Por Noelia Figueroa y Julia de Titto. Tercera parte del análisis de la situación del movimiento de mujeres y feminista a 10 años del 19 y 20 de diciembre. Los desafíos.
Luego de repasar históricamente los principales ejes de demanda y las fluctuaciones de un movimiento que se ha ido enriqueciendo y complejizando en los últimos diez años, pasaremos en esta tercera y última entrega a esbozar algunos de los desafíos que el movimiento feminista y de mujeres, en su articulación con las organizaciones políticas y sociales, posee para los próximos años.
A diez años, el 19 y 20 de diciembre de 2001, ese punto máximo de conflictividad que trastocó a la sociedad entera, sigue marcando en gran medida a todo el campo popular y a sus organizaciones. En su autocomprensión, sus imaginarios y los sentidos elaborados, aparecen claros algunos desafíos para el movimiento de mujeres y feminista. Estos desafíos atraviesan también a aquellas organizaciones populares que, sin trabajar exclusivamente sobre estas temáticas, se autoidentifican como comprometidas con las luchas antipatriarcales.
En relación con el combate contra la violencia de género, es crucial avanzar en la reglamentación de las leyes y en la aprobación de presupuestos públicos acordes con las necesidades de las mujeres. Para efectivizar mecanismos que le permitan a las víctimas salir del circuito de violencia, es central empoderar mujeres en cada uno de los territorios, atendiendo a las diversidades sectoriales, geográficas, etc. También aparece planteada la necesidad de seguir combatiendo las formas erróneas del discurso y de denunciar todas las violaciones de derechos que implican los paupérrimos procedimientos policiales y judiciales garantes de la impunidad.
Redoblar los esfuerzos por el aborto legal, seguro y gratuito
A su vez, y en función de los pasos dados en el año que se cierra, el 2012 se perfila como el año en que el movimiento tendrá que redoblar los esfuerzos para avanzar en torno a la demanda por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito. Para esto se requiere tanto una labor pedagógica clara por parte de las feministas que se pusieron al hombro el desafío de acceder a este derecho, como un compromiso efectivo por parte de las organizaciones políticas del campo popular en el sentido de trabajarlo seriamente hacia el interior de los movimientos. Esto implica avanzar para unificar esfuerzos en una batalla que tiene por enemigos a las grandes corporaciones médicas y farmacéuticas que lucran por millones, a las ramas más reaccionarias de la Iglesia Católica inserta en espacios claves como los hospitales y las escuelas y a gran parte de la clase política que no termina de comprender el drama del aborto clandestino.
La potencia de la diversidad
Por último, y en un análisis que puede pecar de esquemático, teniendo en cuenta que existen tensiones tanto generacionales como de procedencia social hacia dentro del movimiento de mujeres, es necesario articular esfuerzos para contener la mayor cantidad de demandas y de sujetos organizados que sea posible. Si las luchas de dicho movimiento son en pos de una sociedad igualitaria, incorporar de una vez por todas el reclamo de quienes eligen formas disidentes de vivir sus identidades de género o sus sexualidades, es un paso nodal en la lucha contra la discriminación y a favor de mayores libertades. Es por esto que se torna fundamental rejerarquizar el lugar de las demandas vinculadas a la diversidad, tanto hacia dentro de las organizaciones políticas como en la vieja guardia de activistas feministas.
El diálogo entre el activismo feminista más tradicional, las nuevas generaciones, quienes centran sus reclamos en las demandas de la comunidad LGTTTBI y las organizaciones sociales y políticas que incorporan una visión antipatriarcal, posee sin duda potencial transformador. Resulta de sumo interés poder interiorizarse más en el recorrido de estos últimos diez años para mesurar avances y perspectivas de un movimiento hoy disperso en un punto, pero con alto grado de acuerdo en la agenda política a trabajar.
Por supuesto, los retos trascienden en mucho a todos los enunciados y quedan afuera muchas de las reivindicaciones que dan vida al movimiento hoy. Pero, sin duda, elevar el debate y afinar las herramientas en el combate por todo lo que falta avanzar es una buen forma de hacerle justicia al anhelo de transformarlo todo que nuestro pueblo mostró en las históricas jornadas del 19 y 20.
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