La obra teatral de Luz Moreira recorre la vida de una joven en la búsqueda de su identidad, muy ligada a las dictaduras en Argentina y Chile. Volver al pasado para no olvidar, volver para encontrase. De eso se trata.
Por María Eugenia Miqueo @eugemiqueo /Imagen: Hija de Papá
Cuando algo nos duele necesitamos contarlo. Una vez, varias, muchas veces nos escuchamos repitiendo el mismo relato. Primero atragantados en lágrimas, después, éstas irrumpen esporádicamente el hilo narrativo para finalmente tomar distancia y con la herida cerrada poder contar nuestra tragedia con tranquilidad, habiendo incorporado las lecciones que el hecho nos dejó, y al fin habiendo sanado, poder continuar nuestro camino. El proceso dictatorial que vivieron Argentina y Chile en el pasado siglo veinte todavía es una herida abierta. Todavía nos duele y la contamos una y mil veces; ya sea para entender y así sanar o para que se quede grabada en la memoria colectiva de los pueblos y no volvamos a permitirlo. ¡Nunca más!
Hija de Papá, relato de una noche, escrita y dirigida por Luz Moreira, nos introduce en el drama de búsqueda de identidad que viven los hijos de desaparecidos. Romina, interpretada magníficamente por Andrea Villagrán, es chilena, vive en Buenos Aires, y concurre a una vidente luego de una desilusión amorosa que termina revelándole secretos sobre su origen y el antiguo trabajo de su padre. A partir de esta revelación forzada, Romina, luchará cuerpo a cuerpo con la angustia, el miedo y la necesidad de saber y reconstruir su identidad sobre bases firmes, antes de encontrarse con sus padres en la mañana del día siguiente.
En esta reiteración del hecho narrado, la dictadura, la pieza teatral cuenta con la gran ventaja de contarlo a través de un lugar poco común que le aporta originalidad al relato. Esto se hace visible en la tensión entre el código dramático y el humorístico, muy presente en toda la obra, en el uso de tecnología moderna y en la forma de vivir la noche de la mayoría de los jóvenes de la actualidad. Es destacable el uso del humor que se realiza en Hija de Papá, anclado sobre todo en el lenguaje y los dialectos del español americano. Romina es chilena y cuánto más se angustia o se enoja, mas se marca la entonación propia de este país. Por otra parte, la vidente, interpretada por Emilia Rebottaro, se conecta con el espíritu de una anciana brasileña que le aporta el tono divertido a la trágica revelación que está por hacerle. Completa este coctel de variedades lingüísticas El Francés Cordobés, interpretado por Gabriel Carasso, originario de La Falda, Córdoba pero con descendencia de franceses que le aporta originalidad a su discurso.
Todas las interpretaciones son muy sólidas y logradas y es muy interesante el trabajo de la puesta en escena que logra, con muy pocos recursos, hacernos viajar con Lucía a través la noche porteña en busca del valor necesario para enfrentar a sus padres en la mañana siguiente.
Hija de Papá se presenta los sábados a las 20.30 hs en el Teatro El Estepario, las entradas se consiguen por Alternativa Teatral.
Ficha técnica:
Actores: Andrea Villagrán (Romina), Gabriel Carasso (El Francés Cordobés), Emilia Rebottaro (Mónica/Padilla), Jorge Vilar (Matías), Stéfano Sanguinetti (Manu)
Diseño teatral: Tamara Figueroa AS.
Escenografía: Claus Da Silva
Vestuario: Roberto Mancilla Cruz
Diseño de luces y sonido: José Binetti
Fotografía: Alejandro Chaskielberg – Guido Barraco
Teaser: Juan Esteban Montoya
Prensa: Correydile
Asistente de dirección: Virginia Curet
Dramaturgia y Dirección: Luz Moreira
Duración del espectáculo: 70 minutos
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