Por Andrea Sosa Alfonzo / Fotos: Clara Chauvín
Candidatas a diputadas nacionales por Entre Ríos analizaron cuál es el impacto de las luchas del feminismo para las campañas legislativas 2017. Lo organizó el Colectivo Ni Una Menos.
En 1991, antes de la sanción de la ley que obliga a los partidos políticos en la Argentina a incorporar un mínimo de 30 % de mujeres en sus listas con candidaturas al Congreso de la Nación, solo un 6% de los miembros del Poder Legislativo éramos mujeres. Luego de implementada la Ley de Cupos (24.012), el número ascendió al 28% en 1997 y al 40% en 2008, promedio que se mantiene en la actualidad. Sin embargo, este número es mucho menor en las provincias y municipios donde no existe esta norma de trato preferente, por lo que –y contra lo que algunos afirman– esas medidas son altamente efectivas para revertir una exclusión que es histórica. Esto significa que la Ley de cupo femenino es un piso y no un techo, como se ha leído hasta el momento por parte no sólo de los partidos de todo el arco político, sino de representantes judiciales y de los medios de comunicación masivos.
Tras las Primarias legislativas de agosto de este año, el Colectivo Ni Una Menos de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, comenzó a pensar qué implicancias tenía la ley en el trazado de una agenda política de género, en qué residía el debate sobre paridad entre mujeres y varones y cómo se relacionaba con las estructuras político partidarias en relación a la lucha de género, en el control incluso, del cumplimiento de la Ley de cupo femenino.
«Las mujeres en la agenda política» fue el título que eligió el Colectivo feminista uruguayense para organizar el primer panel de debate sobre mujeres y política en el marco de las Legislativas 2017. La jornada se concretó el jueves por la noche en la Sala 1º de Mayo del Rectorado de la Universidad Nacional de Entre Ríos, y reunió a las candidatas a diputadas nacionales por Entre Ríos, Carolina Gaillard (Somos Entre Ríos), Nadia Burgos (Nueva Izquierda) y Verónica Magni (Encuentro Social) quienes reflexionaron sobre la agenda feminista en el escenario político para una sala completa con público general, funcionarios, legisladores y organizaciones sociales y políticas.
La modalidad de debate les permitió a cada una expresarse durante tres minutos sobre los temas: Mujeres y Trabajo, Violencia de género, Salud Sexual y Reproductiva y Educación Sexual Integral (ESI).
Verónica Magni, la referente local, abrió el debate con el eje Mujeres y Trabajo sobre “las desventajas que sufre la mujer en relación a las funciones frente al varón”. Mientras que la actual diputada nacional por el Frente para la Victoria, Carolina Gaillard, consideró como un hito enmarcar a la mujer en la agenda política y enfatizó que el mundo laboral para las mujeres era significativamente desigual respecto de los varones, y que el gran problemas era que “todavía no se plasma en las decisiones políticas”. Por su parte, la candidata de la izquierda Nadia Burgos se diferenció de sus pares con un posicionamiento feminista y LGTTBI y se refirió a la problemática de los roles de cuidado cuya responsabilidad actualmente “recae en las mujeres” y exigió que “el trabajo doméstico sea remunerado” y para la comunidad LGTTBI demandó la urgencia en la definición de políticas en torno al “cupo laboral trans”.
El segundo eje sobre Violencia de género, reunió posiciones comunes entre las candidatas. Burgos fue la que expuso que era necesario analizarlo “desde un todo sistémico. No pedir más penas sino más educación” así como la “capacitación obligatoria para toda la esfera del Estado”. Magni reconoció que “se teoriza y en la práctica no se plasma nada: Entre Ríos es uno de los distritos que más padece la violencia de género”. En concreto consideró que la salida es la elaboración de un “presupuesto acorde a la erradicación de todo tipo de violencia contra las mujeres”. De las tres, fue Carolina Gaillard la única que nombró a Micaela García en el auditorio y dijo: “vivimos en un sistema capitalista” que oprime a las mujeres y la justicia tiene la misma “mirada machista”.
