Por Vivian Palmbaum / @vivi_pal
El 22 de agosto era la nueva fecha en que se iba a iniciar el juicio oral y público por el asesinato del joven Nehuén Rodriguez. Suspendido por segunda vez, a pocos días de su inicio, se pospuso nuevamente la posibilidad de establecer las responsabilidades por el asesinato que intentaron ocultarse por todos los medios.
La iniciativa de su madre junto al esfuerzo de amigas y amigos, vecinas y vecinos solidarios y organizaciones del barrio logró recuperar la verdadera historia del asesinato perpetrado por efectivos de la Metropolitana.
Postergaciones continuadas
La primera fecha del juicio era el 7 de junio, que se postergó para el 22 de agosto porque no se entregaron unas pericias que hacía Gendarmería. Una instancia a la que se llega luego de la investigación que la propia familia y personas cercanas iniciaron contra la versión oficial de un accidente.
Días antes de la reprogramada audiencia del juicio oral y público se vuelve a postergar la fecha con argumentos similares: no llegaron las pericias del celular de Castagnaso (uno de los policías acusados) y un handy, hechos que el juez ya conocía y a pesar de lo cual había decidido comenzar porque había pruebas suficientes. “Quieren poner trabas para cansarnos y no nos organicemos” afirma Roxana Cainzos, madre de Nehuen. Aún no se ha determinado una nueva fecha para dar comienzo al juicio, porque dicen que sin estas pericias no se puede iniciar, a pesar que contrariamente con anterioridad se había desestimado esta necesidad. “El problema con esta causa y con todas, donde están implicadas las fuerzas de seguridad, es no visibilizar los casos”, afirma Roxana.
Quemero
Nehuen tenía 18 años ese 15 de diciembre de 2014 y apenas había terminado el secundario hacía 7 días. Ese día iba en su moto a la casa de un amigo para festejar el ascenso de su amado Huracán. Un móvil de la Policía Metropolitana, conducido por Daniel Germán Castagnasso, acompañado del subinspector José Daniel Soria Barba, lo atropelló en la esquina de Ramón Carrillo y Brandsen, del barrio de Barracas. El patrullero iba a más de 100 km por hora, sin sirenas y sin detenerse con el semáforo en rojo, atropellando a Nehuén que a las pocas horas fallecía en el Hospital Argerich como consecuencia del impacto.
Solidaridad
La presencia de sus amigos, amigas y profesores impulsó a su familia y en especial a su mamá, Roxana Cainzos, a investigar las verdaderas causas de un accidente que se convirtió en asesinato. La madre junto a sus compañeras y compañeros del secundario, armaron unos volantes con la cara de Nehuen que salieron a pegar por el lugar del hecho y logró que a los pocos días aparecieran los primeros testigos, que a pesar del miedo, rompen con el relato oficial de la policía, para develar la verdadera historia del asesinato. Cada día 15 se hace una movilización junto a organizaciones del barrio para pedir justicia.
La semana pasada, a pocos días de la fecha del juicio oral, el barrio nuevamente se empezó a movilizar. Con esténcils, sus amigas, amigos, el vecindario y organizaciones sociales salieron a pintar para visibilizar y convocar a la presencia.
No son casos son pibas y pibes
Todos los días alguna niña o jóven desaparece en los barrios, con total impunidad. La Boca tiene un triste prontuario de hechos como el de Lucas Cabello, el pibe que salió a comprarse un sándwich y fue acribillado por un policía metropolitano en el barrio. Nicolás Arriola, hace pocos días, un pibe de 18 años que aún estudia en el secundario, circulaba con un amigo y le armaron una causa para detenerlo y mandarlo a Marcos Paz donde estuvo algunos días, hasta que fue liberado porque no había nada en su contra.
Luciano Arruga es quizás el emblema del accionar impune de las fuerzas de seguridad. Los pibes y pibas amenazados por Gendarmería en la villa 21-24, curas villeros como el padre Toto que la semana pasada sufrió la amenaza de las fuerzas de seguridad. Kiki Lezcano al que un policía no solo mató sino que antes lo torturó y filmó, sin embargo la justicia curiosamente lo absolvió. La lista se vuelve interminable.
Contra la impunidad
“Con pruebas fraguadas, huellas limpiadas, desaparición de los Gps, no había pericias de la velocidad, la policía manejó todo con total impunidad, instalando una historia que estigmatiza a nuestros pibes” afirma Roxana Cainzos, mamá de Nehuen. Continúa diciendo: “hasta la médica del Hospital Argerich, que me llamó una hora después del hecho, lo primero que me dijo es que esto se podía haber evitado si hubiera tenido el casco puesto”, como si no hubiese existido la desidia de l conductor del patrullero.. Esa misma médica es la que en la pericia deja asentado que Nehuén tenía un corte de pelo con maquina, como si esto tuviese algún significado. Pura estigmatización que muestra la complicidad con los intereses de las fuerzas policiales y la insistente y reiterada criminalización de pibas y pibes de los barrios populares. Una construcción social con la que nuestros pibes y pibas conviven cotidianamente y que hoy ha llegado a su máxima expresión en los intentos reiterados por instalar la baja en la edad de imputabilidad. Violencia institucional, un concepto detrás del cual se esconde las historias del abuso donde el Estado es el máximo responsable. La desaparición de Santiago Maldonado quizás hoy es el símbolo del accionar de las fuerzas de seguridad en alianza con el Poder Judicial que ha producido la movilización popular.
“O me encierro en el dolor o salgo a luchar” pensó Roxana y comenzó su larga lucha que aún no encuentra un poco de justicia para calmar el dolor de la pérdida irreparable de un hijo. Sin embargo en su largo camino se ha encontrado con un barrio, vecinas y vecinos, amigos de su hijo, organizaciones que la apoyan y la sostienen para darle visibilidad al maldito accionar que intenta eliminar a pibes y pibas de nuestros barrios.