Por Nadia Fink e Iván Martín Barrera
Belén Potassa, protagonista del retorno de la Selección argentina a la Copa del Mundo, nos cuenta como se vivió esta gesta. En entrevista con Marcha, Belén recorre el camino del femenino hasta ese partido crucial, y nos relata desde la piel de las jugadoras.
Belén Potassa nos cuenta en primera persona como se vivió la clasificación a una Copa del Mundo luego de doce años de ausencias. Desde Manaos, Brasil, donde se está disputando la Copa Libertadores, Belén cede un rato de su concentración con la UAI Urquiza para volver a revivir el repechaje a Francia 2019 y todo el camino y la lucha que llevaron adelante para meter al femenino en lo más alto.
Potassa suma quince años de jugadora. A los 14 años se calzó la casaca de Central para comenzar una carrera llena de goles y conquistas. A los 18 supo defender la celeste y blanca en las lejanas tierras chinas. Belén es una delantera creativa y oportunista, que supo llenar de goles y de títulos a Boca y a la UAI Urquiza, y hoy sueña con romper las redes de Francia 2019.
-¿Cómo vivieron este ingreso al Mundial? Se pudo ver un gran juego colectivo en este equipo
Para mí, haber clasificado al Mundial primero es una satisfacción enorme. Más aún al saber que estuvimos 12 años sin jugar uno. Es también la gran tranquilidad de poder llevar a la bandera otra vez donde tenía que estar.
Respecto al juego, están las mejores del país: si te pones a mirar a cada jugadora individualmente son una mejor que otra, técnicamente son muy buenas. La mayoría son profesionales, en Europa o del equipo campeón en la Argentina y eso hace que se vea la diferencia dentro de la cancha.
-¿Podrías contar un poco el recorrido que hicieron porque antes del partido en Arsena? el camino fue arduo y no hubo apoyo de la AFA…
Los cambios básicamente se vieron, los hicimos notar. Antes de la Copa América, pasó lo lógico. Tapia se hizo presente y nos pidió perdón por estar alejados y tener la cabeza en otra cosa, cuando AFA era para ellos por ahí nuevo y no dimensionaron que la disciplina de fútbol necesitaba el apoyo. Esto se vio en este último tiempo, los cambios fueron muchos. De todos modos, falta muchísimo, porque en esos dos años que no hubo actividad se perdió estar a la par de otros países, pero se notó las ganas de cambiar las cosas.
En la previa del repechaje sentimos mucha difusión. De parte de ellos, de los jugadores y de los medios que se acercaron. Era lo que buscábamos: que antes de la competencia la gente se enterara de que competíamos por algo, y no por resultados que nos fue mal o nos fue bien.
No teníamos la mejor atención. Hoy la tenemos y acompañada de estos grandes resultados y está clasificación creo que vamos a seguir sumando.
-¿Cómo se sintió el partido en Arsenal con todo el público presente, con todas las pibas? ¿fue un aliciente dentro de la cancha?
El partido de la cancha de Arsenal se vivió como el sueño que todas teníamos. Era lo que soñabamos desde chicas, el poder cantar el himno, ya que tantos cantamos lejos de la familia, con ella en la tribuna. Y no solamente la familia, la gente que se acercó, toda la que llegó del interior, fue una noche hermosa.
Desde el minuto cero se sintió el aliento, desde que llegamos al estadio hasta que nos fuimos. Nos hubiese encantado quedarnos más tiempo, saludar a todas y abrazarlas a todas. Agradecerle a la gente que fue y a la que no fue también, porque gracias a la televisación se pudo ver en cada rincón del país el partido. Sentimos el aliento de distintos lados del país. Fue el sueño de todas y lo pudimos cumplir.
Un camino largo y tedioso
Seguramente era difícil imaginar este desenlace allá por el 2015, al finalizar los juegos panamericanos de Toronto, en el cual Argentina culminó su participación en primera ronda tras un empate y dos derrotas. Mucho más si después de ese torneo recién pudieron culminar una práctica todas las jugadoras juntas para mediados de 2017, pero con el casi nulo apoyo de la Asociación del Fútbol Argentino.
En septiembre de ese año las jugadoras fueron a un paro levantando tres reclamos específicos: el pago de viáticos, entrenar en una cancha de césped natural y dormir en un hotel cuando viajan. Es propio de una desidia y un desinterés total el hecho de que una selección nacional tenga que reclamar hasta llegar a un paro para que le paguen el bondi para ir a entrenar, siendo la AFA una entidad que embolsa hasta un millón de dólares solo en un partido amistoso de la selección masculina.
Las pibas levantaron la voz y esta hizo eco y retumbó hasta las oficinas de AFA. Gracias a este reclamo obtuvieron algunas mejoras. Sin embargo, el preparamiento para la Copa América de Chile de este año distó de ser el ideal. Solo hubo unos escasos entrenamientos, sin concentración del equipo y sin amistosos previos.
Así y todo, con una formidable actuación y abultadas victorias, la selección consiguió el tercer puesto de la competencia continental, lo que le posibilitó jugar este repechaje. Sin duda todo mérito de estas jugadoras que, gracias a la lucha constante y este gran resultado, lograron visibilizar el abandono en que estaba el fútbol femenino.
La AFA reaccionó de una vez por todas y para la preparación del repechaje las futbolistas pudieron entrenarse, concentrar y dormir en el predio de Ezeiza, utilizando las mismas instalaciones que usa la selección masculina. En su preparación, tuvieron amistosos con Uruguay, una gira por Centroamérica y amistosos contra distintos combinados locales, femeninos y masculinos.
Todo este trabajo se vio reflejado en la gran 4 a 0 que el conjunto nacional le propinó a su par panameño en la ida del repechaje. Por primera vez en Argentina se jugó en un estadio lleno de hinchas que las fueron a alentar y devolver todo el cariño, la garra y el amor que ellas demuestran dentro y fuera de la cancha.