Cuando llegó el turno de Salud Sexual y Reproductiva Gaillard aprovechó que el debate ya estaba caliente para hacer un tiro por altura por la ausencia de la candidata por la Alianza Cambiemos, Alicia Fregonese, quien se excusó con las organizadoras “por superposición de agenda”. Y sostuvo que es precisamente el oficialismo el que no vota “las leyes que necesita el movimiento de mujeres” y aclaró que Entre Ríos adhiere a la ley pero es “el Gobierno Nacional el que no está abasteciendo con anticonceptivos, ni llevando adelante campañas de prevención”. Respecto al aborto legal, seguro y gratuito especificó que desde su lista “no queremos que ninguna mujer muera por practicarse un aborto”. Por su parte Burgos señaló que no había que “olvidar que el sistema público de salud está colapsado”. La candidata por la izquierda también se refirió a la gestión de Cambiemos y sostuvo que “el presidente Mauricio Macri viene con una embestida. Queremos decidir y tener la libertad para elegir. El aborto legal y gratuito sigue siendo una deuda de la democracia”. Magni agregó que su compromiso era desde “hace más de diez años con la Campaña por el aborto legal seguro y gratuito”.
El último eje refirió a ESI. Las candidatas reconocieron que era una ley con un bajo porcentaje de aplicación en las escuelas y que en la mayoría de los casos su trabajo en profundidad quedaba a consideración del compromiso de docentes y autoridades. Gaillard sugirió que no es cierto que “la sociedad no esté preparada” para pensar sobre educación y sexualidad sino que son “los políticos los que no estamos preparados. La mujer que está decidida en interrumpir su embarazo lo va hacer y el Estado debe acompañar”. Magni prefirió enfocarse en los jóvenes y pensar cómo trabajar educación, maternidad y sexualidad cuando se refirió al “doble esfuerzo para estudiar y que 7 de cada 10 mujeres trabajan, estudian y cuidan hijos”. Por último, Burgos agregó que el nudo de la cuestión es entender a la ESI en el marco de una profunda “crisis educativa y social de nuestro país”.
Por qué una agenda política con perspectiva de género
La definición de autogobierno que las mujeres empezamos a trazar se afirmó a partir de reclamar para nosotras mismas el control sobre nuestra propia vida y la soberanía sobre nuestros cuerpos, decir en voz alta qué tipo de sociedad queremos y organizar nuestra lucha en torno a eso, señalar al Estado como responsable y al patriarcado como un problema estructural que se condensa en opresiones económicas, culturales, políticas, laborales, de género, y se expresa a través de significaciones sociales naturalizadas en el colonialismo, la misoginia, la heteronomartividad, la explotación capitalista, el racismo, el disciplinamiento sexual, la idea de familia vinculada al rol femenino de los cuidados y la subordinación de la mujer a la idea del amor idealizado.
Todos estos recorridos fueron de-construidos en los últimos años en nuestro país por el movimiento de mujeres. Las plazas, las camas, las aulas, las fábricas, las universidades, las profesiones, las artes, la cultura y la política se trastocó cuando miles de mujeres el 3J de 2015 poblamos las calles con la consigna Ni Una Menos. Desde ese día las expresiones más variadas de lucha y manifestación pública como tetazos, intervenciones artísticas, ruidazos, paro de actividades, cuerpazos, escraches, gritos globales, tomas, movilizaciones silenciosas, murales, asambleas y otro sinfín de acciones tuvieron como contenido simbólico, material e ideológico las consignas sororas de un nuevo tipo de feminismo: antipatriarcal, anticapitalista, anticolonialista, popular, diverso y latinoamericanista.
Esa potencia que marcaba la lucha por la igualdad en un mundo desigual nos convenció a las mujeres que había llegado el día donde podíamos y debíamos reclamar para nosotras mismas un lugar central en la vida política de nuestro pueblo. Fue así que esta nueva ola feminista verde y violeta se multiplicó en cada provincia y localidad a lo largo del país.