Por Mario Hernández
Mario Hernández, periodista y militante argentino, dialogó con los realizadores del documental El Rastro de Camilo, en torno a la vida de Camilo Torres Restrepo. Lorena López y Nicolás Herrera del Colectivo Frente Unido- Investigación Independiente vienen trabajando desde el año 2010 en la recuperación y difusión de la memoria del sacerdote revolucionario colombiano.
Nicolás Herrera: Nosotros vinimos a Argentina en el año 2008, en ese momento había una visión de Colombia bastante restrictiva. En ese entonces, cuando comenzábamos a participar activamente, Colombia era asociada a la guerrilla y a las FARC, ahora es asociada al “Patrón del mal”, al narcotráfico, a la televisión. Pero parte de nuestra preocupación era que nosotros como pueblo luchador no teníamos nada más que ofrecer que la figura de la guerrilla y las FARC. No es que estemos en contra de las FARC, pero nos preguntábamos si no había nada más para ofrecer en cuanto a las experiencias de lucha de nuestro pueblo.
Una de las figuras determinantes que podíamos compartir era la de Camilo Torres, pero no llegamos a él directamente, pasamos por Orlando Fals Borda, sociólogo, uno de los grandes científicos sociales de la historia de este continente que planteó una nueva manera de ver las ciencias sociales comprometidas con el cambio social y a eso él lo llamó “investigación participativa”, y que está a la misma altura de otra figura como Paulo Freire.
Hicimos un libro en el año 2011/12, comenzamos a preparar un libro sobre Orlando Fals Borda, una antología, y encontrábamos que en muchas entrevistas y artículos él decía que no había inventado nada, que todo lo había escrito porque Camilo Torres ya lo había hecho. Con Camilo fundaron la Facultad de Sociología en Colombia y él decía que toda la acción de la investigación participativa la había visto en Camilo. Había un elemento sobre el que no habíamos profundizado nunca, la veta científica de un hombre que había sido reducido a la figura de cura guerrillero y esa figura había sido fetichizada, era una estampita con la cual estabas a favor o en contra, pero no podías cuestionar o preguntar qué había detrás de eso.
Mario Hernández: Recuerdo que en los años 70 en la Argentina se editaba una revista que se llamaba Cristianismo y Revolución, que también la editaba un ex sacerdote o seminarista.
N.H.: Juan García Elorrio.
M.H.: Exactamente. Ahí por primera vez leí sobre Camilo Torres.
N.H.: Además en esa revista Elorrio habla en caliente, porque la publicación empieza en 1966 y Camilo murió en 1966. En el segundo número de Cristianismo y Revolución ya aparece Camilo Torres en la portada, eso está muy relacionado con una experiencia militante muy fuerte en la Argentina a los finales de los 60 y en los 70 que da origen al comando Camilo Torres, que luego va derivar en Montoneros, pero también está la experiencia de Norberto Habegger, que provenía de la Democracia Cristiana, que era de Descamisados y escribe una biografía sobre Camilo Torres. Había toda una generación de militantes que van haciendo un tránsito y que van preguntándose quién es este personaje y cómo lo traducen a su propia experiencia. En la investigación que hicimos terminamos yendo a Bahía Blanca, donde hay una experiencia muy linda en relación a Camilo y la militancia de base.
El cuerpo de Camilo sigue desaparecido como trofeo de guerra
Lorena López: En parte es encontrarse con una memoria vigente que no conecta solamente al movimiento social en Colombia, sino que incluso fue una figura impactante para el movimiento latinoamericano. En esta experiencia de hacer la búsqueda investigativa para el documental “El rastro de Camilo”, del cual formamos parte como equipo investigador, de recopilación de testimonios y archivos, dimos con una compañera en Bahía Blanca a partir de una campaña que se realizó en el año 2015 por un grupo de compañeros del Congreso de los Pueblos que fueron apresados y acusados de ser guerrilleros urbanos, hecho que ya se desmintió y hoy están en libertad, todos exiliados; se hizo una campaña de firmas en solidaridad y entre ellas firmó esta compañera porque los acusan de tener material sobre Camilo y la figura de Camilo siempre había estado en su casa, porque sus padres eran cristianos, artistas populares, y habían hecho una historia de la Iglesia que tiene como protagonista de su último capítulo a Camilo. Se trataba de una narración de cuento para niños. Ella estuvo presente cuando la dictadura se llevó a sus padres, no supo más de su familia, se quedó con amigos y a la edad de 18 años una conocida le entrega un audio: se trataba del audio realizado por sus padres de Camilo.
