La crisis económica afecta cada vez más a las y los trabajadores de la industria automotriz. Variables de un modelo agotado.
Por Mario Hernandez
IVECO formalizó la decisión de «reconvertir» su planta cordobesa. A partir de noviembre pasará a ensamblar cabinas producidas en Brasil.
Actualmente todo se producía en Córdoba, pero la empresa decidió cambiar esto para unos diez modelos de cabinas de camiones -Trakker, Tector 170, 240, 260, Hi Road 360, 440, 480 y 560, Cursor 9 y Cursor 13- que ahora se fabricarían directamente en Brasil y solo se ensamblarían en Córdoba.
Leonardo Almada, secretario de Prensa de SMATA Córdoba, advirtió que el anunció se traducirá en “dejar de trabajar en la parte de chapa, de pintura, de almacenes. Es mucho, es la mitad del camión”.
En este contexto, desde el gremio de mecánicos presentaron una nota al gobernador Juan Schiaretti y al ministro de Trabajo y Producción, Dante Sica, pidiendo que intercedan para encontrar una solución. “Hay un plan que se firmó en el SMATA para cuidar el trabajo, donde se disminuyen horas, se generan suspensiones, y siempre terminan pagando los compañeros, mientras las empresas en vez de generar más trabajo o que no sea grave el impacto, cada vez es peor”, lamentó Almada.
El 1º de junio se cumplió el aniversario número 74 del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA). Su conducción -liderada por Ricardo Pignanelli- lo “festejó” con nuevas suspensiones en las automotrices a pedido de las patronales. Ante al escenario de freno productivo que atraviesa el sector al calor de la recesión nacional, ya empezó a mostrar algunos hechos que destacan de qué lado está el sindicato. Veamos:
El mismo día del paro general del 29 de mayo, la empresa Renault de Córdoba firmó con el SMATA la suspensión de 1.500 trabajadores, reducción de la jornada laboral y baja de salario al 70%. También, con el visto bueno del SMATA, la multinacional norteamericana Ford suspendió durante el mes de mayo a 500 trabajadores y trabajadoras en su planta de Pacheco (Buenos Aires), con posibilidad de que se extiendan durante todo el 2019. En la planta de Peugeot ubicada en Tres de Febrero, que está enrolada en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) liderada por Antonio Caló, suspendieron a 2.000 trabajadores y trabajadoras, de los cuales la mitad son contratados.
El sector automotriz es uno de los más afectados en el marco de la recesión nacional y el desplome de la industria. Según datos oficiales que midieron en mayo la utilización de la capacidad instalada fue de apenas del 37%. Según los datos Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) la producción de automóviles en el mes de mayo se ubicó 16.555 unidades por debajo de lo alcanzado en igual mes de 2018, esto implica una caída interanual de 35,3%.
Sin embargo, las patronales de las automotrices multinacionales y autopartistas que hace años mantienen ganancias millonarias, utilizan el contexto recesivo a su favor para avanzar sobre las condiciones laborales de las y los trabajadores. Con la complicidad del SMATA, intentan trasladar el costo de la crisis sobre los trabajadores y trabajadoras que se expresa en rebajas salariales del 30 y 40%, según el acuerdo con cada automotriz; más de 11.000 suspensiones, retiros voluntarios y 3.500 despidos en las terminales y 1.500 en las concesionarias según datos del sindicato.
No obstante, Metalpar, que pertenece a una sociedad integrada por la chilena Metalúrgica Paredes y la brasileña Marcopolo, cerró sus puertas en marzo generando 600 despidos directos en la planta de Loma Hermosa y poniendo en riesgo cerca de 1.000 puestos laborales de proveedoras y autopartistas satélites. Al mismo tiempo, sembró preocupación sobre las y los trabajadores de la firma Metalsur, que el mismo grupo regentea en la ciudad de Villa Gobernador Gálvez.
