Por Vivian Palmbaum /@Vivi_Pal
“El único héroe valido, es el héroe colectivo”. H.G Oesterheld.
El 18 de enero concluyó la campaña que iniciaron desde la organización Naturaleza de Derechos para impulsar la participación en la Consulta Pública Nº 309, convocada por el SENASA, y rechazar la aprobación del uso de DICLORVÓS -un agrotóxico potente-, en el sistema agroalimentario argentino, y de los productos formulados que lo contengan.
La campaña obtuvo un alto índice de participación, si bien tuvo poco tiempo para su difusión. Los fundamentos para impulsar la prohibición se basan en las legislaciones de otros países, “teniendo en cuenta las incertidumbres de las propiedades genotóxicas y carcinogénicas de la sustancia y no se ha demostrado que la exposición estimada del operador, trabajador y la población en general sea aceptable”.
A falta de una normativa general, en algunas localidades de nuestro país, ya se han elaborado legislaciones locales para limitar el uso de estos agrotóxicos, si bien las corporaciones hacen lobby para pedir que se reviertan las medidas, tal el escandaloso caso de Rosario.
Con la nota de oposición a la consulta, 130 mil personas manifestaron su voluntad solicitando que el SENASA prohíba “el Diclorvós, su importación, comercialización y uso en granos, incluidas las etapas de producción, poscosecha, transporte, manipuleo, acondicionamiento y almacenamiento, así como en instalaciones para el almacenamiento de granos y de tabaco”. En los controles en los mercados de abasto Central, La Plata y Gral. Pueyrredon se detectó Diclorvós en Acelga y Espinaca.
El SENASA es la autoridad administrativa que en la Argentina autoriza, controla, reclasifica, suspende y cancela los registros de agrotóxicos para uso en el sistema agroalimentario. Tal como expresan desde Naturaleza de Derechos “se le ha solicitado oportunamente una revisión total de los registros, tanto principios activos como formulados comerciales”.
Cuidado: veneno
Tal como se explica en los prospectos de algunos venenos que contienen Diclorvós, este es un insecticida-acaricida organofosforado indicado para el control de todo tipo de plagas rastreras y voladoras. También tiene uso veterinario y actúa por contacto e ingestión, generando un efecto instantáneo y fulminante, permitiendo controlar de esta manera y de forma inmediata, las plagas en instalaciones pecuarias. Controla los siguientes Insectos: cucarachas, chinches, ácaros, insectos de los granos almacenados, moscas, mosquitos, pulgas, hormigas, polillas y coleópteros de importancia veterinaria.
Entre los fundamentos que plantea la organización Naturaleza de Derechos, se toman evidencias de otros países donde se ha legislado para prohibir su uso.
El 6 de Junio de 2007, la Unión Europea ha retirado completamente el DICLORVÓS del mercado agrícola: ya no se admiten residuos de ningún tipo en productos vegetales.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha dictaminado que el DICLORVÓS es posiblemente carcinogénico para los seres humanos. En el 2001, la Agencia Ambiental de Estados Unidos (EPA) lo clasificó como probable cancerígeno humano tras los resultados obtenidos en laboratorio con ratas y ratones.
Es considerado un Neurotóxico Nivel 2. Tiene efecto colinérgico, neuropatía retardada. Hay evidencias científicas que la exposición crónica al DICLORVÓS puede provocar el Mal de Parkinson. También es un Genotóxico. Se ha comprobado que la exposición crónica al DICLORVÓS provoca daño genético (aberración cromosómica). También es considerado un disruptor endocrino (clase 2). Esta demostrado que el uso concomitante del DICLORVÓS con otros agrotóxicos organofosforados aumenta la probabilidad de intoxicación aguda. Por su alta toxicidad representa un riesgo para los organismos acuáticos.
En nuestro país, se recuerda que el Ministerio de Salud de la Nación, por Resolución 1631/2013, prohibió la comercialización para uso domiciliario de todos los formulados que contengan mas de un principio activo cuyo mecanismo de acción sea inhibir las colinesterasas.
Así se solicita que: “Por razones de Salud Publica, corresponde la prohibición del DICLORVÓS, no solamente para el almacenamiento de granos, sino también para su uso en todo el sistema agroalimentario.
Pueblo versus corporaciones
Se viene repitiendo la organización de las y los habitantes de distintos pueblos y ciudades del interior para oponerse al uso de agrotóxicos. En algunas localidades de la pampa húmeda sus habitantes han conseguido impedir que los fumiguen, promoviendo una zona de exclusión que preserve la vida. Hasta en las escuelas rurales se formó la Red de Docentes por la Vida, para evitar las fumigaciones. Los casos de envenenamiento, malformaciones, y el aumento exponencial de cáncer en las poblaciónes ponen en evidencia la toxicidad a la que nos someten. La OMS alertó respecto del peligro de los agrotóxicos, aún con la amenaza de las corporaciones que se enriquecen con la muerte.
El noviembre del año pasado, el concejo deliberante de Rosario aprobó el proyecto de ordenanza que prohíbe el uso del herbicida glifosato en la ciudad. La iniciativa fue presentada a pocos días que en Europa la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) lo calificara como “probable cancerígeno” tanto para uso agronómico como en espacios públicos y jardines particulares. Sin embargo el lobby corporativo pudo más, tal como lo expuso el diario La Nación el 1/12/17:“Un grupo de quince concejales, que habían aprobado por unanimidad la prohibición, cambiaron de parecer luego de una reunión que mantuvieron con representantes de la Bolsa de Comercio de Rosario, la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja)”. Pocos días después se dio marcha atrás con la resolución que se cambió por un protocolo que regule su aplicación. El pueblo rosarino puso el grito en el cielo y salió a las calles a protestar, sin embargo no fue suficiente.
En Gualeguaychú también la situación ha decidido a sus habitantes a movilizarse cada día martes en una Marcha contra el cáncer. Otras ciudades como Paraná y Concordia también impulsaron medidas contra los agrotóxicos.
Los intereses que afectan estas resoluciones son tan poderosos que por ejemplo desde el INTA se impulsó el cambio de denominación de agrotóxicos por productos fitosanitarios, con una circular que insta a su personal a usar esta denominación. También en algunas escuelas rurales el INTA impulsa actividades educativas con esta denominación. Sin embargo, la agricultura sin la dependencia de agroquímicos es totalmente posible y además muy rentable. Así lo plantean con énfasis desde la Red de Comunidades y Municipios (RENAMA) que fomentan la agroecología, como lo decíamos en mayo de 2017.
Las madres de Ituzaingó, Córdoba, fueron las pioneras que nos mostraron a partir de los casos que las afectaban a ellas y a sus hijos e hijas, que la lucha organizada podía frenar a las corporaciones. El último fin de semana Sofía Gatica se interpuso con su cuerpo a las fumigaciones que se hacían de manera ilegal y fue detenida por la policía.
Naturaleza de Derechos es una organización comunitaria que viene interponiendo recursos jurídicos de protección de derechos de la naturaleza, la biodiversidad y la defensa de los derechos humanos en la Argentina.
En la nota de oposición se concluye que: “Un residuo de agrotóxico en un alimento es un residuo peligroso y la inacción de las autoridades al respecto, puede representar una conducta que encuadre en la figura penal de omisión de los deberes de funcionario público”.
Con esta oposición se le pide al SENASA que nos considere personas de igual calidad que en otros países. Hasta ahora la acción de las personas organizadas ha logrado mitigar los efectos del veneno, no solo para impedir su fumigación sino para reunirse con otros a enfrentar a los poderosos.