Por Redacción Marcha
A 15 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, el domingo se realizaron las ya clásicas jornadas culturales y el 26 fue la multitudinaria marcha en el Puente Pueyrredón. Crónica de dos días donde el pedido de justicia y las construcciones colectivas se hicieron oír fuerte.
Las fechas exactas sirven, a veces, de puras efemérides para dar cuenta de un día que marcó a fuego el futuro de la juventud, de las familias y hasta de un Presidente. Pero también, son una excusa para traer temas que siguen más vigentes que nunca, como recordar al gobierno de turno el derecho a la protesta; seguir pidiendo que los responsables políticos del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki -una masacre planificada- sean juzgados; rescatar los valores por los que Maxi y Darío militaban a diario y esa tarde habían ido a cortar el Puente Pueyrredón en medio de un pueblo que se hundìa en la pobreza y sumar voces feministas, de asambleas (otra vez) y ollas populares, cuando la pobreza ajusta y se feminiza, y cuando las ideas y resistencias se construyen colectivamente. Todo eso resultaron el 25 y el 26 de junio, días que se encienden y que perduran durante mucho tiempo más.
Ayer, pasado el mediodía, fue Alberto Santillán, padre de Darío, quien le dio cierre al acto del corte del Puente Pueyrredón. Con sus palabras, nos recordó que la lucha es todos los días. “Han pasado quince años y acá estamos. Hoy se cumple un aniversario más. Pero los que estamos en esa lucha sabemos muy bien que no es únicamente una vez al año en la cual trabajamos y luchamos, sino que trabajamos los 365 días del año para llevar adelante lo que nosotros, como familiares, queremos; lo que ustedes, los militantes, quieren y lo que una parte importante de la sociedad también quiere, acompañándonos en esta búsqueda de justicia”.
Sobre el final, Alberto recalcó que la lucha es la única forma de que la justicia represente a las y los de abajo, olvidadas, los marginados: “Existe un descreimiento con respecto a la política y a la justicia; nosotros lo combatimos con lo que creemos: con la lucha, con el orgullo, con el amor. Lo combatimos porque dignificamos no únicamente a Darío y a Maxi, sino también a los treinta mil desaparecidos, a los pibes muertos en los barrios, a las mujeres desaparecidas por la trata y tantas otras situaciones que esta justicia no mira, porque no mira hacia los que menos tenemos, sino que mira hacia arriba, hacia los que más tienen”.
La causa por responsabilidades políticas
La causa, luego de quince años, se encuentra aún en etapa de instrucción. Es decir que todavía se vienen presentando testigos que, con sus testimonios, aportan datos que permiten construir una estrategia investigativa. Actualmente la Fiscalía N° 10, a cargo de la fiscal Paloma Ochoa, es quien coordina la tarea de los alegatos. Se tramita en el Juzgado Federal N°4 del Dr. Ariel Lijo, en los Tribunales de Comodoro Py. Colabora activamente la ProcuVIn (Procuraduría sobre Violencia Institucional) perteneciente a la Procuradora General de la Nación. Se trata de un equipo de fiscales que ayuda en la constitución y el avance de la investigación. Todos estos años de lucha colectiva y de suma de voces van sumando a tejer redes. Así, están al frente la abogada Paula Alvarado y el abogado Pablo Ledesma, de la APDH Matanza. Colaboran también con la Comisión Independiente Justicia por Darío y Maxi la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.
El miércoles pasado se sumó un testimonio fundamental: Adriana Puiggrós realizó una declaración muy importante al ratificar que ella se encontraba presente mientras a Oscar Laborde, intendente de Avellaneda durante el momento de la represión, lo llamaban para intimidarlo diciéndole que no”dijera nada acerca del operativo que se estaba desarrollando en su distrito”. Las expectativas a corto plazo son continuar con las testimoniales, y proponer por lo menos un imputado a indagatoria, lo que significaría un paso muy importante en la búsqueda de justicia. Ya declararon Oscar Laborde, Gustavo Yacoy (ex intendente interino), Nora Cortiñas, Comisarios de la Policía Federal con responsabilidades en ese momento y ahora se sumó el testimonio de Puiggrós.
