Presentamos la segunda parte de la entrevista que desde Marcha realizamos a Martha Linares, presidenta de la FUBA y a Clara Condenanza, presidenta de la FULP; donde ambas plantean las discusiones de cara a la relación entre universidad y sociedad, y por otro lado la articulación regional del movimiento estudiantil argentino dentro del contexto latinoamericano.
Durante este mes de junio se cumplieron 95 años de la Reforma Universitaria de Córdoba que dio inicio a un proceso latinoamericano de crítica y transformación de la estructura y el conocimiento producido en esa institución, pero también de la sociedad en su conjunto. En este marco, Marcha entrevistó a las presidentas de las federaciones estudiantiles de Buenos Aires y La Plata para repensar la Reforma a partir de los debates que atraviesan actualmente a la educación universitaria.
– ¿Cómo es la vinculación universidad-sociedad hoy? ¿Cuáles son los aspectos centrales que necesitan ser replanteados?
Clara Condenanza (CC): La vinculación Universidad-Sociedad es uno de los debates más importantes a dar tanto al interior del movimiento estudiantil, como hacia el conjunto de la comunidad educativa y la sociedad. No partimos de cero, hubo momentos históricos en la Argentina donde lo que atravesaba a las universidades era específicamente como se vinculaban con el pueblo, sus necesidades, y como aportaban, por ejemplo, a procesos de liberación. La universidad tiene una tendencia natural a tomar un carácter de isla, lo tiene por su origen como institución y por su composición, por eso pensar y proyectar una disputa en el vínculo universidad-sociedad es poner esto en tensión directamente. De hecho, partimos de pensar como es la “vinculación” entendiendo a la sociedad como externa a la construcción de conocimiento que se produce en nuestras universidades.
El propio concepto de extensión debe ser replanteado, las disputas que pueden darse en el marco de esa práctica y las limitaciones que tiene en tanto es una vinculación y no una coproducción de conocimiento. Otro de los aspectos que creemos debe ser discutido tiene que ver con la investigación, que está vinculado directamente a la implementación del neodesarrollismo en la Argentina como modelo de desarrollo, y la priorización de las líneas de investigación que fortalecen el desarrollo científico técnico necesario para sostenerlo, sobre las que van de la mano del crecimiento de nuestras sociedades en términos de mejora de condiciones de vida.
Martha Linares (ML): Me parece que una cuestión importante a la hora de pensar la relación universidad-sociedad tiene que ver con qué lugar cumple esa institución en relación al entorno que la rodea y que posibilidad de acceso y permanencia hay para la población. Es decir que tan “pública” es la universidad pública.
No es una novedad para nadie que no todo el mundo puede acceder a estudiar en la universidad y esto tiene que ver con que si bien no hay un costo de una matrícula, justamente se ignoran toda una serie de factores sociales “externos” a la universidad. Los y las estudiantes tienen que poder transportarse hasta la universidad y hoy no existe un boleto educativo para universitarios. Los y las estudiantes, más que nada aquellos que viven lejos pero todos en general, deben poder acceder a un plato de comida económico en la universidad ya que pasan muchas horas en ella. En muchas facultades no existen comedores universitarios, obligando a los estudiantes a comprar en comercios privados. Todas estas cuestiones encarecen y reducen la posibilidad de amplios sectores sociales de acceder a esa educación pública.
Ahora bien, estas son luchas que los estudiantes tenemos que dar y estamos dando. Pero mientras tanto también debemos construir la universidad que queremos aquí y ahora. En la Universidad de Buenos Aires, por ejemplo, hemos impulsado desde varios Centros de Estudiantes comisiones de articulación territorial. Desde allí generamos un ida y vuelta entre la universidad y el barrio. Por ejemplo en la sede de Constitución de la Facultad de Ciencias Sociales comenzamos con un taller y merendero para chicos los días sábados. Eso generó el acercamiento de sus padres con los cuales ahora estamos trabajando haciendo apoyo en cuestiones laborales, principalmente desde los estudiantes de la carrera de Relaciones del Trabajo. Y a su vez, los estudiantes de Comunicación lanzaron el armado de un periódico conjunto entre estudiantes y vecinos del barrio que analiza las problemáticas de la zona.
