Por Ramón Raggio. Terminó la odísea kafkiana de Fernando Colombini: tres días después de la Marcha Mundial de la Marihuana le dictaron prisión domiciliaria. Ahora espera el juicio en la casa, sin poder irse más allá de la vereda. La Ley de Drogas, los perejiles y la estadística útil.
El 7 de febrero pasado El Colo -Fernando Colombini- llegó a su casa en Saladillo durante la tarde, después de ganarse la moneda con la changa de albañil. Cuando los vio supo porqué estaban ahí.
El Colo dijo seguro: “Vienen por las plantas, ¿No?”.
Les abrió, los hizo pasar y los llevó directo al fondo. Había 8 plantas. La policía las arrancó, las desgajó y las contó como 18. La causa contra El Colo fue por comercialización de estupefacientes.
Su periplo como detenido empezó en la comisaría local. A los 3 días el fiscal que intervino en el allanamiento, Alberto Espartaco Sarramone, pidió la prisión efectiva en su contra. El juez de garantías Nº6 de La Plata, Jorge Mateos, aceptó y firmó el pedido.
Acto seguido el juez se declaró incompetente. Se justificó diciendo que se trataba de un delito federal y elevó la causa. En lugar de girarla directo a Azul, juzgado que tiene competencia sobre Saladillo, metió el expediente en la rueda de los tribunales planteses.
-Lo que hicieron fue algo insólito. Que en una resolución un Juez de Garantías provincial no sepa cuál es el juzgado con competencia es bastante llamativo-, dijo el abogado defensor Pérez Guedes -Fueron 20 días de dar vueltas por secretarías hasta llegar a Azul, donde finalmente se declina la competencia porque se estuvo de acuerdo a lo que planteaba esta defensa: no había indicios de comercialización-.
Mientras el Colo fue trasladado a la alcaidía de Magdalena. En ese penal de máxima seguridad lo encerraron dos meses.
Su gira carcelaria terminó en Olmos.
La Ley de Drogas y los perejiles
El pasado sábado 4 de mayo se realizó la Marcha Mundial de la Marihuana. En Argentina unas 100 mil personas se movilizaron reclamando que no haya “más presos por cultivar”. En Buenos Aires su nombre se leía en las banderas: libertad a Fernando Colombini.
Tres días después, cerca de las 2 de la mañana, El Colo se bajó del patrullero que lo llevó desde La Plata hasta la puerta de su casa.
-A Fernando nadie le va a devolver los 90 días. Mucho menos le van a sacar la mala mirada de los vecinos prejuiciosos de Saladillo-, dice con bronca Teresa, suegra del Colo – él no tiene antecedentes, no tiene celular y vive en una casita muy humilde. No tiene pilcha, moto, ni bici. Va a laburar a pata. ¿Te parece de narcotraficante la vida de él?
El Colo está hoy con arresto domiciliario. “Se trata del pedido de morigeración de prisión preventiva que hicimos. Él está detenido ahora en la casa hasta tanto siga adelante con el juicio. Y no puede ir más lejos de su vereda porque lo meten en la comisaría”, enfatizó Pérez Guedes.
“Si Fernando es inocente, no mató, no robó y no violó ¿Por qué tiene que cumplir la restricción de salir solo hasta la vereda?”, se pregunta Teresa. Nunca tuvo oportunidad de preguntárselo ni a Sarramorre ni a Mateos. Y por eso es que quiere que “el fiscal y el juez expliquen porqué lo metieron preso”.
La semana que viene Pérez Guedes pedirá el cambio de calificación y la autorización para trabajar. “Para que Fernando pueda mantener a su familia, ya que tiene una nena de 8 años”, comentó Pérez Guedes. Para ello apunta a que El Colo tenga una causa por tenencia simple y no comercialización. “La calificación actual es irracional. Nosotros vamos a cuestionar el procedimiento llevado adelante por la fiscalía. La policía no sólo no encontró ni balanzas, ni otros elementos que den cuenta sobre comercialización, sino que además cortó las plantas para que aparezcan más de las que en realidad había”.
Para Teresa todo esto fue el recuerdo oscuro. “A mis hermanos los han llevado detenidos en el 76. Recuerdo la imagen de los militares volteándonos las puertas con jeeps y armas. La imagen de Fernando esposado me recordó eso. Cierro los ojos y vuelvo a esa imagen”, dice enojada.
El Colo no pudo estar el sábado pasado con esos 100 mil manifestantes reclamando que se derogue la actual Ley de Drogas de nuestro país. Haciendo uso de ella fue que la policía y la corporación jurídica crearon la imagen del perejil. Según Teresa, el fiscal Sarramone “necesitaba hacer pasar a Fernando como narcotraficante, para que le sirva a su carrera”. Seguramente esa detención tampoco vendría bien para hacer estadística en la comisaría local.
“Pensó que no íbamos a pagar abogados porque somos gente humilde y de trabajo”, dice Teresa, y agrega “Pensó mal. Vamos a pedir el juicio para que el fiscal pague las deudas pendientes que tiene, por la responsabilidad del daño que le ha hecho a Fernando”.
Por ahora el Colo sigue esperando en su casa. Las 8 plantas nunca aparecieron. Teresa dice que las vió por última vez en el patio de la comisaría.