Por Diego Fina. Racing e Independiente despidieron a sus entrenadores el mismo día, dejando en evidencia la falta de compromiso ante los proyectos cuando los resultados no acompañan.
Ayer fue un día histórico en el fútbol argentino por dos hechos sin precedentes: la derrota en la fecha de los cinco “grandes” y los despidos de Racing e Independiente de sus entrenadores. En algún punto ambos acontecimientos son parte de un todo, ya que ante los malos resultados se le suelta la mano a los técnicos, como en este caso a Luis Zubeldía y Miguel Ángel Brindisi.
Antes de hacer cualquier análisis con el diario del lunes, corresponde destacar la preocupante falta de palabra, seriedad y especialmente capacidad por parte de muchos dirigentes, quienes en sus discursos se jactan de querer sostener los proyectos y luego en la práctica hacen todo lo contrario, influenciados por la vorágine y ansiedad de algunos de los hinchas y periodistas.
Previo al comienzo del Torneo Inicial 2013 y sin estar del todo convencidos, a Zubeldía le renovaron por un año el contrato. Independientemente de las subjetivas ideologías de juego y formas de trabajo, si bien no puedo lograr un campeonato con planteles muy competitivos, el ex técnico de Racing hizo méritos suficientes como para merecer continuar en su cargo. Logró una gran campaña al cosechar 62 puntos en la temporada pasada y además revalorizó el patrimonio del club al darle oportunidades a los jóvenes de la cantera, tal es el caso de Luciano Vietto, Ricardo Centurión, Rodrigo De Paul, Bruno Zuculini y Luis Fariña, quienes se afianzaron en la máxima categoría. Vale recordar que hace no tanto la Academia se encontraba en una situación apremiante con los promedios.
Luego, en las primeras cuatro fechas del campeonato doméstico, el rendimiento y los resultados no fueron los esperados, con tres derrotas y apenas un empate, en tanto que también fue caída ante Lanús por la Copa Sudamericana. A todo esto y con todavía diez meses de contrato, Zubeldia sólo tenía en mente sacar adelante a su equipo del mal momento y seguramente dar un paso al costado de considerarlo necesario. Pero la dirigencia de Racing dejó en evidencia el error que cometió al renovarle el vínculo hace sólo semanas atrás, ya que en realidad no estaba del todo conforme con el trabajo del entrenador, y lo echó. Ahora la elección de uno nuevo pasa principalmente por el gusto del mánager Roberto Ayala, y el candidato que pica en punta es Claudio Borghi, seguido por Carlos Ischia, Jorge Fossati y Roberto Sensini.
El caso de Independiente es muy distinto. Brindisi casi que llegó al club por la puerta de atrás, cuando ninguno de los apuntados estada dispuesto a asumir. Al principio levantó al equipo en lo anímico y llegaron algunas victorias, pero luego la hazaña pasó a ser una utopía y terminó descendiendo con un plantel golpeado y sin respuestas futbolísticas. Pero el presidente Javier Cantero había anunciado en su momento que de no lograr la permanencia, la idea era sostener un proceso a largo plazo con el objetivo del retorno. Lo cierto es que a las palabras se las llevó el viento y, ante la sumatoria de dos puntos en cuatro partidos en la B Nacional, fue separado de su cargo. En lo que respecta al juego colectivo, en su debut en el ascenso se notó a un equipo timorato, sin ideas y con bajos rendimientos individuales. Ahora los principales apuntados son Omar De Felippe, José “Pepe” Romero y Darío Franco, en ese orden.
Llegue quien llegue la lógica de gestión en Racing e Independiente seguramente siga siendo la misma, guiándose únicamente por los resultados para determinar la continuidad de un entrenador y sin asegurar una garantía para trabajar tranquilo a largo plazo. Este es otro de los factores que también atenta contra el buen espectáculo dentro de la cancha, condicionado por un clima rodeado de presiones y dramatismos. Que pase el que sigue.