Alberto Santillán también se refirió a las responsabilidades estatales y de las fuerzas policiales (que actuaron de conjunto) el 26 de junio: “Ese Estado tiene nombre y apellido; el nombre y apellido de los asesinos: Duhalde, Solá, Atanassoff, Juan José Álvarez, Rodríguez, que siguen impunes, amparados por el poder político”, explicó. Y agregó: “Contra eso estamos peleando, contra esa puerta que la justicia nos quiere poner, la cual vamos a romper con este puño, con el puño izquierdo, el que dignifica, el que Darío tantas veces levantó. No importa el tiempo que nos lleve, tenemos elementos suficientes para demostrar la responsabilidad del Estado y los hemos presentado en la fiscalía”.
El poder de las piqueteras: ser gracias a otras
“Desafíos, puente, olla popular, justicia, visibilidad, piquete, gomas quemadas, lucha, cartillas de formación”. La emoción se unió a la rebeldía desde temprano en el corte frente a la estación Darío y Maxi que da lugar al comienzo de la jornada cultural que se realiza cada año para honrar sus sueños de libertad. Allí, sobre la otrora avenida, se realizó la “Asamblea de mujeres, bisexuales, lesbianas, travestis y trans piqueteras”, en conmemoración del “primer aquelarre” de los feminismos populares sobre el Puente Pueyrredón en 2003.
Esa primera asamblea fue posible por “entendernos iguales todas las mujeres, y lo hicimos arriba del puente, en medio del pedido de justicia por Darío y Maxi”, contó Adriana Pascielli, del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) y participante de ese hito fundacional. “Sería imposible si no hubiesen existido los Encuentros Nacionales de Mujeres -agregó Celina Rodríguez Molina del FPDS-CN-.Nos fuimos encontrando en las diferentes luchas y hoy estamos dando un paso fundamental, al haber llamado a esta asamblea”. “Nos costó mucho encontrarnos y reconocernos en las otras”, agregó Mariana Gerardi Davico, ex integrante de la Aníbal Verón, hoy en la Campaña contra las Violencias hacia las Mujeres. “Estas asambleas son parte de la vida de los movimientos. Fuimos profundizando los debates y siempre el feminismo nos unió”, cerró Mariana.
Al igual que se recordó con dolor a Darío y a Maxi, las feminidades en lucha que ya no están dijeron ¡presente! Así, la asamblea trajo presentes a Mercedes Gudano, Diana Sacayán, Lohana Berkinks, Berta Cáceres, Teresa Rodríguez, Viviana Avendaño, Papa Gaitán y tantas otras. Y también a Maite Amaya, activista trans de la FOB- Córdoba, que falleció el pasado 13 de junio. “Gracias por tu valentía, lucidez y sensibilidad, por enseñarnos de solidaridad, ética y compromiso. Tu lucha antirrepresiva, por la igualdad y la libertad, queda grabada en nuestras fuerzas e ideas”, dijeron sus compañeras. La Asamblea resultó un capítulo y, a la vez, genealogía de los “feminismos ancestrales” que se relata en las calles a la par de la historia de los movimientos populares que buscan luchar contra la opresión capitalista y colonial, pero también machista y heteropatriarcal. Porque la pasión piquetera y la liberación feminista caminan juntas.
Los pibes y las pibas de los barrios de la Argentina
Por tercer año consecutivo, los pibes y las pibas de Niñez y Territorio volvieron a copar el anfiteatro lindero a la estación, recuperado por familiares y compañeros/as de Darío y Maxi. Provenientes de barriadas populares de la Ciudad de Buenos Aires, como así también del conurbano bonaerense, fueron llegando a horas del mediodía. A lo largo de la semana previa al 25, en sus centros comunitarios y organizaciones los pibes y las pibas recordaron la historia de Darío y Maxi, que fue plasmada en dibujos y cartas que luego serían regaladas a Alberto Santillán. Una vez en la Estación, invadieron la cotidianeidad militante con gritos, cantos y juegos, junto a sus educadores y educadoras compartieron una jornada cultural que concluyó con un abrazo a Alberto.
