Por Vivian Palmbaum @vivi_pal
El jueves 5 y el viernes 6 de octubre se llevó adelante el IV Encuentro Nacional de Escritura en la Cárcel, que se realizó en el Centro Cultural Paco Urondo, una dependencia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, con una numerosa cantidad de actividades que reflejaron los trabajos de escrituras diversas, para ponerle palabras y escucharlas de boca de sus protagonistas. En este encuentro también participaron otros programas como el CUSAM y colectivos que trabajan con las personas privadas de su libertad y en contextos de encierro. Un encuentro que mostró la potencialidad de las personas que se encuentran privadas de su libertad, cuando se les brinda esta posibilidad y que contrasta con el discurso punitivista y las políticas de criminalización, que se intenta instalar en la sociedad.
En la planta baja del Centro Cultural Paco Urondo, bajo la consigna “Porque tenemos algo para decir”, se llevaron adelante una serie de actividades programadas para este encuentro: talleres, lecturas, muestras, espectáculos, paneles y feria.
El Departamento de Letras y el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, albergó la cuarta edición de este evento anual. Tal como se difunde en la gacetilla de prensa “busca abrir un espacio de reunión y debate sobre la palabra escrita y las lenguas, políticas y acciones que atraviesan el encierro. Su objetivo es compartir saberes y prácticas vinculadas a la lectura y escritura en cárceles y difundir la producción artística y las distintas formas de organización e intervenciones desde el arte, la cultura y la educación en contextos de encierro”.
Universidad en la cárcel
El Programa de Extensión en Cárceles, de la UBA, busca promover prácticas y acciones de enseñanza, investigación y extensión en contextos de encierro o vinculadas con las problemáticas propias del sistema penal y la cárcel, orientadas a defender los derechos humanos y generar herramientas para la inclusión social de las personas privadas de su libertad ambulatoria y liberadas. Desde allí propone distintos espacios de formación, discusión y acción en penales y centros de régimen cerrado; diseña y lleva adelante proyectos de investigación y extensión; desarrolla seminarios, prácticas y demás instancias de formación docente; promueve articulaciones internas con otros programas y equipos y genera vínculos con áreas estatales, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales, para colaborar en la producción de conocimiento sobre el tema, fortalecer los procesos organizativos y participar en la elaboración o implementación de políticas públicas que intervengan sobre la realidad carcelaria.
Otros programas como el CUSAM, Centro Universitario San Martín también coordina y organiza un espacio educativo creado por la Universidad de San Martín, que funciona en el interior de la Unidad Penal N° 48 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en la Localidad de José León Suárez del Partido de General San Martín (PBA). Desde este programa expresan que el objetivo principal es garantizar el derecho a la educación y al mismo tiempo se proponen en un segundo orden, mitigar la vulnerabilidad de quienes se encuentran privadxs de su libertad en este contexto de encierro. Al mismo tiempo la UNSAM también articula con organizaciones sociales, escuelas de educación media d ela zona. La particularidad de la carrera de Sociología que se dicta en el penal, es que allí reúne como estudiantes a presxs junto a integrantes del Servicio Penitenciario.
Los distintos programas universitarios para personas en contexto de encierro reconocen que las personas privadas de su libertad sufren las peores consecuencias de la exclusión social y la violencia. Así también lo consideran esos otros colectivxs que se organizan para trabajar en estos contextos de encierro, tanto de mayores como de menores. La sociedad, en su conjunto, a través del estado no se hace cargo de esta gran deuda y solo amenaza con intensificar el castigo con mayores penas y con el aparato represivo que hoy está recargado.
Desde el CUSAM, uno de los proyectos que se lleva adelante es el Pabellón Frazada, así lo expresó Marcos, profesor de teatro: “que intenta contener muchas de las actividades artísticas y también alojar recitales de poesía, feria de publicaciones y una de las actividades es pedagógica: talleres artístico tumberos. Además expresó que “se trata de un intercambio de saberes, porque quienes vamos allí a enseñar, tenemos mucho más que aprender”. En el Pabellón se organizan distintos saberes informales, alguno de los cuales se expusieron como formas de calentamiento, sistemas de comunicación y el lenguaje que se hace necesario aprender para sobrevivir en estos contextos de encierro.
Testimonio en primera persona
Pólvora, una persona que hace solo dos meses que está en libertad (hoy da clases en escuelas de villa Hidalgo y la Carcova) , luego de 28 años de privación de ella, dio su testimonio y muy emocionado proclamó: “El que va a la cárcel es el que tiene menos conocimiento, el que no sabe, al que nadie se toma el trabajo de explicarle lo que es bueno para la vida”. Luego continuó: “Nosotros cuando llegamos ahí, al CUSAM, descubrimos algo nuevo, donde pude recibirme y hoy doy clases en varios colegios, con la ayuda de los profesor@s y de mi familia. “Yo estuve 28 años detenido, y ahora me parece que no hubiese estado nunca, al venir acá hablar con ustedes., dar clases en varios colegios y cambiar de vida. Y pienso que es muy bueno”. Luego expresó : “Los profes creyeron en nosotros, ahora me siento útil, eso lo encontré en la universidad que está acá adentro”. Entre otras cuestiones que le dejó el encierro y el hecho de volver a salir a la calle, destacó que ahora sí puede hablar y que “antes era un antisocial”, contraste que lo lleva a reflexionar sobre lo que le sucedió ante esa situación: “Me di cuenta que yo también soy parte de la sociedad”.
Feria y exposiciones
Una muestra del material producido en estos contextos, fue parte de este encuentro. Algunos de los trabajos: banderines y serigrafías, que realizan jóvenes y adolescentes que están en los centros de régimen cerrado de la Ciudad (el Belgrano, el Roca/Agote y el San Martín) y los CIDAC que se realizaron en los talleres de artes y oficios. Las imágenes, palabras y producciones que reflejan el potencial profundo y creativo de lxs pibxs que hacen arte, escriben, leen, dicen, crean y se organizan, tal como se expresa.
En la cárcel de Devoto se dicta un taller de diseño de afiche social que ellos mismos definen como “un espacio de reflexión colectiva que luego se plasma en papel”. Además aclaran que quienes participan no cuentan con formación previa ni con las herramientas de diseño virtual y que a pesar de la escasez de recursos crean obras de gran expresividad.
Además se expusieron productos de cooperativas y proyectos sociales de liberadxs, mesa de publicaciones, espacio audiovisual.
Estas son algunas de la gran cantidad de actividades, con invitades que llegaron de distintos lugares del país, más o menos académicos, testimonios en primera persona de presas y presos, familiares y trabajadores, que expresan en común que cuando se brindan más y mejores oportunidades a aquellxs que no tienen posibilidades, aparece un potencial y la ocasión de transformación. Unas experiencias que contradicen las políticas punitivistas y de criminalización de las y los más vulnerables. La escritura de lo real, un encuentro de otras y otros, como posibilidad de transformación.