Por Mónica Mexicano*
El pasado 15 de mayo en la ciudad de Sinaloa, México, asesinaron al periodista Javier Valdez. Los testigos cuentan que lo bajaron de su auto a mitad de la calle, lo arrodillaron y 12 balas que acabaron con su vida. Su cuerpo quedó tendido a un par de cuadras del diario RíoDoce donde trabajaba. De inmediato sus colegas acudieron a la escena. Incredulidad y miedo primero, rabia e indignación después.
“Pero tengo que escribir lo que veo y lo que escucho, tengo que levantar la voz para que sepan que el narco es una plaga, un devorador que traga niños y mujeres, devora ilusiones y familias enteras. Tengo que decirlo, con miedo y coraje, indignación y tristeza. Somos muchos los reporteros que buscamos la nota en plena incertidumbre, que tenemos claro que algún día un balazo puede llegar antes que nosotros: somos muchos reporteros indignados por el silencio que quieren imponer, por las mentiras oficiales, pues a diario vemos a personas a las que arrancaron a punta de chingazos sus ilusiones, a mujeres con el beso ardiente de una granada en la boca, a jóvenes, casi niños, atascados de dolor y cocaína, vemos en las calles a sicarios y madres desesperadas, a comandos armados y padres de familia atascados en lodazales o encostrados a la orilla del mustio camino. Por eso tengo que escbirir, tratar de rescatar la voz de tantas personas hundidas en la desesperación y una esperanza enferma”. Fragmento de “Con una granada en la boca”
Javier Valdez dedicó su vida a documentar las atrocidades del crimen organizado y su vinculación con el Estado mexicano. Dio voz a los más desprotegidos, a las víctimas de esta supuesta “Guerra contra el Narco”: mujeres y niños expuestos al terror, a la violencia, a la inermidad y a la total desprotección que brinda la impunidad con la que se cometen crímenes en México. Valdez pudo documentar las consecuencias de la violencia en las ciudades y comunidades azotadas por el terror del narcoestado mexicano, y encontró una manera particular de poder narrar tanto horror, una manera que convocara a la acción, y vencer la parálisis propia del miedo.
Javier armó y recreó una forma diferente de periodismo, transformó la profesión de comunicador y aprendió que una guerra solo puede documentarse desde el acompañamiento a las víctimas. Una forma de periodismo comprometido con la realidad. Sí, es cierto, a los periodistas los matan porque algo hicieron. A Javier lo mataron por su labor periodística, no para robarle el auto, como quiere hacer creer el Estado mexicano.
Los que lo mataron pretendían acallarlo, pero hoy la palabra de Javier recorre muchas ciudades del mundo con la fuerza de un ventarrón, el ventarrón de los valientes, el ventarrón de la verdad.
Buenos Aires grita “No al silencio cómplice”
El día de ayer, miércoles 24 de mayo, organizaciones sociales, de derechos humanos, de migrantes y sindicatos de prensa protestaron afuera de la Cancillería y entregaron un par de cartas con más de 600 adhesiones para exigir al gobierno argentino se pronuncie por el asesinato del periodista y por las violaciones a los derechos humanos en México.
La actividad fue convocada por la Asamblea de Mexicanos en Argentina y SiPreBA. Decenas de personas y varios medios de comunicación recordaron las palabras de Javier, y los nombres de los seis periodistas asesinados en lo que va del año. Sus rostros estuvieron junto al de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que continúan desaparecidos.
Las integrantes de la Asamblea de Mexicanos explicaron que desde hace 10 años se inició una “guerra contra el narcotráfico”, la cual, se dijo, pondría fin al crimen organizado. Sin embargo, esta supuesta guerra solo fue el pretexto para la militarización del país y para el control de los territorios. Los carteles de la droga y el Gobierno están amalgamados, tienen los mismos intereses económicos y sociales: controlar territorio para manejar el negocio, no sólo de las drogas, también de personas, de migrantes, de mujeres, prostitución, pornografía, tráfico de órganos, comercio ilegal, etc. En este contexto de guerra es que las violaciones a los derechos humanos se volvieron sistemáticas: más de 100mil personas asesinadas, más de 30mil personas desaparecidas, más de 100 periodistas asesinados (según cifras oficiales), decenas de miles de feminicidios sin investigar, por lo menos 14 defensores de derechos humanos asesinados, 855 fosas comunes con miles de cuerpos amontonados y sin identificar. Las masacres masivas y manipuladas por las fuerzas de seguridad se multiplican.
México padece una tragedia sin precedentes, todo el territorio mexicano se ha convertido en un cementerio, por eso es fundamental romper el cerco mediático que se cierne y que intenta mantener el manto de impunidad que posibilita que esta tragedia continúe.
Hace unos días la Cancillería argentina se pronunció por el asesinato de Valdez, pero el contenido de este pronunciamiento “nos preocupa, pues expresa solidaridad con el gobierno mexicano en su lucha contra el crimen organizado. Nosotras decimos no!, al gobierno no le interesa resolver esta situación, es parte del problema”, como expresaron las integrantes de la Asamblea de Mexicanos en Argentina. “Exigimos al gobierno argentino, utilice todos los medios y recursos a su alcance para instar al gobierno mexicano a permitir a los Relatores para la Libertad de Expresión de la ONU y de la CIDH hacer una visita a México para documentar los casos de asesinatos y hostigamiento contra periodistas, y puedan implementar un mecanismo de seguimiento que ponga fin a esta tragedia”, fue la demanda principal de la carta entregada a la cancillería.
Luego de una larga espera, una comisión integrada por SiPreBA y Asamblea de Mexicanos se entrevistó en privado con Marcos Stancanelli, Jefe de gabinete de la Canciller, quien recibió la carta firmada por el gremio de prensa en Argentina, con más de 600 firmas y la carta de organizaciones sociales “donde se discute punto por punto el comunicado de cancillería y se explica por qué es insuficiente e inexacto”.
Al finalizar se invitó a los asistentes a quedar atentos a nuevas convocatorias para continuar con la exigencia hacia el Estado mexicano para que permita la entrada al país de los Relatores para la Libertad de Expresión.
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*Mónica Mexicano es integrante de la Asamblea de Mexicanos en Argentina