No planteamos que con esto se resuelve la complejidad de la relación Universidad-Sociedad, pero si demostramos que sin grandes recursos económicos y con voluntad política es posible llevar adelante cambios sustanciales al respecto.
– La Reforma Universitaria se planteó desde un primer momento como un movimiento continental, ¿Hoy el movimiento estudiantil argentino se piensa a sí mismo en el contexto latinoamericano? ¿Cómo es la situación estudiantil del continente en términos generales? ¿Existen instancias de coordinación regional?
CC: Si, por supuesto, tanto desde la FULP como otros gremios estudiantiles, apostamos a la construcción de un movimiento estudiantil con una profunda perspectiva latinoamericana, y no lo hacemos desde un lugar neutral o ingenuo, por el contrario, lo pensamos desde un lugar activo en la lucha por una América Latina que, desde la integración y coordinación de quienes luchamos, avance en un proyecto de liberación a nivel continental. Esta política es la que, en el caso de la Federación Universitaria de La Plata, nos ha llevado a recorrer una gran cantidad de países del continente, visitando aquellos que enfrentan al neoliberalismo más salvaje con un movimiento estudiantil absolutamente de pie, como Chile y Colombia, así como también acompañando los procesos de liberación más avanzados del continente, y aprendiendo de ellos, como nuestras visitas y coordinaciones permanentes con la juventud venezolana o boliviana.
A grandes rasgos, hay dos formas distintas de encuentro a nivel estudiantil en el continente, una de ellas es la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) que reúne a distintas federaciones, entre ellas la argentina, en marcos de bastante formalidad, y con una mayor diversidad de miradas sobre los distintos procesos políticos que vive América Latina. Otra de las instancias, es la de la Juventud del ALBA de los Movimientos Sociales. Que nace como parte de una apuesta a consolidar el proceso que los Movimientos Sociales hacia el ALBA en los distintos países del continente vienen llevando adelante de articulación desde los sectores populares, y con una clara referencia del proyecto del ALBA encabezado por Hugo Chávez y Fidel desde 2004. La apuesta a construir este espacio tiene que ver justamente con que se identifica claramente con un proyecto político, el socialismo del siglo XXI, y que además nos permite pensar al movimiento estudiantil en conjunto con otros sectores, los movimientos sociales, a la vez que nos genera e impulsa debates como juventud latinoamericana.
ML: Sin lugar a dudas. El movimiento estudiantil es parte de la juventud de nuestro continente que históricamente ha sido uno de los sectores sociales más rebeldes y dinámicos. En la actualidad, con matices en cada país, esto sigue siendo así. En los países de corte más conservador se han dado grandes luchas por la educación pública como son el caso chileno y colombiano. Desde la FUBA hemos estado presentes en esos países y hemos entablado relación con distintas organizaciones estudiantiles.
También por eso, en el marco del Foro Nacional de Educación para el Cambio Social que venimos realizando organizaciones estudiantiles de todo el país hace cinco años incluimos una instancia de articulación regional continental. Es así como en el marco de este foro se realiza también el Encuentro Latinoamericano de Estudiantes dónde nos cruzamos con compañeros y compañeras de toda América Latina.
Todo esto, si bien surge a partir de nuestra identidad como estudiantes y las problemáticas comunes que nos aglutinan, también lo excede. Pensamos la articulación de organizaciones estudiantiles a nivel continental enmarcada en un proyecto político más general ligado a las necesidades de nuestros pueblos. En nuestro caso, el horizonte es la construcción del socialismo del siglo XXI. La juventud, entendemos, tiene una responsabilidad generacional en esta tarea de no conformarse con lo que hay y apostar a construir una sociedad mejor.