Lo recuperamos porque además era tener en cuenta que Camilo es al día de hoy el desaparecido más ilustre del siglo XX en Colombia y Laura García, la compañera militante en Bahía Blanca, nos decía que es la manera que encontró de conectar memorias. Sus padres son desaparecidos de la dictadura argentina a la vez que Camilo es un desaparecido por el Estado colombiano. Una manera de ir forjando esas memorias para que los pueblos hagan los duelos de los miles de desaparecidos que tenemos.
¿Por qué Camilo? Porque su historia da cuenta de la cruenta realidad colombiana a raíz de los testimonios recuperados, y porque recuperar a Camilo es recuperar a cientos de desaparecidos que tenemos, al día de hoy son 70.000. Además poder preguntarle al Estado colombiano que está hablando de paz y de justicia, qué pasa con esos compañeros y qué pasa con el cuerpo de Camilo que sigue desaparecido como trofeo de guerra. Yo creo que esas son las preguntas que atraviesan el documental y que nos atraviesan desde 2010 cuando comenzamos a indagar en este personaje.
N.H.: También son preguntas que nos atraviesan a nosotros. Nunca naturalizamos que el cuerpo de Camilo estuviera desaparecido. Viniendo aquí, yendo a las rondas de las Madres de los jueves en la Plaza de Mayo, uno se pregunta dónde están sus propios muertos y cómo es posible que Camilo Torres no aparezca y se quede instalado en el movimiento social como algo normal, porque murió en combate, entonces debía ser enterrado en una fosa común.
M.H.: ¿Sus familiares no reclamaron el cuerpo?
N.H.: La madre sí, lo reclamaba para seguir peleando, entonces el Estado no iba a darle el cuerpo a una mujer que quería ser memoria activa de su hijo. Hay toda una discusión entre Isabelita Restrepo, su madre, que terminó muriendo auto exiliada en La Habana, donde están enterrados sus restos por invitación expresa de Fidel y la posición del hermano mayor de Camilo que insistía en que lo mejor que podían hacer sus amigos era dejarlo descansar en paz y que no se metan más y no lo usen como bandera política.
La posición del hermano de Camilo era bastante conservadora, por el contrario de su madre que siempre dijo que se hizo matar por seguir a Cristo y por su compromiso con los pobres, y que por lo tanto los pobres tienen derecho a rendirle un culto o un tributo en una tumba. El hermano siempre insistió en que Camilo se equivocó al final y que lo mejor era que ese cuerpo no sirviera para seguir alimentando los odios y la violencia. El Estado se puso del lado del hermano y trató de sepultar la figura de la madre. Nuestra tarea ha sido ponernos del lado de la madre y reclamar sus restos, sus documentos, su memoria, no para decir que nosotros la recuperamos sino para ser un canal y vehiculizar ponerlo en discusión.
M.H.: Mencionaste el apellido de su madre, Restrepo, porque en realidad Camilo Torres se llamaba Camilo Torres Restrepo y cuando hablamos de la familia Restrepo se trata de una de las 10 familias que han gobernado Colombia. Alguna vez tuve relación con la escritora Laura Restrepo que supo militar en Argentina durante los años de la dictadura y hoy es una famosa y reconocida escritora. Acá entonces, cabe una pregunta, porque Torres no dice nada, pero Restrepo dice mucho. ¿Cómo se da la participación de este hijo de la oligarquía colombiana en esta demanda de cambio social y político participando de una fuerza armada como el Ejército de Liberación Nacional (ELN)?
