Por Sergio Segura – @comunhc
La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, visitó la ciudad de Buenos Aires. Con un auditorio atestado de estudiantes, políticos y distinciones a modo de homenaje, la brasileña habló de la injusticia cometida en su contra en el proceso de impeachment, donde fue destituida como mandataria por un parlamento sumido en la corrupción. Antes de su intervención, se realizó un panel acompañado por la diputada chilena Camila Vallejo, la presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, la rectora universitaria argentina Gabriela Diker y la legendaria activista brasileña Clara Ant. La primera silla del auditorio estaba vacía en homenaje a la presa política Milagro Sala.
Universidades, centros de investigación y organizaciones sindicales precedieron el acto público en homenaje a Dilma. Le fue entregado un ‘Honoris causa’ por parte de la Universidad de los Trabajadores UMET por sus méritos al servicio de la educación; del mismo modo, un reconocimiento de la Campaña #NiUnaMenos por ser una de las mujeres políticas e intelectuales referentes del continente en cuanto a la promoción de gestiones públicas con enfoque de género, al igual que una canción entonada por la cantante de tango Adriana Varela, entre otras expresiones de solidaridad y gratitud.
Fue una ‘clase magistral’ en defensa de la democracia, de los procesos políticos que han ampliado el espectro de la educación superior en América Latina y en contra del retroceso de la integración regional. “No hay universidad sin democracia, y la democracia requiere que la universidad sea puesta en servicio de los sectores populares y un derecho del pueblo para la circulación de ideas”, apuntaló con vehemencia una de las coordinadoras del panel, Fernanda Saforcada, teniendo como referencia la infraestructura universitaria tanto brasileña como argentina durante la época del mandato de Luis Ignacio Lula da Silva en Brasil y Néstor Kirchner para el caso argentino respectivamente.
Por su parte, Clara Ant realizó un panorama generacional, ya que, tanto ella como su familia, fueron víctimas de la dictadura en Brasil en los años 60. Igualmente, desde el Partido dos Trabalhadores (PT), ha apoyado a Lula y a Dilma, siendo analítica en los cambios sociales generados desde 2003, cuando Lula asumió la presidencia. “Brasil salió del mapa del hambre. Además, si no se hubieran generado tantos empleos, hoy habrían 32 millones de desempleados”. También aseguró que contra Dilma no hay un proceso legítimo, “pues quienes juzgan son los mismos que acusan”, en referencia a la “guerra jurídica con objetivos políticos” llevada a cabo por los partidos de derecha mancomunada con la Fiscalía brasilera. “¿Qué hicimos o qué no hicimos nosotros para tener esta Fiscalía?”, puntualizó Ant a modo de autocrítica.
Por su parte, la diputada comunista Camila Vallejo resaltó el papel de las y los jóvenes en las luchas populares, rememorando la experiencia como dirigente estudiantil y líder activa de grandes movilizaciones por la transformación de la educación chilena. No obstante subrayó que, aunque han logrado algunos avances impensados y por tanto “revolucionarios”, como la creación de dos universidades desde el gobierno de la Nueva Mayoría, la educación, incluso la que está financiada por el Estado, sigue permeada por la mercantilización. “La lucha que damos los jóvenes no son luchas etarias. Es un error político de la juventud querer desterrar a los viejos, porque las ideas que tenemos por la justicia social no son ideas nuevas, son las mismas de hace siglos, aunque las condiciones materiales sean distintas. Hay que saber situarse en los distintos escenarios para ejecutar un programa transformador que se dispute el poder más allá de la movilización”. Vallejo recalcó que la gratuidad de la educación es crucial pero no suficiente, pues el modelo neoliberal y la lógica de la competencia siguen siendo las mismas. Igualmente, en cuanto a la política pública con enfoque de género, expuso que son transformaciones que tardan porque “a veces demoran no sólo por la derecha sino por nuestros propios compañeros de coalición”. “No es lo mismo volver a tener un gobierno populista de derecha que lo que tenemos ahora; es difícil generar esa consciencia, porque la derecha es experta en la estupidización y basurización de la ciudadanía”.
Luego fue el momento en que habló Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, quien ilustró al público con emotivos relatos, hablando de la fuerza de las mujeres, de su hija asesinada en la dictadura, del sueño que cumplió abrazando a Dilma. Ancló el tema de los derechos humanos en la Argentina como un logro del gobierno anterior, pues “gracias a esto es que en el país se juzga y castiga a los genocidas”. “Cuando asesinaron a mi hija, tenía 23 años. Esta cabecita burguesa aprendió de ella, de sus convicciones a los 19 años cuando le robaron a su hijo en cautiverio (…). Todos vamos a morir, pero nuestra muerte no va ser en vano. Qué suerte que cambié, soy una mujer común, una ‘maestrita’, una abuela. Cuando a las mujeres nos tocan a un hijo nos convertimos en fieras, y las abuelas decidimos juntarnos”.
“Lula es la esperanza de Brasil”
Ya oscurecía afuera cuando Rousseff tomó la palabra y abordó un panorama de la conformación política brasilera. Puso énfasis en que el concepto de ‘patria grande’ es algo que tiene que resurgir, pues ha sido la forma en la que se la ha hecho frente al imperialismo de los Estados Unidos.
En su intervención, Dilma se caracterizó por un discurso con mirada hacia el futuro: “Lula es la esperanza de Brasil”, concluyó, no sin antes alertar sobre las nuevas estrategias de los golpistas, que tienen como objetivo no permitir que Lula sea próximo candidato presidencial. “Contra mí hubo un golpe parlamentario; la crisis política se sobrepuso ante la crisis económica, pero no precisamente es porque los golpistas tengan la solución a esa crisis”.
Dilma homenajeó a las universidades presentes y opinó negativamente sobre la gestión del presidente argentino Mauricio Macri: “Si Milagro Sala está presa por manifestarse, bajo esa lógica la mitad del Congreso de mi país tendría que estar preso por haberse manifestado en contra de mí”. ‘¡Fora temer agora!’, gritaba el público que se encontraba en el auditorio, en rechazo del golpe de Estado y la presidencia ilegítima de Michel Temer. La líder regional culminó invitando a la unidad latinoamericana para luchar contra la desigualdad y el neoliberalismo, “creando más política y más democracia, porque nacen juntas. Los tecnócratas nunca serán alternativa, Lula es la esperanza de los brasileños”.
El espacio fue convocado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO, la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo UMET, Página 12 y la Universidad Nacional de General Sarmiento, esto además en el marco de la clausura del Curso Internacional de Políticas Públicas para la Igualdad que durante 2016 contó con personalidades como Juan Carlos Monedero, ‘Pepe’ Mujica, Boaventura de Sousa Santos, Eugenio Raúl Zaffaroni, Pablo Gentili, entre otros.