Volvieron los diálogos entre Ángel Cappa y el cronista. Porque el fútbol, con tecnología de por medio y todo, nos sigue generando expectativas. Esta vez, la charla pasa por la realidad política de la Argentina para adentrarse en lo que nos dejo la Copa América. El VAR, claro está, no se salva de la mirada desconfiada.
Por Gabriel Casas
Hola, Ángel, ¿cómo estás? Espero que todo ande bien por Madrid para vos y tu familia.
Bueno, te cuento cómo anda el panorama un poco por esta fría Buenos Aires, en todo sentido. No sólo por la temperatura, sino también por la falta de empatía y sensibilidad de una importante parte de la población con el resto que está sufriendo las políticas de un gobierno nefasto. Récord de pobreza y récord de desempleo. La clase dominante cada vez más rica, con la fuga de dinero al exterior propiciada por ellos mismos, y las clases media y baja, cada vez sufriendo mucho más.
Sin embargo, en estos cruces por emails, también me interesa tu opinión, obvio, sobre la Copa América que finalizó recientemente. Te cuento que en la Argentina, en general, fue el torneo que menos entusiasmó. Por el presente futbolístico de la Selección que dirige Leonel Scaloni, que nunca entró en el gusto popular, y por un recambio de futbolistas, que tienen un nivel menos auspicioso que otras generaciones anteriores.
No sé si habrás visto muchos partidos de la Copa América por la diferencia horaria con España, pero a mí me está decepcionando. Se niveló para abajo. Brasil, Uruguay y Argentina no están en su mejor nivel. A Colombia le faltó un plus ante Chile. E incluso, Perú se ha mostrado en el juego sin una idea ofensiva y por debajo de los rendimientos que sus futbolistas de buen pie podrían mostrar.
Argentina está en medio del recambio generacional y trató de no ser tan cruda con la idea de juego del equipo, la que me cuesta entender, por sus cambios constantes de partido a partido. A mí me seduce lo que pasa en juveniles con Aimar y Placente como entrenadores del sub 17 y sub 15, y también, obvio, la designación de Menotti como director general de las selecciones. Sin embargo, todavía no veo una unificación de una idea de juego desde abajo hacia arriba o viceversa. Quizás sea porque la idea de juego de Scaloni no me resulta parecida a la de Aimar, por dar un ejemplo.
También que la idea que quiere impulsar Menotti, una selección paralela armada con futbolistas del medio local, resulta imposible por la negativa de los dirigentes de los clubes. La Selección no es prioridad para las instituciones que juegan, además del torneo doméstico, la Copa Libertadores y la Sudamericana, que ahora son anuales, por eso no cederán a los jugadores para muchos entrenamientos y menos para partidos amistosos o giras. Priorizarán siempre su propio calendario. Para muestra basta un ejemplo: Fernando Batista tiene muchos inconvenientes para armar el plantel para el Panamericano que disputará en agosto un sub 23 con tres futbolistas mayores de esa edad.
Creo que es hora de que los dirigentes de la mayoría de los clubes se sinceren en ese sentido. Es decir, algo así como, “los partidos de mi equipo son más importante para nosotros que la Selección Argentina”. Y no hablo de proyectos para la Selección mayor, porque me resulta imposible (salvo en las selecciones menores como el sub 15 y sub 17), ya que estamos en un país exportador de jugadores menores a los 20 años, si brillan un poco en un semestre.
Por otro lado, acá se habla mucho del VAR, después de los dos penales que lo cobraron a la Argentina. Me gustaría que nos cuentes sobre cómo está influyendo la tecnología en el fútbol cuando se utiliza mal. Y cómo le saca naturalidad al juego. Los jugadores festejan los goles y después deben esperar.
En Uruguay pasó algo parecido con mucha polémica. Le anularon cuatro goles en cuartos de final ante Perú. El de Cavani, para mí, estaba en la misma línea del defensor y no era offside. Los árbitros y los líneas dirigen condicionados por el VAR. No está implementado con las mismas cámaras de Europa y del Mundial que usaron en Rusia.
El abrazo de siempre,
Gabriel.
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Hola Gabriel. Encantado de volver a comunicarnos y compartir opiniones.
Hablemos de la situación política en primer lugar. Es evidente que el gobierno de Macri dirigió sus esfuerzos a enriquecer aún más a los ricos y empobrecer a los pobres. El balance del macrismo nos deja aumento de la miseria, represión a las protestas sociales, encarcelamientos injustificados, desapariciones y muertes a causa de la represión, endeudamiento insostenible… En fin, un verdadero desastre, comparable al de la dictadura militar. Por lo tanto es necesario y con urgencia derrotarlo en las urnas para que no vuelva nunca más.
Pero yo te pregunto, Gabriel, ¿es suficiente con que se vaya Macri? Yo creo que no, que si no superamos el sistema que lo puso y sostiene (FMI y otros organismos financieros internacionales, el capitalismo actual en definitiva), no podremos alcanzar el alivio que la clase trabajadora y las capas populares reclaman con razón.
Cristina puso a Alberto Fernández de presidente, ¿por qué? Para tranquilizar a los mercados (las principales empresas) y al Fondo y los demás organismos de este capitalismo depredador, para decirles que no se preocupen, que algo cambiará para que todo siga igual. No hay otra razón ¿no es así? En fin, nos queda la esperanza de las organizaciones sociales y sindicales combativas, que siguen luchando por sus derechos y lo seguirán haciendo.
Bien, Gabriel, aunque el panorama político da para mucho más, hablemos de fútbol y de la Selección.
La Copa de América no tuvo un buen nivel. Argentina fue mejorando con los partidos hasta alcanzar el que, a mi juicio, es el mejor equipo posible hoy. Juntó a los mejores y el primer tiempo contra Chile fue muy bueno. Interrumpió la fiesta el árbitro y el dichoso VAR. Las expulsiones de Medel y Messi fueron exageradas. La de Messi, absolutamente injusta. Y entonces el partido ya fue otra cosa. El árbitro generó nerviosismo en los jugadores y la bronca le ganó al fútbol.
Yo creo que, de todos modos, en Argentina aparecieron algunos jugadores jóvenes para la ilusión y esperanza de futuro. Tagliafico, Pezzela, Foyth, Paredes, De Paul, Lo Celso, Martínez, Dybala, etc., son la base para construir, junto con algunos de los más veteranos, un buen equipo que represente nuestra manera de sentir y entender este juego.
El VAR es un instrumento que, en principio, iba a ayudar a los arbitrajes, y como vimos en este torneo, y también en la Liga española, resulta un inconveniente más que otra cosa.
La mayoría de las decisiones son interpretativas y, por lo tanto, lejos de lo científico. Además, el fútbol es un hecho cultural y no científico.
Los partidos se interrumpen excesivamente y por tiempos también excesivos y le quitan continuidad a los partidos.
O se usa de otra manera, o lo mejor será dejarlo de lado, cosa que no me parece factible porque es un gran negocio para algunos, y el negocio ya se devoró al juego.
Un abrazo Gabriel, y la seguimos.
Ángel.