Por Mario Hernandez
Carrefour presentó el jueves pasado un procedimiento preventivo de crisis al Ministerio de Trabajo. Uno de los tres empleadores más grandes de toda la economía argentina encontró una herramienta legal para el cierre de varias sucursales con el despido de más de 3.000 trabajadores.
La preocupación del Gobierno ha alcanzado niveles importantes por un factor clave: Carrefour es uno de los tres empleadores más grandes de toda la economía argentina. Será el propio Jorge Triaca, Ministro de Trabajo de la Nación, el que deberá en las próximas horas decidir si aprueba la presentación que permitiría que el supermercado inicie un período de achique.
La empresa aduce que debido a las pérdidas sufridas durante los tres últimos años, no puede más que recurrir a este procedimiento para intentar abrir un camino de diálogo con el Sindicato de Empleados de Comercio y el Gobierno.
En un brevísimo comunicado, el supermercado de capitales franceses expresó que su intención es “reagrupar los esfuerzos para mejorar día a día su relación con los clientes”.
Carrefour afirma que sufre pérdidas. Sin embargo, nada dice de los sueldos de hambre que pacta, en paritarias siempre a la baja, en connivencia con el Sindicato de Empleados de Comercio.
Respuesta sindical
En ese marco el propio Armando Cavalieri, secretario general de los mercantiles, comentó: “Yo sé que la cosa está jodida”, sobre una crisis que era vox populi en el sector, que no es reciente y que se suma a la crisis del consumo que se siente en la gestión de Cambiemos.
El subsecretario de Asuntos Internacionales de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS), Mario Amado, advirtió que “se pueden perder 2.700 puestos de trabajo en todo el país, además de reducirse el 20 % del salario y del cierre de 11 sucursales en los últimos años”. El dirigente además resumió: “Los trabajadores ya hicimos el ajuste porque Carrefour hace seis años tenía 21.000 empleados, después se abrieron 300 bocas de Carrefour Express, se absorbió el supermercado EKI y ahora, seis años después, somos 19.000 empleados”. Además alertó: “No desconocemos la realidad de la compañía, entendemos el ajuste, hay trabajadores dispuestos a algún tipo de retiro voluntario, pero no podemos permitir el cierre de un hipermercado donde, como mínimo, quedan en la calle de 300 a 400 empleados que trabajan de manera directa e indirecta”.
Ya a fines del mes pasado, los trabajadores de Carrefour habían tomado la sucursal del barrio porteño de La Paternal, ubicado en Avenida Warnes 2707 (de la que Amado es delegado), donde se desempeñan 300 trabajadores, como medida de resistencia a los despidos. También denunciaban que ni el gremio ni la empresa daban una respuesta oficial sobre la situación.
Mientras tanto, miembros de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS) iniciaron este lunes las gestiones con los representantes de la empresa. La FAECYS se declaró en las últimas horas en “estado de alerta nacional” por la actitud asumida por la presidencia de Carrefour y señaló que “rechaza desde ya toda medida que se pretenda adoptar en forma inconsulta e irrazonable que pueda lesionar de alguna manera los derechos y conquistas de los trabajadores mercantiles de la compañía”.
El Sindicato de Choferes de Camiones comunicó que evalúa “un paro de carácter nacional” por la situación de Carrefour. Además cuestionó al Gobierno Nacional por no haber sido convocados, “ignorando a los 1.500 trabajadores que la compañía tiene afiliados” a Camioneros.
“A raíz de esta situación, el Sindicato de Choferes anuncia que no se descarta, en los próximos días, una marcha a la Embajada de Francia y al centro de distribución de logística de la firma Carrefour. Posteriormente, no descartamos un paro de carácter nacional a todas las cadenas de supermercados de la República Argentina en repudio al desentendimiento de Jorge Triaca”, comunicó el gremio.
Cambios en el consumo
El relevamiento del INDECOM, (Instituto Nacional de Consumos Masivos) realizado desde el 1º de enero hasta el 28 de marzo pasado inclusive, sobre un total de 1.022 casos (evaluando 253 productos, 655 comercios y estadísticas de las Cámaras de comercio electrónico), arroja que “la baja en el consumo de más del 30% se ve acompañada por una importante modificación en el comportamiento de los argentinos, que han comenzado a mostrar una conducta de sustitución de productos y de lugares de compras”.
