Los anuncios del presidente Mauricio Macri de la semana pasada y los de ayer, sumados al del Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, generaron no sólo una brutal corrida del dólar y una intensificación de la crisis económica, sino que también provocaron fisuras internas en la coalición gobernante y rispideces con los socios del macrismo.
Las medidas anunciadas ayer a la mañana por el presidente Mauricio Macri y el Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne son una nueva vuelta de tuerca para continuar aplicando el programa que iniciaron en el 2015, intensificándolo. Ese programa vio un primer empuje a la vía del shock cuando se armó la carta de intención en junio con el FMI. Ahora van por un acuerdo con el Fondo 2.0. Es importante señalar que el rumbo elegido es el mismo. Se intensifica el ajuste. En ese sentido, los sectores populares, la clase trabajadora, las mujeres y las disidencias sexuales van a ser las principales afectadas por este nuevo rumbo, profundizándose el agravamiento de las condiciones de vida.
Algunos de los efectos que se pueden esperar son el congelamiento y la licuación de los salarios de las y los trabajadores del sector público y también del sector privado. Hay que recordar que en el curso de los últimos diez días hubo una devaluación de más del 30% del peso. Eso significa que los salarios en dólares pasaron a ser mucho más baratos. Además de esto se va a recortar aún más en la obra pública, lo que significa un menor componente de empuje por parte del Estado, de la actividad económica, que es lo único que sacó del estancamiento a la economía en el 2017. Es probable que la consecuencia de todo esto sean despidos y suspensiones.
Sumado a la pérdida de puestos de trabajo, los salarios están cayendo vía corrida bancaria. Va a haber menor empleo o empleo de peor calidad, en un contexto donde las principales confederaciones sindicales no están mostrando combatividad suficiente frente a este embate como para revertir o aunque sea frenar la situación.
El ajuste es el que se podía prever. No hay mayores novedades salvo que insisten en el mismo camino. No obstante, el anuncio de ayer, al igual que el de la semana pasada, lo que hacen es introducir dudas entre los socios de este modelo. Esto es llamativo porque lo que hace es incentivar una mayor incertidumbre que genera una menor probabilidad de recuperación. Si no hay una perspectiva razonable, si no se sabe cuál va a ser el precio del dólar, entre otros precios, la inversión va a continuar detenida.
La semana pasada Macri anunció que se queden tranquilos, que no va a llover. ¿Pero entonces por qué compró un paraguas? Esto generó la corrida de la semana pasada, al disipar las dudas sobre si el programa financiero cerraba. Al pedir más fondos, confirmó que no.
Esto generó disputas internas hacia adentro del gobierno con cambios ministeriales, con este “cambio de rumbo” que implica renegociar una segunda ronda del acuerdo. Lo que están haciendo es reintroducir las retenciones a distintos productos que incluyen a la producción primaria pero también otras producciones. Esto es muy relevante. En la discusión del proyecto de impuesto a las ganancias del 2016, y en la reforma tributaria del 2017, todo el poder económico concentrado, desde la Asociación Empresaria Argentina a la Sociedad Rural y las mineras, dijeron que no se reintrodujeran estas retenciones porque afectaban a la previsibilidad y a las reglas claras que este gobierno, en teoría, venía a sostener. Al retomar estas retenciones lo que hace es generar un ruido en torno a la previsibilidad.
Esto es más importante que las retenciones en sí mismas. ¿Por qué? Porque las retenciones a la soja bajaron y el nuevo régimen que se aplica a toda la producción primaria, que incluye granos, carnes, minería y producciones regionales, lo que hace es introducir este ruido de incertidumbre. Sin embargo, al ser por monto fijo por dólar, significa que en la medida en que la devaluación continúe, la contribución por peso dólar se va a ir licuando. Esto es un incentivo a que las exportadoras retengan la producción y no exporten, forzando a una mayor devaluación. Una capacidad que no tienen los medianos y pequeños productores.
En ese punto, técnicamente es un despropósito pero además en términos de la previsibilidad genera dudas. El gobierno está empezando a mostrar fisuras con los propios socios al generarles incertidumbre. No genera una ruptura definitiva pero abre fricciones al interior de la coalición gobernante que no son menores.
En términos de la coalición política que representa este modelo, vale resaltar que en los recambios ministeriales que se hicieron no hubo voluntad de los amigos técnicos extragobierno ni del propio radicalismo de agarrar varios de los ministerios que les fueron ofrecidos. El gobierno va quedando más aislado, se generan fricciones internar con sus socios y además se continúa la ofensiva contra los sectores populares. En este punto, se acerca a una situación de aislamiento problemática.