Por Manuel López Mateo / Fotos por Marco Bufano
Los restos del reconocido cacique Cipriano Catriel fueron restituidos a sus descendientes luego de 144 años de ignominia. Su pueblo considera que estuvo cautivo por el Estado Argentino y con su liberación al fin se hizo justicia.
El pasado 16 de mayo se restituyeron los restos del cacique Cipriano Catriel a sus descendientes, en una ceremonia de reparación histórica en la sede de Parques Nacionales de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata del cráneo y el poncho pampa de argollas del cacique, ambas piezas de exhibición en el “Museo de la Patagonia Francisco P. Moreno” de Bariloche.
El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y la Administración de Parques Nacionales concedieron el pedido de restitución hecho por dos comunidades originarias de la provincia de Buenos Aires, llamadas “Cacique General de Las Pampas – Cacique Cipriano Catriel” de la localidad de Azul y “Peñi Mapu” de Olavarría. El primer petitorio fue realizado hace casi veinte años por sus descendientes Matilde Modesta Catriel y su hija Marta, quienes lamentablemente ya fallecieron para verlo recuperado.
Cipriano Catriel (1837-1874) fue un cacique de las pampas al mando de su pueblo desde 1866. En su época hizo una alianza para colaborar con la defensa del Estado Nacional frente a otras tribus. Sus choznos consideran que Cipriano estuvo cautivo en el Museo de Bariloche durante más de 140 años y su liberación representa un acto de justicia.
Previamente, el cráneo estuvo en posesión del naturalista Perito Moreno, quien escribió en una carta a su padre “no quiero separarme de esa joya, la que me es bastante envidiada”, como cuenta el libro “Antropología del Genocidio”, del Colectivo G.U.I.A.S. (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social).
A partir de ahora, las comunidades decidirán si los restos son llevados a Tapalqué para descansar con sus hermanos, o sepultados en la Plaza de los Pueblos Originarios de la ciudad de Azul. La prenda de vestir, por haber pertenecido a un cacique quedará a disposición de la autoridad actual de la comunidad, Delia González Catriel. Por el momento, será depositada en la Ruka (casa) de la comunidad en Villa Fidelidad.
Según establece la Ley N° 25.517 sancionada en 2001, una restitución es la devolución de restos humanos indígenas, que forman parte de museos y colecciones, a los pueblos descendientes que los reclaman. Históricamente, las autoridades y los investigadores de museos que los albergan con propósitos científicos y/o educativos, negaron atender los pedidos indígenas. Se argumentaba que se encontraban allí para resguardarlos como patrimonio de la ciencia, del Estado y de la humanidad.
Sin embargo, una gran parte de las colecciones de restos humanos de las instituciones científicas argentinas se conformaron durante la “Conquista del Desierto”, claramente sin consentimiento de conformidad. Al mismo tiempo que el Estado Argentino perpetraba un genocidio sobre los pueblos originarios, se exhumaron cuerpos de enterratorios indígenas. Incluso, algunos capturados como prisioneros de guerra fueron llevados a Buenos Aires para su estudio. El ejemplo paradigmático es el Museo de La Plata, con una colección de más de diez mil restos óseos humanos.
En las últimas décadas, las demandas de restitución de esqueletos y momias indígenas han generado cada vez más preocupación en las agendas de los museos. Se han visto obligados a cambiar el manejo de las colecciones, las exhibiciones al público visitante y los guiones de las salas. A veces han debido retirar de las vitrinas aquellos restos que presentan reclamos. También en la ciencia el choque de intereses generó tensiones y conflictos; por un lado, el intento de las y los arqueólogos y antropólogos físicos-biológicos de preservar sus objetos estudio, y por el otro, el deseo de los pueblos originarios de recuperar a sus antepasados y su memoria como pueblo.
Rescatar a sus antepasados de las vitrinas y los depósitos de museos es una lucha de los pueblos originarios como sujetos políticos, para ejercer el derecho a su identidad cultural. La vuelta a las tierras ancestrales les permite celebrar sus prácticas funerarias y rituales simbólicos de duelo, de acuerdo a la cosmovisión de cada grupo étnico. No obstante, el objetivo final es recuperar sus tierras, comenzando con la aplicación efectiva de la Ley de Relevamiento Territorial, y el reconocimiento por el Estado de la propiedad comunitaria sobre los territorios indígenas.