Por : Sol Amancay / Fotografia: Agustina Salinas
Me pegaron en la jeta y salí con fuerza brava a contener mi furia,
ahí estaba sola y el mundo ignorando mi voz temblante.
Me usurparon todo el cuerpo
humillaron mi tierna niña fatigada
por la infecta infancia,
ahí estaban ellos consumiendo mi belleza.
Caminaba por la calle
no me me importó la solida penumbra,
el canto de la oscuridad,
la sombra luz de la luna,
pero allí estaban ellos
para ultrajarme, violentar todo mi cuerpo, violentar mis fatídicas manos y tirarme al olvido descampado.
Soy yo el mundo en la intriga de la muerte
Soy voz lejana que se incrementa en las manos de una poetisa joven
como cuando yo estando viva…
Fui materia relativa
me mataron,
no tengo cuerpo ni paz,
no habrá eternidad que respete las lágrimas de esta congoja
de mis familias destrozadas
de mis revelaciones suspendidas
de mis ojos en el horizonte
de mis sorpresas por el insólito hecho que llamamos vida.
Mi cuerpo ahora es autopsia
Mi cuerpo ahora es furia
Mi cuerpo ahora es rabia
Mi cuerpo no encuentra el cómo
Mi cuerpo infinito y su relación con un mundo de terrible esclavitud.
No puedo dejar de llorar,
entonces lluvia.
¿Ahora mis cicatrices le explicarán algún juez nefasto?
Ellas están sufriendo por un abandono que no es legítima relevancia en la democracia de los hombres
y cuántas más tendremos que ahogarnos en pasillo de lineas cobardes de soberanos ilustres y asesinos.
Soy mujer y me mataron por ellos,
y aunque encuentro mil razones en la ontología de este pueblo
ellas no me olvidan
ellas no bajan la guardia
luchan
alzan sus manos en el viento
pintan carteles con mi nombre
gritan con el pecho entrelazado a mi memoria
desnaturalizan toda figura relativa a nuestra entidad de escalonada decadencia.
Ahora no descansaré
ahora no podré estar entre ustedes para destruir esa figura inminente que lo es todo
ahora seré eterna como tantas otras
ahora seré impulso de guerreras.