Por Leandro Albani. Con esta publicación iniciamos un cuento por entregas en diez breves escenas.
“Y los autos pasan
Y la flor muere
Y el tráfico fluye
Y la flor crece”
(Night and Day, Sumo)
La cara se recorta sobre el cielo. Un horizonte de fondo azul y mar; el telón está manchado por algunas nubes blancas. Son como humo, o pinceladas dispersas y desparejas.
Ese día se siente linda. Tiene un pañuelo de seda con colores tenues que le cubre parte del cabello. Respira profundo. La brisa del mar la inunda. Apenas hace calor. Cuando las olas rompen contra el malecón una lluvia fría y fresca la cubre, la refresca. Sobre todo en su cara.
Deja los ojos fijos en el mar. En el cielo los pájaros planean y luego caen en picada rozando el agua. Ese movimiento la despierta, entonces sus ojos observan un punto perdido en el horizonte. Ella también se deja caer como los pájaros, pero penetrando en el mar, sintiendo el agua que la hace olvidar para siempre.