Mientras en Argentina se presenta un nuevo proyecto de ley, en México avanza la organización feminista para la exigencia de una ley que despenalice el aborto en todo el país. De contradicciones y voluntades políticas. De salud pública y juventud. Un panorama que promete lucha sin fronteras.
Por Sonia Izquierdo desde México / Foto: Nadya Murillo
Hablar del aborto en México no es fácil, sobre todo cuando hay una sociedad que sigue estigmatizando y criminalizando a las mujeres que, por diversas causas, desean interrumpir su embarazo, y ante la falta de apoyos gubernamentales, se ven en la necesidad de acudir a clínicas clandestinas o prácticas que dañen su salud.
“Muchas mujeres se enfrentan a la estigmatización de la sociedad porque las cuestionan de cómo no van a querer ser madres, o por no aceptar los ‘regalitos que Dios les envió’, o en su defecto, que no tengan un plan de vida, prejuicios que siguen vigentes”, apuntó Yara Almontes, del grupo Pan y Rosas en México, una agrupación de mujeres a favor del aborto.
El aborto inseguro continúa siendo la cuarta causa de muerte materna en el país, y para erradicarla hace falta “voluntad política”, explica Brenda Ramírez, del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
“Lo que falta es una voluntad política, porque ya se han presentado diversas iniciativas para despenalizar el aborto: seis a nivel federal y doce en ciertas entidades federativas. La despenalización es una demanda histórica de las mujeres”, señaló.
En la Ciudad de México, desde el 2007, el aborto está despenalizado hasta las 12 semanas por voluntad de la mujer. En el resto del país, la situación es diferente. La única causal permitida en todas las entidades federativas es la violación. Pero aún en esta causal de violación (permitida en todo el país), las mujeres enfrentan múltiples obstáculos para acceder a un aborto legal.
El aborto debe considerarse un problema de salud pública, toda vez que es un hecho que por su dimensión impacta en la salud de las mujeres, consideró la integrante del grupo Pan y Rosas en México.
“Más allá de si el aborto es legal o ilegal, el gobierno está obligado a garantizar en todas las clínicas públicas y hospitales los recursos y el personal capacitado para que las mujeres puedan tener accesos gratuitos y seguros”, explicó. Almontes indicó que no se puede pensar en una política integral para el derecho al aborto sin cuestionar primero cuál es el estado actual del sistema de salud público, en donde hacen falta más accesos y garantías a los derechos de salud, entre ellos: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal, libre y gratuito para no morir.
Datos oficiales de la Secretaría de Salud de la CDMX indican que las mujeres que deciden abortar provienen en su mayoría de cuatro estados de la República: la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla e Hidalgo, aunque se registran mujeres de prácticamente todas las entidades.
Actualmente se cuenta con 13 clínicas y hospitales en la capital del país que brindan el servicio de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) y que son gratuitas, y también existen las clínicas privadas donde los costos van desde los 2 mil pesos mexicanos hasta los 10 mil, dependiendo del tratamiento.
Brenda Ramírez apuntó que es importante destacar que las mujeres no sólo ponen en riesgo su salud y su vida por abortos inseguros, sino que también están expuestas a un proceso de criminalización social, e incluso penal. “La criminalización del aborto repercute social y económicamente en la vida de las mujeres porque deben cubrir el pago de multas y/o fianzas, reparar el daño ocasionado a terceras personas o realizar trabajo a favor de la comunidad”, asegura.
¿A consulta el aborto? AMLO
Ante la falta de claridad en la postura del Estado con respecto al aborto, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sugirió en el marco del Día Internacional de Mujer (8 de marzo) una consulta ciudadana para su legislación, la cual no fue bien aceptada por activistas y mujeres que piden la despenalización del aborto.
Yara Almontes indica que dentro de las expectativas de la gente que votó por López Obrador, estaba el hecho de que podría ser un gobierno progresista en cuanto a derechos democráticos, pero ahora los quiere poner a consulta.
“Que un sector de la población que ‘no tiene vela en el entierro’ pueda participar en el ejercicio de decisión de una mujer sobre su cuerpo, sexualidad y su vida reproductiva es escandaloso, y me parece una forma fácil de zafarse de la decisión incómoda para no tener que decir directamente que está en contra del aborto”, afirmó.
Y ante la falta de un posicionamiento claro del ejecutivo federal, el pasado 15 de mayo se avanzó un peldaño más en el debate por los derechos humanos de las mujeres, ya que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó por unanimidad que las instituciones de salud pública pueden otorgar el acceso al servicio de interrupción del embarazo por razones médicas, aunque el Código Penal Federal no lo contemple.
La decisión de la SCJN fue celebrada por la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH). Además, instó a las autoridades de salud pública a garantizar todas las medidas de salud, derechos y accesos a las mujeres.
Marea Verde
El movimiento a favor de la despenalización del aborto en Argentina se ha retomado en México, dejando una lección para el feminismo de que se pueden conquistar derechos en un país donde son cada día más las mujeres desaparecidas y asesinadas que las organizadas.
Para la activista Almontes, la vía de la movilización es una forma de presión para que el gobierno “dé su brazo a torcer” y garantice los derechos de salud de las mujeres.
“Hay que exigirle hasta el punto y la coma a este gobierno, para que garantice nuestros derechos. Obviamente que no la harán por su buena voluntad o porque sea una prioridad en su agenda. Si nosotros no apretamos por arriba nos aprietan por abajo, nos aprietan los grandes empresarios y reparten el pastel, y por eso es fundamental la movilización y recuperar el momento de Argentina”, señaló.
Sin duda el movimiento marea verde dejo un claro ejemplo de que hay sectores de la población que se pueden unir para conquistar un derecho fundamental como es la legalización del aborto. Un ejemplo de ello es ver que las movilizaciones en capital del país son cada vez más numerosas y hay más mujeres jóvenes que cargan su pañuelo verde y se suman a la demanda.