Por Sergio Segura
Quien haya visto el documental “El Baile Rojo”, sabe de quién se habla cuando se nombra a Imelda Daza. Militante histórica del Partido Comunista Colombiano (PCC). Sobrevivió a un plan genocida del Estado colombiano y los paramilitares, que asesinó alrededor de 4.000 de sus copartidarios de la Unión Patriótica (UP) en los años 80 y 90. Luego de 30 años de exilio, regresó en 2015, esta vez para quedarse. Hoy es una de los seis integrantes de Voces de Paz, agrupación política que actualmente vela dentro del Congreso de la República por el cumplimiento del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el gobierno colombiano. En esta entrevista para Marcha durante su visita en Argentina relata su visión sobre la coyuntura colombiana, justo en un momento álgido en el marco de los diálogos de paz y en un periodo preelectoral.
Sergio Segura: ¿Cómo te trata Buenos Aires? Eres una de las invitadas internacionales al 17 Festival de Cine de Derechos Humanos…
Imelda Daza: El Festival me ha parecido una expresión de arte muy interesante. Vi dos películas sobre Colombia: Chocolate de Paz y El Silencio de los Fusiles. Chocolate de Paz es una película conmovedora, se trata de la situación que se vive en la comunidad de paz de San José de Apartadó y todo el genocidio contra la Unión Patriótica en esa región. Es una filmación que de verdad cumple con el objetivo de cualquier película que es ejercitar sentimientos, muy conmovedora para uno que sabe que esa fue la verdad. Natalia Orozco, directora de El Silencio de los Fusiles, es una periodista que intenta registrar hechos históricos y más bien deja en manos del espectador la opinión sobre el trabajo. Para mí fue extraordinario, capta las opiniones de los actores políticos, no solo de los actores armados, sino de la opinión política de todo el país durante el proceso de negociación.
También estuve en entrevistas con Radio Cooperativa y Russia Today. Para nosotros es muy importante tener estos espacios de difusión porque sabemos que los medios nacionales están cooptados por el gran poder del país. Es información parcializada, egoísta, mezquina, miserable con el resto de los colombianos. Yo he querido aprovechar esta visita a Buenos Aires para poder referirme a la situación de Colombia y clamar por la solidaridad internacional que es tan importante en este momento.
Tuve también la oportunidad de asistir a la multitudinaria marcha de mujeres, aunque también había muchos hombres, por la consigna “Ni Una Menos”. Me sorprendió la variedad, la convergencia, la confluencia. Distintas concepciones se reunieron bajo una única consigna. Ejemplar. Creo que eso significa un avance en la lucha de las mujeres por la reivindicación de nuestros derechos, y me encantó el documento final, el manifiesto, porque le encontré un carácter internacionalista, hicieron mención de mujeres de toda Latinoamérica.
S.S.: Hace poco estuviste en el Parlamento Europeo pidiendo apoyo para combatir el “genocidio paramilitar”. Voces de Paz les está permitiendo esto. ¿Cuál ha sido tu experiencia en esta vocería dentro del Congreso de la República?
I.D.: Ha sido interesante porque nos ha ayudado a entender cuál debe ser el rol de los cinco senadores y los cinco representantes que va a tener las FARC en el Congreso. Ha sido una escuela intensiva, de comprensión de cómo funciona ese cuerpo legislativo. Está lejos de ser el órgano legislativo con independencia, todos los vicios de la democracia colombiana se manifiestan allí, pero en esa medida le sirve a uno para reflexionar sobre qué es lo que hay que corregir.
Nos han acusado de representar a los peores criminales de Colombia. A los secuestradores, extorsionistas, narcotraficantes, narcoguerrilleros, reclutadores de menores y violadores de mujeres. Somos víctimas de ese hostigamiento y esos insultos, sabemos que la intención es la de provocarnos para que también caigamos en la discusión vulgar, en el debate grosero y en la descalificación con adjetivos a falta de argumentos y de ideas. Nos hemos cuidado de caer en esa provocación, pero todo tiene su límite, estamos llegando a un punto que nos va tocar responder también para llamar por su nombre a los ‘parauribistas’, que son los que nos agreden siempre. Sin embargo, debo reconocer que muchos parlamentarios de los partidos tradicionales son los que han salido en defensa nuestra, y se han enfrentado al Centro Democrático (partido liderado por el expresidente y ahora senador Álvaro Uribe) acusándolos a ellos también, diciéndoles todo de lo que son culpables ellos y su jefe. Creo que la izquierda nunca había tenido tanta solidaridad de parlamentarios liberales y hasta conservadores, además de los del Polo, verdes y de la representante a la Cámara del MIRA, de quienes hemos contado siempre con su solidaridad.
S.S.: Simón Trinidad fue su amigo desde los años 70 y luego fueron compañeros de militancia en la organización Causa Común. Años después se convirtió en comandante de las FARC, ahora condenado en una cárcel de Estados Unidos. Aunque han presionado pidiendo su retorno, no hay voluntad del gobierno colombiano ni atención del gobierno norteamericano. ¿Hay resignación? ¿Otro preso político al olvido?