N.H.: Voy a redoblar tu apuesta. Torres no dice nada para este contexto, pero para el contexto colombiano los Torres son una familia de terratenientes y de científicos que tenía varias generaciones, su padre era médico, era el Rector general de la Universidad Nacional de Colombia, era el mejor pediatra de Colombia en los años 20 y 30, su abuelo era médico y su bisabuelo también y venía de una familia de terratenientes de Boyacá, en el centro del país, cerca de Bogotá. En su linaje, 19 generaciones antes está el famoso adelantado Don Juan de Torres, el español, que tiene un hijo con una cacica indígena que es Don Diego de Torres y Moyachoque que para los originarios es una figura como la de Tupac Katari, con reconocimiento histórico, liderazgo étnico y político, una figura muy importante. De hecho algunos Muiscas cuando hoy se refieren a Camilo lo llaman “de Torres” para referirse a su antepasado Don Diego de Torres. Entonces aquí puede no decir mucho ese apellido pero en Colombia los Torres eran una familia que si no era descollante, era por lo menos influyente en términos culturales en una región determinada.
Los Restrepo son muchos, Laura, la escritora, el actual vocero de la negociación de paz con el Ejército de Liberación Nacional por parte del gobierno, Juan Camilo Restrepo, el anterior que hoy está prófugo del gobierno de Uribe Vélez que negoció con los paramilitares, el Alto Comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, un delincuente. El ex presidente Carlos Lleras Restrepo y la mamá de Camilo eran parientes lejanos y además es abuelo de Germán Vargas Lleras, el que fue hasta hace poco vicepresidente de Santos y que es uno de los tipos más opuestos a las negociaciones de paz y a cualquier tipo de transformación. Los Santos tienen un linaje que es Santos Restrepo y están emparentados con Torres Restrepo, o sea que cuando Camilo hablaba de las 24 familias que gobernaban Colombia no era porque las había leído en estudios sociológicos, sino que tomaba whiskey con ellos.
El tema es que se da vuelta todo cuando su padre y su madre deciden tomar posiciones radicales en política, su padre era el candidato a ministro de Salud si Gaitán hubiera sido presidente, habían sido concejales en los años 20 y eran copartidarios. Camilo Torres iba los viernes, cuando eran las Jornadas Gaitanista,s a escuchar los discursos de Gaitán que era como ir aquí a comer pizza a la Avenida Corrientes los viernes. La figura de Gaitán era muy influyente para Camilo así como para su madre y su padre.
La familia de Camilo siempre estuvo ligada a la política, el tema es que en Camilo se atraviesa la espiritualidad, una sensibilidad frente al dolor y al sufrimiento de los pobres, que lo lleva a ser sacerdote y buscar alternativas para que la gente no sufriera tanto y esto lo lleva a ser sociólogo. Entonces, se trata de un hombre que tiene una sensibilidad sobre el mundo, una ética en donde el otro es importante y que hay que construir las herramientas para que ese otro no siga siendo excluido de un sistema que lo hace sistemáticamente y no queda otro camino que la lucha política directa.
Camilo no asume la política contrariando sus criterios espirituales ni científicos, sino a partir de la ética cristiana y de los criterios científicos da el salto a la política y lo hace en concordancia con una historia de su familia, de su mamá, de los Gaviria, porque ella era Isabel Restrepo Gaviria. El abuelo paterno de Camilo murió en el frente de la Guerra de los Mil Días, era médico de campaña atendiendo a los liberales cuando se enfrentaron al gobierno conservador. Había todo un imaginario, su tatarabuelo, José Félix Restrepo, firmó el acuerdo de libertad de vientres en Antioquia. Era una figura muy importante para Camilo y lo llevó a comprometerse con los pobres.
M.H.: ¿En qué ha consistido la investigación que hicieron de la memoria de Camilo Torres? Supongo que habrán tenido algunas dificultades en el camino.
N.H.: Sí, nuestro trabajo toma como punto de partida otros previos, nunca creímos estar inventando la leche tibia. Tuvimos como referencia la investigación de Orlando Fals Borda y teníamos una mirada sobre la historia que era la historia negada de los de abajo, de las luchas, y teníamos una referencia que son cuatro volúmenes que escribió un historiador colombiano, Renán Vega Cantor, que se llama “Gente muy rebelde”. Teníamos algunas referencias ahí de lo que significaba recuperar historia y recuperar resistencias. Comenzamos a cuestionarnos cómo hacer para divulgar esas cosas que fuéramos encontrando y cómo hacer para que le llegara a la gente.
