Por Maii Kisz – @MaiiKisz | Foto: Facebook Sudor Marika
Es un año de elecciones y Sudor Marika desea que su próximo disco, Populismo Rosa, acompañe el deseo de que se vaya Cambiemos. Proponen que vuelva Cristina. Para conocer los resultados sólo queda esperar, pero Rocío afirma que si algo es seguro es que la construcción política tiene que estar en clave de repensar los privilegios cis y blanquitos de clase media. “Quizás es momento de hacer un poco de silencio y escuchar esas otras voces que históricamente fueron silenciadas”.
Sudor Marika nace a fines de 2014, cuando Vicente Quintreleo (guitarra y voz), Sebas Zasali (teclados), Nahuel Puyaps (bajo) y Rocío Tirita (voz y güiro) se reunieron a preparar covers de cumbia para el casamiento de dos amigos. Ese fue el puntapié inicial que propició que, poco a poco, descubran que querían seguir haciendo canciones.
Actualmente el grupo se completa con Carolina Piccarreta (octapad), Lautaro Pane (timabaletas) y Nicolás Gabioud (trompeta). “Siempre fue la música lo que nos juntó. Fue un comienzo muy lúdico”, recuerda Rocío y admite que la cumbia, como género, prevaleció a la hora de decidir el estilo de la banda ya que todes la escuchaban, bailaban y celebraban. “Sabemos que tiene una pata bastante misógina, pero siempre tuvo algo de denuncia. No tiene sentido darle solo palos a la cumbia. Hay que rescatar toda la parte popular. Es un género que te hace bailar aunque pienses que no te gusta tanto”, reflexiona la cantante, desnaturalizando el prejuicio y dejando la puerta abierta a la existencia de canciones como las de Sudor Marika: cumbia, lucha y alegría.
“Cuando los nefastos de Cambiemos iniciaron la campaña de la revolución de la alegría, todes les que entendemos que se hace muy difícil sostener espacios de lucha, de resistencia y de disputa con los cuerpos tristes entendimos que no se pueden apropiar de esa palabra y, menos aún, de las alegrías”, sostiene Rocío. Desde el principio la banda intenta mantener una cercanía entre las ideas que transmiten y su forma de vivir. “Eso no significa que no existan contradicciones. Todes vivimos con contradicciones”, confiesa Rocío.
Por eso, desde la banda se asumen responsables de ser formadores de sentido al hablar de cosas que viven, que imaginan como escenarios posibles, que reivindican o que critican. “Hay varias canciones que hablan del poliamor y también hay otras que no. Lo que no queremos es que los sentidos que producimos con las canciones se vuelvan biblias. Buscamos que cada persona elija como vivir. Todas las historias son construcciones posibles, no sagradas”, reflexiona la artista.
La banda intenta construir, en cada encuentro, pequeñas trincheras de celebración y lucha. Un momento idílico para cargar las energías y seguir sosteniendo la resistencia. En este camino de construcción y decontrucción se generaron lazos de hermandad y sororidad con otros espacios, como el Teatro Mandril. Una red de proyectos autogestivos que se sostienen mutuamente para mantener un circuito cultural amistoso, afectivo y militante. “2019 no va a ser un año fácil. Para nadie, menos para quienes sostenemos otros modos de vivir. Va a resultar necesario crear espacios de sostén y cuidado entre nosotres”, prevé Rocío y resalta que hay que estar atentes al avance del fascismo, en todas sus formas. Incluso dentro del feminismo. “Ese intento de excluir a las personas travestis y trans de la construcción es algo inadmisible”, culminó la artista.