I.D.: Olvidado nunca por los que tenemos compromiso con el cambio en Colombia, resignados tampoco, no es de revolucionarios resignarse. Por lo tanto mantenemos firme la solicitud de retorno de Simón Trinidad, para mí, Ricardo Palmera, con quien se cometieron todas las injusticias posibles. Primero, el tratado de extradición entre Colombia y Estados Unidos dice que no puede tener nunca móviles políticos, y segundo, que nunca puede haber extraditados condenados a cadena perpetua, a Ricardo se le hizo un juicio eminentemente político. Los argumentos para juzgarlo fueron inventados, se rebuscaron testigos en Colombia para acusarlo. Dos juicios fallaron a su favor y en contra del Estado norteamericano, hasta que pudieron convencer a un equipo de jurados para que lo condenaran a cadena perpetua, porque él tenía 52 años y fue condenado a 59 años de prisión. Es decir, todos los exabruptos jurídicos de aquella falsa democracia se juntaron.
Eso fue obra de Álvaro Uribe Vélez. Se lo propuso y lo logró. Pero tampoco nos resignamos. Él esta condenado jurídicamente, pero apelamos a la sensatez del gobernante de turno de Estados Unidos para que conceda el indulto y pueda volver a su país, del que nunca debió ser enviado a ninguna parte, porque a él se le juzgó por el delito de rebelión y eso está contemplado en la ley y el Código Penal. Por ese delito han podido condenarlo el resto de su vida en una cárcel, pero no en otro país.
En estos momentos se está montando una campaña que esperamos sea internacional, pidiendo el indulto para que Ricardo pueda retornar. No es de extrañar que sea Donald Trump el que conceda ese indulto, de ese señor se puede esperar cualquier cosa. Barack Obama no negó el retorno de Ricardo, a Obama no se le hizo la solicitud. Creemos que, aunque el gobierno colombiano muchas veces dijo que sí estaba haciendo diligencias para ese fin, nunca pidió el retorno de Ricardo. En cambio sí le pidieron a las FARC guardar secretos, que no se hiciera campaña en ese sentido. Aunque (John) Kerry (secretario de Estado de USA) estuvo en La Habana (Cuba) y habló con los negociadores de las FARC de que sí era posible ese indulto, el que nunca aceptó la posibilidad fue el representante que tenía Obama en la mesa de negociación.
S.S.: El ELN dice que la mesa de Quito (Ecuador), sin participación de la sociedad, no va. Juan Camilo Restrepo, jefe negociador por parte del Gobierno, anunció que espera ataques militares “con todos los fierros” en las próximas semanas contra esa guerrilla. Por otro lado, la Corte Constitucional tomó medidas que afectan parte del espíritu del acuerdo de paz firmado en noviembre. La implementación no va bien, principalmente por incumplimiento del Gobierno, incluso en los aspectos más básicos, como la logística y condiciones necesarias de las zonas donde están concentrados los y las excombatientes. Con este panorama, ¿qué futuro le ve a la mesa entre el ELN y el Gobierno?
I.D.: Yo creo que el gobierno de Juan Manuel Santos está empecinado en el silencio total de todos los fusiles, entonces la negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) va, a pesar de las dificultades. También hubo dificultades cuando se empezó la negociación con las FARC. No fue fácil, todavía no es fácil la implementación ni lo será. Sería una actitud errada del ELN quedarse solos como combatientes en Colombia, la correlación de fuerzas sería muy desigual. Sin duda ellos son muy agudos observadores de lo que está ocurriendo con la implementación del acuerdo con las FARC. Espero que aprendan de las falencias, de las carencias y de las fallas que ha habido en este proceso, que las asimilen bien para que su proceso de negociación se maneje de mejor manera. Igualmente el Gobierno también está aprendiendo.
Yo creo que Santos y Humberto de la Calle reflexionan hoy en esto que hizo la Corte Constitucional, en que se equivocaron al escoger esos magistrados, y es importante que esos errores no se cometan con el ELN. Ahora están en el momento de posicionarse cada uno de la mejor manera posible. La arremetida contra el ELN ha sido durísima, lo sé de cerca porque la Policía y el Ejército en el Cesar (noreste del país) ha cometido toda clase de abusos contra líderes campesinos, mujeres, líderes sociales, la organización y el movimiento social en general, para bajar la moral a los negociadores del ELN, porque acusan a todos esos líderes del Congreso de los Pueblos de ser miembros activos de esa organización. Aunque uno no lo crea eso hace parte del proceso, es el ‘tira y jale’ que se da antes de que se inicie en forma la dinámica de acuerdo.
S.S.: El paramilitarismo continúa invadiendo territorios y desplazando comunidades. Los asesinatos, amenazas y judicialización de líderes sociales no cesan. Por su parte, varios ministros de Santos afirman que el paramilitarismo es cosa del pasado. Igualmente la Fiscalía, que parece más preocupada por dejar sin plata a las FARC que por esclarecer estos graves hechos.