Algunos de estos cambios de consumo, producto de la crisis y la inflación imparable, son la “suba en los volúmenes de ventas de los feriantes de barrio, que va entre el 15,7 y el 20,4 %”, el aumento de un “30% de la venta mayorista a compradores particulares” (casi alcanzando la cantidad de compras minoristas), cambios y baja en el consumo de algunos productos de valor elevado, como la carne, donde “el 72,5 % de la gente reconoce que ya no compra igual que antes”, y un crecimiento muy importante de las ventas a través de las plataformas on line (operaciones de e-commerce por 156.300 millones de pesos el año pasado, un 52% más con respecto a 2016).
Estos cambios se concentraron principalmente “en los sectores más vulnerables del conurbano bonaerense y el interior del país.
Según Miguel Calvete, presidente del Instituto, “ese cambio en la conducta de los consumidores obedece a la notable contracción que sufren las cadenas de supermercados desde hace más de 3 años, como consecuencia de sus elevados precios y de sus no tan reales promociones. Como contrapunto, las superficies mayoristas ofrecen precios más bajos y una mayor oferta de productos de segundas y terceras marcas”.
Para INDECOM “todo esto demuestra que el caso Carrefour parece esconder una trama empresaria mucho más compleja que incluye acuerdos internacionales que se adelantan a las conductas de compra y de consumo que se vienen en el futuro en todo el planeta”. Además, asegura que “el caso Carrefour será el primer indicio de una conducta empresaria que se hará, seguramente, viral hacia el resto de las grandes cadenas”.
Crónica de una reconversión anunciada
La caída de los galos en Argentina tiene algunas aristas visibles: según datos de las consultoras que trabajan por los súper, entre ellas Nielsen, Carrefour perdió en los últimos 4 años algo más de un punto de participación en la torta del consumo, a mano de sus competidores. Entre 2016 y 2017, los años más duros, la cadena resignó un 0,5% de mercado. Mientras subían otros como Coto y Walmart, y Cencosud (Jumbo y Vea), que se mantenía a flote por el negocio de los shoppings. No fue el único que tuvo balances en rojo. Hasta La Anónima de Federico Braun, tío del secretario de Comercio, alcanzó el año pasado un balance con malos números.
En febrero de este año renunció el CEO, Daniel Fernández, quien estuvo al frente del negocio en Argentina en los últimos 12 años. Fue reemplazado por el francés Rami Baitieh quien realizaría un plan de reconversión de 16 hipermercados en “maxis” mayoristas. Además, buscarían aumentar las ventas de productos propios, mejorar los canales de venta on line y reducir la supuesta pérdida. Las ventas mayoristas que sumaron 500.000 clientes nuevos en 2017 son el objetivo.
A ciencia cierta, la crisis de los súper es anterior a la crisis del consumo en la era Macri. En los años K, el boom del consumo permitía disimular los números. Algunos lo lograron mejor que otros. Carrefour tuvo una estrategia fallida al intentar restarle mercado a los supermercados vecinos con los locales Express, comprando la cadena EKi y su resultado fue tres años en rojo, en donde el balance más duro fue en 2017, con miles de millones de pesos en pérdidas.
La maniobra legal de presentar un preventivo de crisis tiene un objetivo claro: reducir costos para aumentar la rentabilidad. Y esta fórmula solo es viable si echa a miles de trabajadores.
El procedimiento debe ser avalado ahora por la cartera que conduce Jorge Triaca. Este número también afecta a una gran masa de trabajadores tercerizados que se vinculan con cada sucursal (seguridad, limpieza, locales comerciales, etc.) y lleva la cifra prácticamente al doble.
Despidos en el mundo
En Argentina no es el único país en donde el supermercado galo está llevando medidas extremas. Trabajadores de varios países de Europa está movilizados por la ola de despidos de esta multinacional.
Carrefour es el mayor empleador privado de Francia. Se estima que sus ingresos rondan los 86.000 millones de euros.
Sin embargo, con ganancias siderales y sucursales en varios países de Europa y Latinoamérica, el “gran” supermercado inició una catarata de despidos en serie, incluyendo el cierre de varias sucursales.
Costos a la baja
En marzo pasado se cerraron las paritarias del sindicato de comercio, que nuclea a la mayor cantidad de trabajadores (1,2 millones) con un irrisorio 15% de aumento para 2018 y una revisión por inflación recién en enero de 2019. A ello se suman las rebajas en las contribuciones patronales, con que el gobierno benefició a los supermercados con la reciente reforma tributaria. Sin embargo, el sector reclama mayores controles impositivos para los supermercados chinos y a eso se suma el pedido de disminuir la presión tributaria y una reducción de las cargas patronales (sic).
Lejos de una crisis, Carrefour en vez de “precios bajos” exige “costos bajos” para relanzar un nuevo negocio a costa de despedir y empeorar las condiciones laborales de sus trabajadores.