A principios de año hubieron 700 suspensiones en Honda, 1.500 en Renault, otras 2.000 en Peugeot y 2.000 en Fiat. Al respecto, Cristiano Ratazzi, el CEO de Fiat, afirmó: “Tuvimos que suspender 2.000 trabajadores. Son cosas que pasan”, y precisó que por un acuerdo con el gremio de mecánicos los operarios suspendidos “siguen cobrando el 75% del sueldo”. Para el empresario “No es tan grave” que hayan tenido que parar la planta: “Siempre hemos tenido que suspender trabajadores y luego tomarlos. Nos interesa Brasil, no Argentina”.
Con la industria paralizada, Ratazzi hizo una lectura más que positiva de la gestión Cambiemos: “El análisis de la gestión de Mauricio Macri es mejor que en los últimos 70 años”, dijo.
Por último destacó que “se va camino al superávit fiscal que es algo extraordinario”.
General Motors viene con suspensiones rotativas de 1.500 trabajadores y trabajadoras desde septiembre de 2018. Este año suspendió su planta rosarina desde el 15 de junio al 15 de julio, afectando a más de 2.500 personas. De manera directa serán casi 1.500 que cobrarán por ese lapso de tiempo un pago del 70% de sus ingresos de bolsillo. Y habrá otros 1.000 afectados en forma indirecta por las empresas proveedoras.
En junio volvieron las suspensiones en Ford y Peugeot, y Volkswagen solo trabaja 4 días de la semana. También la japonesa Toyota paralizó durante 4 horas la producción todos los días lunes de mayo y junio, estimándose que la reducción de la fabricación de la Hilux sería de un 5%. Las autoridades de la empresa informaron que “Los trabajadores van a cobrar el 100% de su sueldo y nadie será suspendido” y que para no generar exceso en la producción los obreros deberán realizar capacitaciones.
En abril Toyota suspendió a sus operarios el 1, el 18 y el 28, en la planta de Zárate, en la provincia de Buenos Aires, que tiene más de 5.000 empleados agremiados al sindicato. La empresa ya le había comunicado al personal que mes a mes irá viendo las necesidades de parar la producción de acuerdo al ritmo de las ventas y había cortado la actividad de los sábados, día que los empleados aprovechaban para hacer horas extra y la firma para abultar la cantidad de unidades fabricadas. Además, anunciaron sus planes de frenar la producción una semana completa en julio.
Este efecto se traslada a las autopartistas, por ejemplo, en Lequipe Monteur (conjunto de paneles) e Irauto (techos), que emplean en su mayoría a mujeres, las suspensiones superan a 200 trabajadoras y más de 50 despidos.
Caída sin freno
Jorge Cadús escribió en “Complejo automotriz: Caída sin freno” lo siguiente: “Dos años después del lanzamiento del Plan Un Millón de Vehículos, las políticas públicas implementadas por Mauricio Macri desataron una situación de crisis estructural en el complejo automotriz que terminaron boicoteando ese programa: plantas que producen al 15% de su capacidad instalada, cierre de empresas emblemáticas, suspensiones, retiros voluntarios y despidos, caída sostenida en la producción, derrumbe de las exportaciones e invasión de autos importados. Muy lejos de las promesas del 0KM, la situación pone al descubierto uno de los costados más oscuros de la destrucción del trabajo en tiempos de la Alianza Cambiemos”.
El 15 de marzo del 2017, el presidente Mauricio Macri presentó el plan “Un millón de vehículos”, que planteaba la interacción del Gobierno Nacional, las provincias de Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe y los sectores empresariales y sindicales para llegar a esa cifra de producción en el año 2023.
“Hoy es un día muy especial e histórico para la industria”, enfatizó entonces Macri, remarcando que el plan “gira sobre dos ejes fundamentales que son producir un millón de automóviles y cuidar a la familia de trabajadores de esta industria” (sic).