I.D.: Las declaraciones del ministro de Defensa, de la Fiscalía, del ahora ministro del Interior cuando era viceministro, solo ayudan a la impunidad, se vuelven cómplices de lo que está ocurriendo, ellos niegan la sistematicidad, yo por el contrario la veo diáfanamente. El modus operandi de esta etapa es idéntico al que se implementó contra la Unión Patriótica, porque igual que en aquella época los asesinatos se siguen cometiendo en la periferia del país: zonas rurales, pueblos pequeños, veredas, corregimientos, y poco a poco se va acercando a las ciudades y a las capas medias…así fue el genocidio contra la UP, hasta que llegó a la capital, al aeropuerto El Dorado, donde fueron asesinados Bernardo Jaramillo, candidato presidencial por la UP, y José Antequera, presidente de la Juventud Comunista. El plan es paralizar a la población porque se viene la implementación del acuerdo, porque se viene el derecho a la oposición, cuya ley ya fue aprobada, y se viene el fortalecimiento de la organización popular, porque el silencio de los fusiles nos permite una mayor visibilización a partir de ahora.
S.S.: Se aproximan las elecciones presidenciales (2018) y no hay consensos claros. La fusión entre Gustavo Petro (Progresistas) y Jorge Robledo (Polo Democrático Alternativo) cada día parece más distante para la izquierda. Ustedes están con el llamado “gobierno de transición”, propuesta que se verá traducida con un candidato que tenga como bandera la implementación de los acuerdos y no dar marcha atrás en la paz. Sin embargo la intención de voto del país se inclina hacia la derecha nuevamente.
I.D.: Yo comparto la idea del gobierno de transición. Como izquierda colombiana no tenemos con qué aspirar a un triunfo total el próximo año. Se vale un gobierno de transición al cual le exigimos dos cosas muy sencillas: primero, que sea un candidato decente. Decente en Colombia quiere decir no ligado a la corruptela ni a las componendas, ni a las mafias electorales. Y segundo, que se comprometa a implementar el acuerdo. Porque esto toma años, más de una década, entonces necesitamos un gobierno que en esta primera etapa se comprometa a fondo con la implementación del acuerdo de paz. La figura que por ahora cumple ese perfil es Humberto de la Calle, él ha tenido unas salidas pero no ha tenido el eco que se esperaría. Lo mas posible es que esa figura que necesitamos sea un liberal con estas dos características. Esa es mi opinión personal, no la de Voces de Paz. Voces de Paz no ha tenido tiempo ni para reunirse y deliberar sobre estos temas.
En cuanto a la unidad de la izquierda, yo creo que no hay condiciones todavía para que aspiremos al proyecto alternativo. Movimiento alternativo digámosle a los verdes (Alianza Verde), al Polo, quizás a Poder Ciudadano. A Sergio Fajardo, que no sé a qué pertenece. Al MOIR, a Progresistas con Petro. Y la familia comunista: Unión Patrótica, Marcha Patriótica, Partido Comunista, y el nuevo partido que aquí va a surgir. Aspirar a que en a seis meses, que es cuando tiene que empezar la campaña, haya una candidatura única lo veo muy difícil. En la izquierda nos caracterizamos por proclamar la unidad, pero todos queremos la unidad alrededor de nosotros mismos. Yo pienso que en todo caso la unidad de la familia comunista sí tiene que darse y creo que eso no tiene mayor dificultad.
Para nosotros está clara la unidad, es un deber político, una necesidad histórica, un compromiso con el país. Si es factible que aquella otra fuerza, de izquierda o democrática o alternativa, se unifique alrededor de un candidato, pues eso sí haría fácil un acuerdo con nosotros. Pero es muy difícil negociar con el MOIR, con Robledo, que se niega a hablar en un escenario donde yo estoy, así lo dijo. Esperemos que la discusión interna se dé y ojalá el candidato sea Petro, porque es un hombre inteligente, honrado diría yo, tiene una visión a futuro, coherente, bien planteada, aunque no llene las aspiraciones de esta familia comunista. El camino es el gobierno de transición que es al que debemos apuntarle, y mi llamado es a asumir en serio el compromiso de acceder al poder.
Hablo con la autoridad de los años de una izquierda que asumió una posición muy cómoda. Criticar con el dedo a los pícaros, a los manzanillos, a los leguleyos, enjuiciar a los corruptos, condenarlos, pero nunca asumimos la responsabilidad en serio de elaborar un proyecto de país, no sabemos cuál es la Colombia que queremos, no sabemos a dónde queremos ir. El pueblo colombiano está cansado de los diagnósticos. La gente exige soluciones porque los problemas los conoce muy bien, los padece todos los días, esa es la tarea de la izquierda, y tenemos que reafirmar la voluntad firme de ser poder. Yo estoy cansada de ser oposición, esa es la verdad. 50 años haciéndole oposición a sucesivos gobiernos. Yo quiero ser poder, yo quiero gobernar, con gente que piense como yo, que se identifique conmigo o que yo me identifique con ellos. Es muy cómodo pasarse toda la vida criticando sin asumir nada, hay que cambiar en ese sentido, ustedes los jóvenes tienen ahí una tarea dura para desarrollar.