes, rapidez y con menor dosis de radiación a niños y personal de radiología”.
“La disponibilidad de tomografías y resonancias de calidad adecuada es hoy día un estándar mínimo y básico para la atención de alta complejidad en cualquier centro de salud del mundo”, destacan los especialistas en la carta.