Por Leandro Segado @leansegado
Luego del estreno de “La Larga Noche de Francisco Sanctis”, Marcha entrevistó a Andrea Testa, quien junto a Francisco Márquez dirigió este film que ya se puede ver en algunas salas de Buenos Aires.
De la película (basada en la novela homónima de Humberto Constantini, escritor argentino y militante del PRT, ya fallecido) me sorprendió la excelente ambientación en los años ‘70, su estética oscura -más allá de que se desarrolla en gran parte, durante la noche- y la actuación del personaje de Francisco Sanctis: Diego Velázquez.
La historia es inquietante y política a la vez. Narra todo un día desde el personaje Francisco Sanctis, un hombre “que no tiene nada que ver con la dictadura” -figura que es muy interesante, ya que aún en nuestros días, podemos escuchar esa idea-.
El conflicto del personaje se dispara a partir del momento en que recibe información catalogada como importante: esa misma noche desaparecerían dos militantes.
Por momentos me recordó a “Crónica de una fuga” (2006) de Adrián Caetano, en términos del logro de poder meterse con un tema muy doloroso para la sociedad argentina, como fueron los años de terrorismo estatal, pero desde el género del suspenso y sin abandonar la rigurosidad histórica.
La Larga noche de Francisco Sanctis se proyecta por el momento en el BAMA y en el Arteplex Multiplex Belgrano (entre otras salas) y tiene planeada proyectarse en la Semana de la Memoria durante 2017, y en diversos festivales y proyecciones.
En torno a la vinculación con la novela de Constantini, la directora Andrea Testa rescata:“ La novela fue escrita muy cercana a la dictadura cívico militar argentina y plantea un punto de vista, hasta novedoso, y que fue lo que más nos impactó al leerla: cómo pensar la dictadura desde estas personas que se creían por fuera de lo que estaba sucediendo. Poder pensar lo cotidiano de la dictadura, cuáles eran los mecanismos para que la vida cotidiana siga, a pesar de lo clandestino, a pesar del terrorismo de estado. Cómo eso se filtraba, en esas casas, en esas caminatas, en esas respiraciones”.
Con respecto a la relación entre la novela y el largometraje, Andrea destacó: “Intentamos construir una película que no narre, que no cuente, sino llegar a revivir en esa época, en esos climas de asfixia, de opresión, donde el terror estaba inscripto. Por eso decimos que el terrorismo no está fuera de campo, sino que está absorbido por nuestro protagonista”
Nos llamó la atención la estética oscura de la película (más allá de que transcurre en gran parte de noche). “Estética oscura, fue la construcción que hicimos con todo el equipo. No queríamos una película explícita, que narre, sino que pueda poner en escena dramáticamente el conflicto. Por eso fuimos construyendo una puesta en escena subjetivizada de lo que le va pasando a Francisco Sanctis a lo largo de esta noche y poniendo en función todas las herramientas estéticas en esa línea. Lo negro, lo oscuro juega un papel dramático fuerte, como otro personaje más”.
Durante el trabajo previo al rodaje, el director de fotografía Federico Lastra realizó una investigación que dio como resultado referencias audiovisuales que fue compartiendo con el director y la directora de la película, de manera que la discusión pasó por esas referencias y todo aquello que le pasaba al personaje según el guion. “Esa oscuridad empezó a jugar un rol importante. Arriesgarnos a esos extremos. Y en esos extremos crear con nuevas imagenes. No tener miedo a que no se vea, porque no se veía. Ese ímpetu del equipo de conectar la estética con el contenido, con la dramaturgia del guión, fue haciendo que la película cobre esta dimensión más sensorial. Más allá de la historia que cuenta, está contando con estas herramientas audiovisuales. Que el negro / oscuro tenga una contundencia a través del cuerpo de este personaje, de cómo está la vivienda”, analizó Testa.
Es muy interesante el tratamiento del miedo que siente el personaje, como metáfora o condensación de lo que sucedía a gran escala en toda la sociedad argentina de los ’70, inclusive que el hecho de hacer política o militar entra en el ámbito de lo “indecible” (de eso no se habla). “El personaje empieza a descubrir que tiene miedo y empieza a actuar a pesar de ese miedo. Un miedo no tan concreto. Un miedo que es también a arriesgarse a algo nuevo. Cómo resuelve esto sin comprometerse. Inclusive un miedo de sí mismo, en términos de qué es capaz de hacer. Se respira en todos los ambientes, sin expresarse, ya naturalizado (en las distintas escenas).