Empezamos en 2010 publicando un libro con Claudia Korol que se llamó “Camilo Torres, el amor eficaz”, que se trata de una pequeña recopilación de escritos y ahí, cuando acabamos la presentación en el Hotel Bauen, donde estuvieron las Madres de Plaza de Mayo, el compañero Carlos Aznárez de Resumen Latinoamericano, y una presencia bastante interesante, nos preguntamos qué íbamos a hacer a continuación y se nos ocurrió una galería fotográfica.
Comenzamos a buscar por internet, donde encontrábamos siempre las mismas cuatro fotos relacionadas a su etapa guerrillera. A través de Atilio Borón hicimos un cruce con quien fue profesor de Camilo Torres, un sociólogo belga que se llama Francois Houtart. Él vino a Buenos Aires, tuvimos la oportunidad de entrevistarlo durante cinco horas. Mas que investigación fue la curiosidad de alguien que quiere acercarse a un héroe.
M.H.: Hay una etapa en la que Camilo vive y estudia en Bélgica.
N.H.: Él se convierte en sociólogo en Lovaina, por sugerencia de Francois Houtart.
M.H.: Que es un hombre de la Iglesia también.
N.H.: Sí, es sacerdote, tiene 94 años, es uno de los principales impulsores del Foro Social Mundial y del movimiento altermundista. Cuando terminamos la entrevista nos pregunta si no conocemos a un colombiano que está haciendo un documental sobre Camilo Torres en Canadá. Nos pone en contacto, Diego viene a Buenos Aires en septiembre de ese año, nos encontramos en un bar, nos contamos qué estábamos haciendo y ahí surge la idea de hacer un colectivo, y así surge el colectivo Frente Unido, porque así se llamaba el programa político de Camilo Torres que tenía una metodología, todo se hace de abajo hacia arriba, de la periferia al centro, donde se participa de manera asamblearia y donde se toman decisiones en función del beneficio de todos.
Ese fue nuestro punto de partida para trabajar, teníamos una veta que estábamos explorando que era la editorial, luego publicamos y ayudamos a varias publicaciones en todos estos años; estaba el documental y seguía latente el tema de dónde estaban las fotografías de Camilo y sus archivos. También preguntas que a veces no se hacen porque parecen sin sentido, cómo era la firma de Camilo Torres, cómo era su letra, dónde están sus cartas, cómo se expresaba respecto de su madre, cuáles eran las formas en que contestaba, a quién no le contestaba cuando le mandaban correspondencia, qué redes tejía; un montón de preguntas que fueron apareciendo en el camino, que fueron alimentadas y en algunos casos fueron resueltas con la consulta de archivos.
En estos años, desde 2010 hasta ahora, hemos consultado decenas de archivos, públicos y privados en Colombia, en Ecuador, en Cuba, a través de Francois Houtart consultamos su archivo personal en Lovaina, Bélgica. Nos lo trajo a América Latina, nosotros no viajamos a Bélgica. Y hemos podido encontrar otras facetas de Camilo Torres que no aparecen en libros como el de Walter Broderick, que es el más famoso, ni en los trabajos académicos sobre Camilo Torres.
Fuimos encontrando un personaje sobre el que parecía estar todo dicho y en realidad lo que se estaba diciendo era como llovido sobre mojado. Seguimos encontrando aristas totalmente desconocidas, no solo para nosotros, sino que cuando las pusimos en acto descubrimos que lo era para mucha gente.
“La figura de Camilo Torres nunca fue prohibida en Colombia, pero es demonizada”
L.: Ahí nos queda cómo hacer para que un archivo no quede justamente como la noción que muchos tienen de algo muerto. Cómo activar eso que nosotros hemos ido recolectando, para que los movimientos sociales, la gente, los académicos u otros inquietos lo sumen a sus luchas. Es una inquietud de los tres, Diego, Nicolás y yo; por ejemplo, encontramos un audio de Camilo, cómo lo potenciamos y lo difundimos, armamos entonces un canal en Soundcloud donde subimos las Cápsulas Camilistas para la Memoria. Cuando viajamos a Colombia en 2013 y también el año pasado para el cincuentenario, hubo devolución de la gente, habían leído las Cápsulas y las habían utilizado con campesinos para hacer talleres. Hay una memoria que se retroalimenta, sirve para que la gente siga haciendo talleres y trabajando el tema.
