Por Redacción Marcha
En este cumpleaños Higui no está sola, lo festeja libre, acompañada y jugando un partidito. A casi un año de que el feminismo organice su liberación el saludo de Marcha.
El día que se conoció la liberación de Higui fue uno de los días más felices de la historia de nuestro portal. Tras meses de lucha feminista popular, disidente, antirrepresiva, conurbana y organizada, hubo abrazos compartidos y todxs nos sentimos, finalmente, parte de su historia rebelde.
Conocer a su hermana, a sus amigas, participar de asambleas por su liberación, caminar su barrio y entrevistar a las primeras que agitaron por su libertad fue una experiencia de grandeza para nosotras, cronistas populares. Porque somos parte de su lucha. Porque todxs nos hubiéramos defendido como Higui.
Al saberla libre decidimos visitarla, nos iba a esperar en su casa con sus nuevas amigas. Sus compañeras, que sin conocerla habían movido cielo y tierra para que su libertad sea una realidad compartida. Rápidamente los sentidos y sensaciones eran comunes entre ellas, en chiste Higui se refería a las pibas como “les chicles” al escucharlas hablar con la letra “e” para referirse a las identidades disidentes. Y así fuimos recibidas, como otras chicles que habían luchado por su libertad. Los planes habían cambiado un poco, sus amigas nos avisaron que nos estaban esperando en la Plaza de Merlo y no en su casa, las acompañaríamos al centro de Morón a comprar ropa. Una vez en la feria de la estación de Morón caminamos en grupo como si no pudiéramos separarnos, y el buzo violeta fue el elegido por todas al unísono.
Con la pilcha elegida nos dirigimos otra vez camino a Merlo pero esta vez al Merlo profundo, a la barriada. Comer unas milanesas era el plan, nada de entrevistas ni formalidades, intercambiar de cuerpo presente todo lo que nos había pasado durante sus meses de encierro. La casa compartida con su madre y su perra “machona” era pequeña pero la calidez con la que nos recibió para ese frío 20 de junio, única. Cocinamos juntas riéndonos de las noticias de la farándula en la tele de aire mientras una pelota paseaba deteniéndose siempre en los pies de Higui donde se ponía a jugar. Pero no todo fue risas, también nos emocionamos y enojamos cuando recordaba su cotidiano de encierro tan reciente, lo felíz que le hacían las cartas, la pelota y alguna que otra anécdota de rebeldía contra los carceleros.
A la tarde decidimos despedirnos, ganas no había pero el viaje de retorno era largo. Agradecida Higui nos saludó como si siempre nos hubieramos conocido. En ese momento creimos que una crónica del momento compartido no era necesaria, al año de esa visita y en el día de su cumpleaños la volvimos a recordar con felicidad, esa de sabernos libres, juntas y organizadas por eso este relato.
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