Por Angie Ferrero*
El Quinteto bonaerense La Grela presentó en la Usina del Arte su nuevo disco “Superclásico” para que la nostalgia comience a palpitar con el anhelo de encontrarnos en el hoy con lo que fue y siempre será.
La casa de los abuelos, el patio rodeado de las habitaciones, ¿y por qué no? a la sombra de un viejo árbol, el mate y justo al lado, sobre un banco de chapa despintada o de madera recién lijada, la radiecita llama a la nostalgia para que se siente con nosotros a esperar que chille la pava.
Los bares de Buenos Aires; los amores perdidos evocados en el silencio de un cuarto solitario; la voz del diariero que llama desde todas las esquinas y que se mezcla con el sonido de los celulares, las bocinas, las campanadas de las viejas iglesias; las pantallas digitales que no dejan de mostrarnos imágenes que se suceden unas a otras pero que no logran tapar el legado que nos dejó el pasado.
Las callecitas se llenan de música en todas estas postales, el vozarrón del bandoneón se alza desde ellas y nos susurra al oído los mejores recuerdos.
“Superclásico” hace honor a su nombre y nos arranca una sonrisa y también un lagrimón por traernos al presente, la banda sonora del romance que vivieron nuestros antepasados, sus desesperanzas, fracasos y luchas; la soledad que cada persona atraviesa para descubrir quién es y conocer sus raíces.
La Grela es un quinteto integrado por los músicos Diego Tejedor en violín, Rubén Slonimsky en bandoneón y arreglos, Rafael Delgado Espinoza en violoncello, Ricardo Cánepa en contrabajo y Pablo Fraguela en piano, arreglos y dirección.
“Superclásico” es el segundo disco de la agrupación y cuenta con la presencia de Adiós Nonino, A media luz, Malena, El día que me quieras, Por una cabeza… todas las locuras… y susurrar las letras bien bajito, cerrar los ojos, tararear y cebar el mate; respirar hondo y abrazar lo más lindo de lo que parece que fue pero siempre será.
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