En relación a lo que no se dice. Si él habla, si dice esta información va a poner en riesgo a alguien, ejemplo si se lo dice a la mujer. Su gran conflicto es cómo decir sin decir”, explica la directora.
La apuesta fue por la actuación, la puesta en escena, los cuerpos, los sonidos, la relación cámara/espacios, los espacios elegidos y por algo que tiene que ver con el mundo del cine y la historia: el hecho de que exista una suerte de diálogo con todas las películas que se hicieron sobre la dictadura. Nosotros ya tenemos todo un imaginario hecho (si vemos un Falcon verde ya sabemos qué significa, ya no nos conmueve ya no nos asusta). Cómo volver a sentir ese miedo con imágenes que ya están saturadas, que ya perdieron sentidos. Ese es uno de los desafíos de la pelicula: cómo hacer sentir ese miedo desde lo artístico”, indicó la directora al referirse a aquello que representó un punto importante de trabajo para tocar las emociones de las y los espectadores.
-Vienen de presentar Pibe chorro, que fue un documental sobre la realidad de la juventud popular en barrios de Argentina, ¿cómo surge la idea de esta ficción?
Tanto el documental como esta película de ficción, son contemporáneos. “Pibe chorro” empezó a fin de 2010 y con “La larga noche…” empezamos el guión a fin de 2010, principios de 2011. Surge hacer la película luego de haber leído la novela,( la directoraTesta y el director Márquez). No es que queríamos hacer una película y buscamos qué hacer, sino que la novela de Humberto es lo que nos llevó, nos impulsó a hacer nuestra primera ficción y a empezar a escribir el guión. Además de querer hablar sobre la dictadura, queríamos complejizar las frases “no te metás” y “algo habrán hecho”, estas frases que van cayendo de generación en generación, como marcas. Y es nuestra responsabilidad como jóvenes, problematizarlas y preguntarnos qué las producen. Nos damos cuenta que con la película estamos hablando del hoy. Nuestro compromiso con lo que nos rodea, en el dia de hoy: vemos o no vemos las injusticias del mundo, nos comprometemos o no.
En relación a Pibe Chorro, cómo seguimos viviendo sabiendo que los pibes están muriendo. Al personaje de Francisco se le interpone ante sus ojos. un otro que está en riesgo (sin conocerlo, sin saber quién es), aparece esta pregunta, este dilema moral: “qué hacer por el otro”. Y esa pregunta trasciende las épocas y los espacios: la película se vio en muchos países y en cada país se lo apropia con su propia historia. El objetivo de la película es que el cine siga más allá de la sala, salir con ideas, sentimientos, imágenes.
-¿Cómo viene en cuanto a público? ¿Observás un cambio en relación al cine nacional con respecto a la gestión del gobierno de Cambiemos y al anterior gobierno de CFK?
Es compleja la pregunta. En principio estamos frente a una crisis económica, donde hay una baja de cantidad de espectadores (ejemplo, en el Gaumont la entrada pasó de ocho a treinta pesos, eso implica que la gente no vaya a ver películas). Luego hay algo que está pasando hace muchísimos años y es que hasta ahora no hubo una política pública hacia el cine de ampliar la cuota de pantalla para las películas, que significa que todos los cines (incluidas las grandes cadenas) tengan películas argentinas en cartel. Hay un porcentaje que tampoco se está haciendo cumplir (ni en este gobierno ni en el anterior).
Las películas como esta, donde no tenemos productora atrás, que son más chiquitas y están más desamparadas, ya que no tienen publicidad. Los espacios INCAA no han sido profundizados. Hay pocos en relación a la población de las ciudades. Por haber ganado el BAFICI “La larga noche de Francisco Sanctis” se está proyectando en salas comerciales, pero si no hubiera sido por ese premio, hay muy poca publicidad, salas. Es difícil competir con otras ficciones que se estrenan en 200 salas. En cuanto a público, siempre hay alternativa, podemos ir a centros culturales y hacer proyecciones para llegar a más público. El tema son las salas de cine. Veremos cuales son las medidas del nuevo Plan de Fomento que en breve va a salir. Ya hay un anuncio, falta la letra chica. Siempre va a estar esta tensión: más plata para las grandes películas, menos plata para los que estamos recién empezando. Es una lucha en la que hay que estar muy atentos y continuarla.
Desde la Asociación de Documentalistas DOCA, seguimos militando y luchando por la 5ta vía de documental digital (es lo que permite que alguien que nunca haya hecho películas, pueda acceder a este fomento), que esté atada al aumento que se de a las vías de fomento, que pueda seguir teniendo su jurado, elegido en sus comités por las asociaciones de documentalistas.