Hugo Matzkin exhibe a la prensa armas allanadas en un operativo reciente.
Por Mario Ortega. La reaparición de Hugo Matzkin frente a las cámaras habla de un alza en el perfil del jefe de la bonaerense: el ala política de la fuerza. Un rol útil y favorable. La conexión política en momentos de resultados electorales y posibles reacomodos en provincia.
Los medios hablaron de un grupo de cuatro delincuentes disfrazados como efectivos de policía. En Villa Celina, partido de La Matanza, José Barrientos, boliviano, de 23 años, fue asesinado durante un robo en la vivienda de un familiar. Se resistió y forcejeó con los asesinos.
En esa localidad del sudoeste del conurbano bonaerense se encuentra una de las comunidades más grandes de emigrados del vecino país. En protesta por la situación, vecinos, junto a referentes y comisiones de otros barrios, se movilizaron a las puertas de la comisaría del barrio Sarmiento. Allí hubo forcejeos, golpes y reclamos que terminaron con balas de goma y gases. Ese hecho disparó la furia de los presentes e integrantes de la comunidad boliviana cuando no recibieron ninguna respuesta de manos de las autoridades policiales locales.
Los medios de comunicación replicaron la situación, eso motorizó la llegada durante la tarde del jefe de la policía bonaerense, Hugo Matzkin. Una vez allí Matzkin informó que la decisión era descabezar la cúpula de la comisaría.
Quince días atrás Matzkin también estuvo en escena en La Matanza. Fue quien confirmó que el cuerpo de Araceli Ramos había aparecido luego de más de dos semanas sin noticias sobre su paradero. El jefe nuevamente volvía a aparecer.
¿Quién es?
Luego del caso Candela se formó la Comisión Investigadora que buscaba esclarecer ciertos episodios del hecho. Entre ellos la conexión y la responsabilidad policial sobre el crimen de la niña.
Esta comisión estaba formada por especialistas, periodistas y legisladores tanto de la cámara alta como baja de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires.
La senadora provincial María Isabel Gainza, del bloque de la Coalición cívica, integró ese cuerpo colectivo. Formó parte de la emisión de un dictamen de mayoría que fue acompañado por el Frente para la Victoria, recomendando al gobernador Daniel Scioli la “inmediata exoneración” de Hugo Matzkin, quien estaba al frente de la Policía Bonaerense.
Tiempo después, con la gestión de Carlos Stornelli, Matzkin fue desplazado de la cúpula y “congelado” en un cargo inferior. Pasó poco más de un año cuando fue puesto nuevamente en carrera al unificarse las carteras de Justicia y Seguridad por el ministro Ricardo Casal.
Luego de que asumiera el intendente de Ezeiza e impulsor de una política de mano dura Alejandro Granados, Matzkin fue reafirmado en su puesto de jefe. Fue reconocido con el nombramiento de 5 hombres cercanos a él en la fuerza en las demás superintendencias que hacen a la jerarquía de la misma. Esta medida fue acompañada públicamente por el gobernador Scioli.
Matzkin es especialista en análisis de telecomunicaciones e informática y con experiencia en investigaciones complejas. Fuentes internas aseguran que esta herramienta le ha valido para entretejer una red de solidaridades. “Es el representante de un sector que resulta funcional en cerrar causas por presión política, por números y por estadísticas útiles”, afirmó la senadora Gainza cuando fue consultada por Marcha.
Durante la gestión de León Arslanián, Hugo Matzkin fue señalado por varios medios de comunicación como una conexión con una línea más cercana a la de seguridad democrática, un perfil necesariamente más político y menos belicoso respecto de nombres anteriores al frente de la fuerza policial.
Matzkin reaparece en escena tras los recientes resultados electorales en la provincia de Buenos Aires. La construcción de su perfil público ligado a la gestión y a la comunicación directa, y con con cobertura de prensa de medios nacionales con reclamos y casos latentes para la comunidad, indica cierto perfil en alza. Sobre todo cuando varios intendentes reveen de qué manera acomodar las cartas, entre ellos Granados.