Por Laura Salomé Canteros /
Llegamos al ENM Chubut con la historia en la piel a dos meses de la movilización popular y el rechazo a la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El debate: ¿qué estrategia nos damos?
Entre marzo y agosto de este año la disputa legislativa por el reconocimiento del derecho al aborto dominó la agenda de la política nacional y regional. Un Proyecto de Ley, surgido de los debates y la dinámica de construcción de diálogo y consensos inherente a los Encuentros Nacionales de Mujeres y del movimiento feminista, había llegado al Congreso para imponerse e incluso contagiar a quienes nos representan de una forma de hacer política que nos honra: horizontal, transversal y diversa con respeto de las diferencias partidarias.
Ni propias ni ajenas consideraron el salto cualitativo de la lucha por las libertades que esta vertiginosa etapa histórica nos deja. Ni las más optimistas soñaron con ver tres generaciones de activistas en las calles y una institución de la democracia representativa hermanadas avanzando hacia el reconocimiento de la soberanía de más de la mitad de su ciudadanía. Una ampliación que hubiera convertido a la Argentina en el país con mayor población de América Latina y el Caribe en garantizar el derecho a la salud y a la vida digna.
El 8 de aborto (agosto) fue inolvidable. ¿O alguien se imaginó exigir un Proyecto de Ley de aborto con más de dos millones de personas en las calles solo alrededor del Congreso? ¿Alguien se imaginó que se realizaran “pañuelazos” en más de 50 países? Fueron décadas de organización y construcción de alianzas estratégicas que lo hicieron posible; y claro, eso que llamaron “tsunami” o “marea verde” que no es más que las pioneras, las expertas y las más jóvenes poniendo cuerpos, manos, cabezas y corazones en la construcción del imaginario de una sociedad que no quiere ni una sola muerta ni presa por abortar.
Sin embargo el 9 pudo ser incertidumbre. El resultado más antidemocrático y antiderechos producto del lobby furioso de las cúpulas de las iglesias evangélicas: meses debatiendo con argumentos para que ninguna resolución a la problemática de los abortos inseguros surgiera del Senado. Por eso, desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, articulación federal que no casualmente surgió como estrategia para el movimiento de un Encuentro Nacional de Mujeres, rugieron lo irreversible hasta que sea ley: ¡seguimos!
Porque pasaron solo días para la consecuencia lógica: una mujer muerta; desde ese momento fue señalar las responsabilidades políticas producto del rechazo de lxs 41 senadores y senadores que votaron en contra o se abstuvieron de sancionar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Ante las obstaculizaciones de los abortos que ya son legales -por causales-, hasta cualquier cualquier retroceso, de cualquier índole, que pudiera haber en el cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral y del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable. Porque una vez más, como lo hemos demostrado históricamente, somos quienes respondemos cuando las instituciones deciden olvidarnos. Y somos quienes seguiremos luchando hasta que todas seamos libres.
Para informarte sobre las actividades de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el ENM ver: www.facebook.com/campabortolegal