N.H.: Lo mismo nos pasó con la fotografía, sacamos dos calendarios, uno en 2015 y otro al año siguiente; era muy bonito ir a los sindicatos y encontrar que estaba la foto de Camilo Torres y que los pibes de 17/18 años posteaban su foto con el calendario.
La figura de Camilo Torres nunca fue prohibida en Colombia, nunca se dijo que no se podía hablar de él, sin embargo, si hablas de Camilo allá, mínimo sos simpatizante del ELN, entonces no está prohibida, pero es demonizada. La gente no tiene una vocación de tener posters, por ejemplo, como se ve aquí del Che, en Colombia mientras menos relación se tenga, mejor. De hecho lo que pasó con estos compañeros que fueron apresados y luego liberados, fue que la fiscal mostró como prueba afiches de Camilo Torres que les pertenecían, afiches que nosotros en parte habíamos ayudado a recuperar y a reimprimir.
L.: De alguna manera es sacar de la clandestinidad la memoria de Camilo, siempre decimos que la etapa más famosa de Camilo es la del cura guerrillero y siempre insistimos en que respetamos su última acción porque hace parte de su ciclo vital, un período de cuatro meses, que está atravesada por su vocación cristiana y su vocación política. Sin embargo, eso ha opacado sus otras facetas, su compromiso, incluso en este ejercicio de memoria visual se fetichizó esa figura de guerrillero y quedó totalmente borrada de la memoria otro tipo de imagen. A mí me generaba muchos cuestionamientos que del Che Guevara hubiera muchas biografías, imágenes, el Che pequeño, el Che bebé; y nosotros nos preguntamos dónde están las fotos de Camilo, dónde la gente se pueda encontrar con un ser humano común y corriente que compartía con sus hermanos, con sus amigos, el ser humano que estuvo en el seminario, en Europa; pienso que a lo largo de estos años, todo el material que recuperamos es justamente para eso, para entregar una memoria más completa de lo que ha venido siendo Camilo Torres.
“Necesitamos un Camilo vivo, uno que no sea un mito, sino un símbolo de lucha”
N.H.: Y entender que nuestro propósito además de desclandestinizar, es desfetichizar, necesitamos un Camilo vivo, uno que no sea un mito, sino un símbolo de lucha. Solamente lo podemos lograr si entendemos que es una persona común y corriente que ante las vicisitudes de su tiempo y enfrentado a una realidad histórica lacerante decidió optar por los oprimidos y se comprometió en todas las categorías de su tiempo, y estas incluyeron la lucha armada.
No fue a la lucha armada de un día para el otro, sino que fue una decisión que fue madurando a lo largo de años y en virtud del conocimiento de la realidad. Hay que desandar el camino de Camilo para entender cuáles son sus verdaderos aportes y propósitos y cuál es su diagnóstico del país. En la entrevista que le hiciste a Renán él decía que a lo largo de los años los diagnósticos de Camilo Torres siguen vigentes, el país no está igual, está peor, sin embargo, creo que tenemos que estudiar esos diagnósticos y a la vez estudiar la realidad del país y tenemos que tener un compromiso con eso.
M.H.: El año pasado adquirí un libro en Bogotá que se llama “Camilo Torres escritos políticos”, de Walter Broderick, es una selección de escritos, uno de ellos es un discurso a los estudiantes de la Universidad Nacional, del 29 de mayo de 1965, en un homenaje que los estudiantes le brindaron a Camilo Torres en vísperas de una partida, quien bajo la presión de sus superiores eclesiásticos había decidido ausentarse del país e ir a preparar una tesis de doctorado en la Universidad de Lovaina, donde se había recibido de Licenciado en sociología. Finalmente Camilo suspendió ese viaje a Europa para dedicarse de lleno a la actividad política.