Aquel acuerdo fijaba como primer objetivo incrementar la producción hasta llegar a 750.000 vehículos en 2019; para luego dar otro salto y alcanzar el millón de unidades en 2023. En forma simultánea, se suponía aumentar la integración de autopartes producidas localmente; y diversificar los mercados de exportación con la idea de vender por lo menos un 35% de la producción a destinos extra Mercosur.
Dos años después, la situación del complejo automotriz aparece como el costado más oscuro de la destrucción del trabajo en los tiempos de la Alianza Cambiemos: plantas que producen al 15% de su capacidad instalada cuando no deben bajar las persianas, suspensiones, retiros voluntarios y despidos, caída sostenida en la cantidad de unidades producidas, derrumbe de las exportaciones, y una inédita invasión de autos importados”.
El estudio “El complejo automotriz en los 3 años de gestión de Cambiemos. Cada vez mas lejos del millón”, producido por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), señala que la producción de vehículos cayó 16,5% entre 2015 y 2018, cuando se pasó de fabricar 543.467 unidades a 466.649 unidades. En forma paralela, devela que “se comprueba un fuerte y constante reemplazo de producción local por importada”: en 2018 se vendieron 46,8% autos nacionales menos que en 2015. Es decir que el resultado de los tres años de gestión macrista expone la apertura comercial. Así, “al cabo de tres años de la gestión de Cambiemos, se da un proceso de crecimiento de la participación de los vehículos importados en las ventas de las terminales a los concesionarios, pasando del 52,7% en 2015 al 71% en el año 2018, mostrando una dinámica que pareciera estructural en esos niveles”, concluye el trabajo del CEPA.
Bajo amenaza de despidos se impone la reforma laboral de hecho
En Córdoba directivos de Renault y representantes del SMATA firmaron un acuerdo con el objetivo de “proteger la fuente laboral y minimizar las pérdidas económicas” por el que la empresa se compromete a no despedir y las y los trabajadores aceptan bajar sus salarios.
El acuerdo contempla una reducción de la jornada laboral y de sus sueldos, que quedarán al 70% del nivel actual. El convenio se hizo ante el Ministerio de Trabajo provincial y el texto regirá hasta el 31 de marzo de 2020. Prevé una reducción de la jornada a seis horas y dos turnos de trabajo para los operarios comprendidos en el Convenio colectivo de trabajo 15/89 «E».
El primer turno es de 6 a 12 y el otro, de 12 a 18 horas. Por el tiempo de reducción de jornada diaria, la terminal pagará el 70% del salario neto. El convenio prevé, además, suspensiones temporales (se mantendrá el pago del 70% del sueldo neto) de las actividades productivas en la planta de vehículos particulares y pickups, la posibilidad de que el personal adelante vacaciones y la prórroga de 480 contratos a plazo fijo.
La terminal asume el compromiso de mantener los 1.500 puestos de trabajo vigentes, “no produciendo despidos por razones económicas o falta de trabajo”.
Mientras, la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Córdoba busca un acuerdo similar con la UOM, pero el gremio se resiste a esa propuesta. “Ante la sugerencia de algunos sectores de la industria metalúrgica de querer que la UOM firme el mismo convenio que firmó SMATA con Renault, nosotros nos vamos a resistir y no vamos a flexibilizar para nada nuestro convenio”, afirmó el secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica Córdoba, Rubén Urbano.
En Toyota, cuya planta está ubicada en la localidad bonaerense de Zárate, la receta fue similar. Los lunes continuarán trabajando medio turno por la mañana, sin producir pero con la gente adentro para evitar conflictos. Además hubo suspensiones el 21 de junio y del 29 de Julio al 2 de agosto inclusive.
La otra decisión trascendente en la terminal japonesa es que se pactó que los contratados, aproximadamente el 34% del total del personal operativo, permanecerá en esa condición hasta 5 años para no aumentar los costos empresariales. Hoy ese período suele rondar entre los 18 meses y los 2 años.