Por Francisco Parra – @frparrag
Fue una semana de movilizaciones, llamados de apoyo y, como siempre con la policía chilena, represión a toda manifestación por la machi Francisca Linconao, quien cumplió dos semanas en huelga de hambre.
Su llamado no era ni siquiera la libertad total en la causa por el que está imputada desde hace nueve meses: solo quería esperar el juicio en su rewe.
Finalmente, este jueves, tanto el gobierno -querellante en la causa- como los propios tribunales chilenos dieron marcha atrás y dejaron de considerar que una mujer anciana, autoridad ancestral mapuche, sin antecedentes penales y en un delicado estado de salud, sea un peligro para la sociedad. Con la decisión, la machi Francisca Linconao depuso la huelga de hambre y pese a que se mantiene hospitalizada en el centro de salud Nueva Imperial de Temuco, ahora podrá volver a su hogar.
El caso Luchsinger Mackay: justicia por raza
La madrugada del 4 de enero del 2013, el matrimonio de colonos alemanes Werner Luchsinger Lemp y Vivian Mackay González murió calcinado en su hogar. Un grupo de sujetos no identificados irrumpieron en el fundo La Granja Lumahue, en la localidad de General López, en la comuna de Vilcún e iniciaron el siniestro que terminó con la vida de ambos.
El 30 de marzo de 2016, los comuneros mapuche Luis Tralcal Quidel, Juan Segundo Tralca Quidel, Catrilaf Merilef, José Tralcal Coche, Eliseo Catrilaf Romero, Aurelio Catrilaf Parra, Sabino Catrilaf Quidel, José Córdova Tránsito, Hernán Catrilaf Llaupe y la machi Francisca Linconao fueron formalizados por el delito de incendio terrorista con resultado de muerte y sometidos a prisión preventiva.
La única prueba que inculpa a los 10 comuneros es el testimonio del también imputado José Peralino Huinca, entregado a dos policías, sin abogados, testigos ni grabación, solo un documento firmado por Peralino, quien no sabe leer ni escribir. En la audiencia de formalización, el comunero declaró ante cámaras de televisión, fiscales y jueces que fue torturado por los dos oficiales de la Policía de Investigaciones, quienes amenazaron con matar a su familia si es que no culpaba a la machi y a los otros 9 comuneros del asesinato de los Luchsinger. Pese a eso, los 11 comuneros, incluida la machi Francisca Linconao, fueron imputados por el delito de incendio terrorista con resultado de muerte, quedando en prisión preventiva a la espera de un juicio que se ha atrasado por el inevitable ridículo en que estaría quedando la Fiscalía si no encuentran otra prueba.
El gobierno de la socialista Michelle Bachelet es querellante en la causa, pese a prometer ante millones de chilenos en campaña que no volvería a aplicar la Ley Antiterrorista (heredada de la dictadura y que permite imputar sin pruebas concluyentes) al pueblo mapuche. Promesas en el aire.
Desde ese día de marzo que la machi ha entrado y salido de Centro Penitenciario Femenino de Temuco. La razón es simple. Su defensa pide arresto domiciliario, el Juzgado de Garantía lo concede y la Corte de Apelaciones la devuelve a prisión. En solo unos meses, Linconao ha entrado y salido de prisión en cinco ocasiones. La Constitución de 1980, otra herencia de la dictadura de Pinochet y fortalecida por los gobiernos de la mal llamada transición democrática, estipula que cualquier fallo que contemple libertad para un imputado, en caso de conductas terroristas, debe ser unánime.
En cada una de las veces en que la Corte de Apelaciones revocó el arresto domiciliario, fue con voto 1 contra 2. Es decir, solo un ministro se opuso y, cómo no fue unánime, tuvo que ir a prisión. Ese único ministro es Luis Troncoso Lagos, conocido en La Araucanía por fallar constantemente -con beneficios como el del arresto domiciliario- a violadores de derechos humanos, cómplices, civiles y militares, de la dictadura.
La última vez fue el 22 de diciembre, con la machi ya hospitalizada. Troncoso argumentó que su libertad era un “peligro para la sociedad”. Entonces fue que la machi inició la huelga de hambre. 6 días despúes, el 28 de diciembre, el mismo Troncoso fue el voto definitivo para darle libertad condicional a Jorge Temer, un “agricultor”, ex miembro del movimiento armado ultraderechista Patria y Libertad, imputado por el asesinato de dos personas y a quien le encontraron en su casa desde gases lacrimógenos, armas de guerra, fusiles y hasta un lanzacohetes.
14 días esperando lo peor
Cada día pasaba y cada día se temía que la machi ya no daría más. Así lo advertían todos: médicos, cercanos, familia, organizaciones de derechos humanos. Pero ella no cedería, estaba dispuesta a dar la vida.
Ante el silencio cómplice del gobierno, incluida a la ministra de la Mujer, la comunista Claudia Pascual, los días pasaban y la situación se extremaba. Cadenas de radio feministas, manifestaciones en todo el país, llamados internacionales, organismos de derechos humanos y políticos fueron parte de una presión que terminó por dar frutos. En el camino, la machi sufría la violencia patriarcal de una justicia que incluso determinó castigarla sin visitas por estar en huelga de hambre.
Ayer jueves 5 de enero, la Corte de Temuco revisó un recurso de amparo a favor de Linconao. En la audiencia, el abogado de la Intendencia de La Araucanía, representante del gobierno de Bachelet y querellante en la causa, estuvo de acuerdo con que esperara el juicio en libertad. Y así fue, el fallo se confirmó por la tarde y la machi bajó la huelga.
Ahora, tanto la machi como los otros 10 comuneros deben esperar un juicio por una causa que, cerca de cumplir un año, se perfila como otra ridiculez más cometida por la Fiscalía de La Araucanía contra el pueblo mapuche, como la del fotógrafo Felipe Durán o el comunero Hernán Paredes, ambos absueltos tras casi un año de prisión sin prueba alguna.
Pese a que cedieron, la represión contra el pueblo mapuche sigue día a día. Así lo vivió Brandon Hernández Huentecol, joven de 17 años baleado por la espalda por un carabinero mientras estaba en el suelo boca abajo; Jorge Colil y Renato Lincoán, heridos después de que dos Carabieneros dispararan sus armas contra la camioneta donde estaban en Tranaquepe; Lorenza Cayuhán, mapuche que dio a luz engrillada ante la presencia de un gendarme hombre; y Macarena Valdés, líder de la resistencia contra la instalación de la central hidroeléctrica de la multinacional RP Global en Tranguil, quien apareció muerta en su hogar en extrañísimo un caso que rememora la violencia machista y racial que bien conoce América Latina con Berta Cáceres.