“Recuerdo que cada vez que Darío volvía del centro comunitario me hablaba de la importancia del trabajo con los pibes y las pibas, él sabía que ahí estaba el verdadero cambio”, explicó el padre de Darío. Es así que los pibes y las pibas organizadas confirmaron su compromiso de ser verdaderos constructores de futuro. “Alerta que caminan los pibes y las pibas por los barrios de Argentina”, cantaban mientras algunos y algunas salían a stencilear los aledaños de la Estación con las frases que habían trabajado en la semana; que decían: “compañerismo es amor”, “luchando junto a Darío y Maxi”, “la yuta mató y como siempre impune queda, yo te lo digo, es con lucha o no se llega” .
Una vez más, frente a todos los discursos acusatorios contra la niñez y adolescencia que reproducen los funcionarios turno y los medios hegemónicos de comunicación, los pibes y las pibas organizadas volvieron a demostrar su compromiso con la vida y la justicia, continuando el ejemplo de Darío y Maxi.
“Soy el papá de Darío Santillán”
Alberto estuvo más presente que nunca. Tal vez porque su referencia y su coherencia siguen creciendo cada año. Porque portar el apellido Santillán (él, heredero de su hijo) es un orgullo y también una responsabilidad que no pesa: los valores siguen intactos.
Por eso fue el único orador en el acto del 25, un poco antes de que la Delio Váldez cerrara con música y el fuego empezara a iluminar la marcha de antorchas.
Un poco antes ya había sonado Nagual, la voz siempre presente de La Monchi, y la Bersuit Vergarabat. También concluían los murales de Muralismo Nómade, que sumaron color, formas y texturas a la Estación recuperada, intervenida y que hoy lleva los nombres de los pibes, de Darío y Maxi. Los puestos atravesaban toda la avenida y mostraban sus producciones autogestivas con ropa o juguetes o comidas o libros; otra manera de resistencia y de construir otras economías posibles. Tambièn se descubrió el busto construido por compañeros, en el que Maxi y Darío sonríen vivos y llenos de sueños.
Por eso las palabras de Alberto rescataron la potencia política y militante de su hijo: “Hoy es una jornada importante, estoy más sensible que en anteriores, he visto el busto que hicieron para Darío y Maxi, como trabajan desde la cultura, con la escuela primaria y secundaria con orientación popular, pero también veo que a partir de eso le están dando a los más chicos la posibilidad de razonar, lo que todos los gobiernos no quieren que tengan, el derecho a pensar”.
En eso de “enseñar a pensar” sigue implícita la pregunta de por qué actuales candidatos a las próximas elecciones no son juzgados por su participación en la Masacre. En ese sentido, agrregó: “Nos reprimieron, ya lo dijo, Aníbal Fernández, y muchas veces el pez por la boca muere, no hay represión sin una orden del Estado. Ningún gobierno tuvo la voluntad política de llegar hasta donde tiene que llegar para investigar a los responsables políticos. Y hoy el gobierno de Macri hace cultura de la represión”.
“Que no piensen que van a caminar tranquilos porque tenemos orgullo”, aclaró. Y destacó la construcción política cotidiana, esa que se hace de a pie y en cada barrio: “¡Aguanten los movimientos sociales, los que abren cabezas y le enseñan a los chicos a pensar, la herramienta más fuerte que tenemos! El lugar es ese, es la lucha”.
Y así como el fuego volvía a encenderse en las antorchas, y las banderas y los cantos a ser parte del paisaje nocturno, Alberto cerró en una voz personal: “Muchas veces les digo: compañeros, he perdido el nombre, y es un orgullo, porque ya no soy mas Alberto, soy el papá de Darío Santillán”, pero que fue, a la vez, voz colectiva en la garganta de las y los cientos presentes: “Soy el padre de Darío Santillán, vive en mí, vive en mis hijos, vive en ustedes. Que miren, carajo; que nos vean, que nos vean bien”.