Por Cezary Novek
Una lectura de la nouvelle de Pablo Natale, Los Centeno, publicada en 2013.
Durante una obra de abastecimiento de agua cerca de Xi’an, en 1974, los obreros encontraron por casualidad un guerrero de terracota. Cuando los arqueólogos se ocuparon del asunto, fueron descubriendo más y más figuras hasta superar las 7.500. Más de cuarenta años más tarde, y después de haber sido declarado el lugar como Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1987, aún quedan figuras por descubrir. Cada guerrero tiene rasgos, facciones, vestimenta y hasta características étnicas diferentes que juegan con la variación en medio de la monotonía de la formación. Fueron enterradas en el siglo II a.C. por el entonces autoproclamado emperador de China Qin Shi Huang.
Si reemplazáramos los guerreros de terracota por figuras articuladas de Playmobil, la experiencia de prospección se asemeja mucho a la lectura de Los Centeno, la primera novela de Pablo Natale. Capítulo a capítulo se van descubriendo nuevos personajes que crecen a ojos del lector hasta alcanzar una singularidad afectiva para luego correrse de escena y dejar lugar al que sigue. La novela se plantea como un puzzle que exige al lector que se involucre, que indague entre las semejanzas y diferencias de cada Centeno y sus maneras de establecer vínculos con el mundo que los rodea. La estructura podría ser una fuga narrativa sobre la poesía de lo simple y cotidiano: una canción de cuna o rima infantil que puede empezar o terminar en cualquier parte, ya que cada escena es solo un punto por el que pasan infinitas rectas, un recorte de algo que sigue transcurriendo una vez que el libro se termina.
Cerebral y sensible por partes iguales, Natale lleva un poco más lejos la definición de nouvelle: técnicamente, es un relato cuya extensión está a mitad de camino entre un cuento largo y una novela corta. Los Centeno es una novela que se construye de muchos relatos sueltos que se pueden leer de forma autónoma sin desnudar el conjunto pero teniendo a su vez una ligazón orgánica entre sí. Es por esto que se puede pensar más como un artefacto narrativo que como una novela tradicional; el equivalente literario de un View-Master, aquel dispositivo de imágenes estereoscópicas que contaba historias a través de fotos. Si le agregamos una banda sonora de violín y xilofón grabada en vinilo y los paisajes del barrio Alberdi en fotografías instantáneas tomadas de Wes Anderson, el libro se puede leer como una película de tiempo suspendido; una secuencia de postales que nos permiten espiar la vida de estos personajes y su universo hasta el momento en que –como dice la línea final del libro– “aquella misma canción empieza a sonar de nuevo”.
Los Centeno es un libro que habla de gente, gente a la que le pasan cosas. O como dice Alejandro Zambra, en la contratapa: “Con sentido del ritmo, con solidaria ironía, con deliciosa arbitrariedad, Pablo Natale ha escrito esta novela que parece simple como la vida y es compleja como la vida”.
El autor
Pablo Natale nació en 1980, en algún lugar entre Córdoba y Rosario. Publicó el libro de cuentos Un oso polar (Recovecos, 2008; reed. Nudista, 2015), el poemario Vida en común (Nudista, 2011), la nouvelle Los Centeno (Nudista, 2013), y los libros de relatos para niños Cuatro Cosmo Cuentos (Sofía Cartonera, 2012) y Berenice y las ocho historias del pálido fantasma (Cuenta Conmigo, 2012). Participó en las antologías Es lo que hay (Babel, 2009), Hablar de mí (Lengua de Trapo, 2010) y Córdoba Cuenta (Comunicarte, 2010). Actualiza desde 2006 su página: pacmanvuelve.blogspot.com. Integra la banda de indie folk Bosques de Groenlandia. Coordina talleres de escritura y da clases de español a extranjeros. Colabora en diferentes suplementos culturales con ensayos y reseñas.