Dirigentas campesinas-indígenas de América Latina destacaron las enseñanzas que recibieron de las zapatistas en el Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, realizado del 8 al 11 de marzo en Chiapas. La delegación de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo y la Vía Campesina (CLOC-VC) compartió sus apreciaciones sobre la experiencia en el Caracol de Morelia y el ejemplo de dignidad rebelde que tomaron para replicar en sus territorios.
Las campesinas de la CLOC-VC hicieron un análisis colectivo del Encuentro de Mujeres organizado por las zapatistas, destacando su relevancia para la lucha y organización de las mujeres. Pronto a conmemorarse el Día Internacional de la Lucha Campesina, el 17 de abril en cierne, manifestaron el compromiso de hacer llegar a sus territorios la palabra y los aprendizajes recibidos de las mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Para Lourdes Vicente del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, “La convocatoria zapatista a las mujeres luchadoras del mundo fue una experiencia muy importante para este momento histórico, en el que vivimos situaciones de guerra, de golpes y muchas formas de violencia. Para que podamos ahí hablar de nuestras luchas y experiencias haciendo frente al capital, al patriarcado y al racismo en nuestros países, desde las organizaciones”.
Resumió al encuentro como un espacio místico, con la impronta zapatista para cambiar el mundo: “Para nosotras, el MST, la mística es la que alimenta la esperanza. Es mirar el pasado, problematizar el presente y apuntar al futuro. Las zapatistas nos apuntaron a dónde está el futuro, un futuro de autonomía, de dignidad y esperanza para nosotras. Durante todo este encuentro, nos sentimos como una gran familia de mujeres humanitarias en defensa de la vida, de la tierra, de los derechos y salimos de ahí con el compromiso de reunir cada vez más mujeres alrededor de nuestras banderas”.
En la misma linea, Vicente dijo que “Pudimos hablar con otras mujeres del mundo con muchos conflictos ambientales, quienes sentimos el ataque del imperialismo a los bienes de la naturaleza. Fue un espacio de articulaciones de luchas de diferentes partes, en defensa de la tierra, el agua y la salud. Intercambiamos nuestras experiencias a partir de las distintas visiones que tenemos del mundo. Vimos que independientemente de los lugares de donde venimos, tenemos un enemigo en común que está destruyendo la vida de las mujeres, que es el capital y el sistema patriarcal, con la explotación del trabajo y las diferentes formas de opresión”.
En representación de la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria de El Salvador, Patricia Barahona consideró que “Este encuentro fue un experiencia de vida, he conocido y compartido la realidad de las mujeres zapatistas. Su lucha es como la que tenemos las mujeres en toda Latinoamérica, donde somos doblemente vulneradas por ser mujer, por ser campesina, por ser indígena. Un gran ejemplo nos dan las zapatistas, que tenemos que seguir luchando para la reivindicación de nuestros derechos”.
Bernarda Pesoa, originaria del pueblo Qom y dirigenta de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI) de Paraguay opinó que “Hemos traído muchas ricas experiencias del encuentro en Morelia, que vivimos como delegación con las otras organizaciones de diferentes países. Agradecemos porque nos recibieron bien y hemos aprendido que si las mujeres se unieran van a tener muchas fuerzas. Las zapatistas nos han enseñado que no debemos tener miedo. Es una riqueza la protección de sus territorios y el uso de sus recursos naturales, que es muy valorable para nuestra experiencia como mujeres”.
Bernarda rescata la organicidad del movimiento zapatista como muy positivo para las luchas de las organizaciones sociales, especialmente de mujeres. “Ahí nos encontramos en un territorio, y también en un mismo camino porque seguimos un objetivo común, que las mujeres tienen que ser liberadas y tener todos los derechos básicos que los gobiernos y los estados no han permitido”.
Además, Bernarda afirmó que “Las zapatistas nos han demostrado cómo se protegen y se organizan. Hemos compartido una experiencia muy importante. Ahí no hubo distinciones de etnia ni de raza, sino solamente fuimos como mujeres y nos hemos encontrado como mujeres. Fue muy fructífera y positiva nuestra participación. Agradecemos que pudimos ver las otras experiencias de las mujeres, y especialmente a las zapatistas que siempre queríamos encontrarnos con ellas, fue un sueño cumplido al fin.”
La joven María Teresa Velásquez, de la Asociación Nacional de Campesinos Hondureños, y representante del Frente Nacional de Juventud Campesina (FRENAJUC) -organización que nació en 2009 como respuesta al golpe de Estado y la ola represiva en Honduras- destacó: “Ha sido impresionante la similitud de la lucha que llevamos ante el sistema capitalista patriarcal, son muy parecidas, y la similitud de circunstancias que nos unen. Creo que nos hacen ser más unidas entre todas”.
Asimismo, Velásquez aseguró que “En Honduras la situación que vivimos las mujeres es muy difícil, porque somos el marco de este sistema que nos humilla, nos maltrata y nos violenta. Como mujeres hondureñas nos sentimos muy vulnerables a toda la situación que actualmente vivimos. Al venir aquí y mirar las similitudes que hay, ha sido a la vez muy difícil poder mirar a estas mujeres, cómo han luchado y siguen luchando dentro de este sistema y que a pesar de todo, ellas siguen fuertemente unidas como una sola mujer. Creo que marcó un gran espacio para ambas, para mujeres hondureñas-centroamericanas y zapatistas.”
Otra cuestión importante para destacar según Lourdes Vicente del MST de Brasil, es “La solidaridad entre mujeres, porque éste fue un espacio donde pudimos no solo enterarnos sobre las luchas, sino entrar en comunión con las mismas. Como Vía Campesina estuvimos ahí cumpliendo nuestra misión de prestar solidaridad a la lucha zapatista, a la lucha de las madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, a la del pueblo mapuche en Chile y Argentina y de las mujeres negras en distintas partes del mundo”.
Mujeres color de la tierra, de maíz moreno, grandes de corazón y dignidad, unidas por el derecho al territorio, a la vida y la soberanía de nuestros pueblos.
Fuente consultada: Voz Campesina, programa de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina), Radio Zapatista y Koman Ilel.
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