Leo algunos de sus párrafos:
“Tenemos que lograr la unión revolucionaria, por encima de las ideologías que nos separan. Los colombianos hemos sido muy dados a las discusiones filosóficas y a las divergencias especulativas, nos perdemos en discusiones que aunque desde el punto de vista teórico sean muy valiosas, en las condiciones actuales del país resultan completamente bizantinas”. “Hay puntos elementales indicados por la técnica social económica que no tienen implicaciones filosóficas y sobre las cuales los que buscamos una auténtica renovación del país podemos ponernos de acuerdo, prescindiendo de las diferentes ideologías, no en nuestra vida personal, pero sí en nuestra lucha revolucionaria inmediata. Los problemas ideológicos los resolveremos después de que triunfe la revolución”. “Necesitamos la unión por encima de los grupos. Es lastimoso el espectáculo que da la izquierda colombiana.”
Podríamos cambiarlo por “la izquierda argentina” 50 años después y tendría sentido. “Mientras la clase dirigente se unifica, mientras la minoría que tiene todos los poderes en sus manos logra superar las diferencias filosóficas y políticas para defender sus intereses, la clase popular que no cuenta sino con la superioridad numérica, es pulverizada por los dirigentes de los diferentes grupos progresistas que muchas veces ponen más énfasis en las peleas que tienen entre sí que en su lucha contra la clase dirigente”. “La unión debe hacerse por encima de las ambiciones personales, necesitamos algunas condiciones indispensables para realizar la unión, ante todo necesitamos objetivos nacionales que encaucen nuestras energías y las de todo el pueblo colombiano”. “Nadie puede ser verdaderamente revolucionario si no confía en los valores del pueblo, es lo único que nos puede liberar del paternalismo práctico de que adolecen aún nuestros dirigentes de izquierda”.
Creo que estas pocas frases de Camilo Torres hablan de su actualidad, si bien han sido pronunciadas hace 52 años.
¿Qué están preparando para el futuro?
N.H.: En este momento estamos trabajando sobre una nueva versión del documental “El rastro de Camilo”, que dura 54 minutos, ahora estamos trabajando sobre un documental más ambicioso que va a durar cerca de 90 minutos y va a incluir una mirada sobre la vigencia de Camilo y su aporte a la política mundial y a la espiritualidad. Fundamentalmente, no negando la espiritualidad.
Una de las grandes dificultades que hemos tenido es que en el ambiente de izquierda cuando hablas de Camilo Torres, hay algo de rechazo por ser cura, como si invalidara su acción porque no era politólogo u obrero metalúrgico. Pero también te dicen que no era marxista, como si hubiera un vademécum de qué significa ser revolucionario y las cuatro o cinco palabras claves, si Camilo no las rezaba entonces invalidaba su acción.
Parte de nuestra tarea tiene que ver con ese rescatar a Camilo y poner en cuestión sus tesis y planteamientos. El documental gira en esa dirección, va a ser dirigido por Diego Briceño, nuestro compañero que está en Montreal, estamos trabajando en esa tarea, incluye nuevos testimonios, entrevistas y archivos. Estamos trabajando también en la difusión de nuestra exposición de fotografías y documentos en el Centro Cultural de la Cooperación que se llamó “Profeta de la liberación” y también en cómo hacer para que la exposición pueda tener alguna rotación y tener su propia vida.
L.: Estamos en la transcripción de una serie de cartas inéditas, la mayoría es correspondencia de Camilo a su madre, Isabel Restrepo, las adquirimos a través de un contacto, alguien que las preservó durante mucho tiempo en Cuba. Estamos en el trabajo de transcribirlas por la cuestión de la letra y esperamos hacer la publicación de ese libro.
También estamos terminando de digitalizar un proyecto que nació con nosotros en 2010 que es el archivo virtual de Camilo Torres. Nuestra idea es tener a disposición la documentación que hemos podido recopilar a lo largo de estos años y hacer una gran plataforma virtual para acceso de toda la gente.
N.H.: La gente tiene derecho a saber y también es necesario que estos personajes no queden difuminados en las opiniones, sino que pueda accederse a la fuente. Nuestro trabajo ha sido de correa de transmisión, hemos logrado digitalizar archivos, estamos gestionando acceder a otros archivos en Francia, en México, en EE. UU., en el Vaticano; estamos tratando de lograr que esos archivos sean de acceso público. Nuestra gran convicción es que Camilo Torres debe dejar de ser un mito y convertirse en un referente de la revolución colombiana. Nuestra gran tarea es poner al alcance los materiales que puedan dar cuenta de esa vigencia y de esa importancia.