De paso por Buenos Aires para gestionar que el ministerio de Trabajo mantenga los subsidios que les otorgan, Andrés Blanco – Secretario Adjunto del Sindicato Ceramista de Neuquén –, habló con Marcha sobre los diez años de gestión obrera en Zanón, la fábrica sin patrones que es sede de recitales como el de Manu Chao, que convocó a 20 mil personas.
-¿Cuál es la situación de la fábrica?
-En agosto de 2009 la legislatura de Neuquén votó la expropiación. El gobierno provincial lo único que tenía que hacer era presentarse al otro día que se votó la ley en el juzgado en donde está la quiebra y avanzar con la expropiación definitiva de la fábrica. No lo hicieron y ya pasaron más de dos años. Y tenenos compañeros procesados por subirse a la ruta a exigir que se termine el trámite expropiatorio. Este tiempo de dilación permitió que personas ajenas a los intereses que tenemos los trabajadores de Zanón cuestionen la ley en términos jurídicos, mientras nosotros sostuvimos esta fuente de trabajo durante 10 años. Unos meses atrás la jueza que tiene en su juzgado el trámite de la quiebra de Zanón resolvió a favor de los trabajadores, al considerar que la expropiación es constitucional. Reconoció varias de las cosas que venimos diciendo. Ella lo pone en términos de la conflictividad social que genera Zanón. Es una fábrica que hace 10 años que está trabajando, que ha incorporado más de 200 puestos de trabajo. Todo lo que muchas veces ponemos en los comunicados, lo ponen en términos legales. Hubo una apelación. Y ahora estamos en esa instancia. No sabemos en cuánto tiempo se puede definir pero lo concreto más allá de lo legal es que hay una responsabilidad política del gobierno provincial de no culminar el trámite expropiatorio.
-¿Cómo impacta esta situación?
-El desembarco de la crisis internacional nos pegó muy de lleno. Junto al de las automotrices, uno de los sectores que más cayó fue el de la construcción, que es al que estamos ligados. Logramos apechugar y seguimos pelando. No hablamos de una situación de quiebre, ni mucho menos, pero nos dejó en una condición bastante complicada en términos económicos y financieros, producto de no tener la expropiación.
-¿Qué proponen para sortear esta situación?
-Necesitamos renovar tecnología y superar los más de 30 años que tiene la fábrica. Es de vida o muerte. Al no tener la expropiación, no nos permiten acceder a créditos ni buscar financiamiento. El gobierno se comprometió a construir 30 mil viviendas y le estamos planteando que nos compren material anticipadamente, lo que nos permitiría renovar tecnología y devolvérselo a la comunidad basándonos en las necesidades que tiene el pueblo trabajador. Queremos fabricar cerámicos para las casas de las familias de los trabajadores. La demanda de obra pública no es solamente para las viviendas sino también escuelas y hospitales, sectores que están profundamente en crisis, por lo menos en Neuquén, donde vuelven los fantasmas del pasado y ya hablan de privatizar.
-Zanón se convirtió en un espacio donde se han hecho muchos recitales, ¿es algo planificado?
-No lo planificamos con tanto tiempo, se nos va dando. La movida de los recitales tiene una particularidad: los artistas van a la fábrica porque se copan, escuchan nuestra historia y quieren conocer. La primera banda nacional que tocó fue Bersuit cuando ni habíamos puesto en marcha la fábrica, fue un gesto enorme que hicieron, nos sirvió como un espaldarazo muy importante para los jóvenes y la comunidad de Neuquén. Después vinieron las Manos de Fillipi, León Gieco, Rally Barrionuevo, Rata Blanca, Ataque 77, La Renga, que tocó 4 veces, Ska-p, Manu Chao, entre otros. Han venido artistas sueltos. A Calle 13 los fuimos a ver y les contamos lo que éramos, dijo que quiera conocer, dijo que existe la posibilidad que hagamos algo. Así lo dijo Manu Chao, y varios más y después vinieron. Lo de Rage Against The Machine también quedó abierto, Zack De la Rocha tuvo complicaciones personales y no pudo venir para los 10 años. La movida con los artistas que quieren hacer un aporte a la experiencia de Zanón es enorme. Tiene que ver con la relación entre la lucha y la forma de llegarle a la comunidad, a los jóvenes, a ese sector que está esperando también eventos distintos como los que se hacen en Zanón, que son sin policía y entrada solidaria. El artista conmueve por lo que es estar en la fábrica. Sin carteles de Coca Cola. ‘No necesitamos un buen sponsor sino una buena causa’, dijo Gabriel “Tete” Iglesias cuando terminó un recital de La Renga.
-¿Cómo fue la experiencia con Manu Chao?
-El recital de Manu Chao que hicimos para los 10 años fue el más grande, calculamos 20 mil personas. Te confieso que teníamos un cagazo bárbaro. Nunca habíamos tenido semejante cantidad de público en la fábrica. El mejor homenaje que nos hizo la comunidad y la juventud fue cómo se portaron. Fue una fiesta, no hubo ningún problema. El mensaje que bajaba el artista desde el escenario es la seguridad la hacemos entre todos. No se de dónde saca tanta energía ese cristiano pero eran las tres de la mañana y seguía tocando, impresionante. Es un compañero particular. No es muy expresivo, te demuestra todo con la energía que le pone en el escenario, es sumamente tímido. Un fenómeno. Esperamos tenerlo de vuelta algún día.
En la edición de mañana, la segunda parte del reportaje.