Un atentado perpetrado por grupos terroristas se produjo este lunes en Damasco, con el objetivo de asesinar al primer ministro sirio, Wael Al Halaki, quien salió ileso del ataque. Igualmente, el atentado causó al menos ocho muertos y 10 heridos.
La explosión también destruyó una decena de vehículos, entre ellos un colectivo escolar, y edificaciones comerciales, una escuela y una guardería.
El ataque sucedió en cercanías del parque Ibn Rushd, en el distrito capitalino de Mezzeh, donde un coche bomba explotó cuando el funcionario se trasladaba con una comitiva tras salir de su casa.
Aunque hasta el cierre de esta edición ninguna organización terrorista se había atribuido el atentado, las características del ataque son las utilizadas por el Frente Al Nusra, brazo de la red Al Qaida en Siria. Esta agrupación recibe un fuerte financiamiento y respaldo de Estados Unidos, las potencias europeas, Turquía y las monarquías del Golfo Pérsico, países que han declarado abiertamente sus planes para derrocar al gobierno del presidente Bashar Al Assad.
Un ejemplo de la postura de Washington y sus aliados quedó en evidencia la semana anterior cuando el presidente estadounidense, Barack Obama, se reunió en Washington con el emir de Qatar, jeque Hamad Ben Jalifa Al Thani. En el encuentro acordaron extender y reforzar la cooperación, además del financiamiento a los grupos armados opositores que actúan en Siria.
Quiebra moral entre terroristas
Ocurrido el atentado, el primer ministro sirio declaró que “tales actos terroristas prueban una vez más la frustración y la quiebra moral de los grupos opositores armados que buscan derrocar al gobierno”. Halaki aseguró que las bandas irregulares “han recibido en las últimas semanas severos golpes por la ofensiva del Ejército Árabe Sirio en todo el territorio nacional”.
“Este trágico suceso solo fortalece la determinación de continuar nuestro trabajo para reconstruir el país y lograr la seguridad y estabilidad de la ciudadanía”, remarcó el primer ministro, que luego del atentado encabezó una reunión con los miembros del Comité Económico del Consejo de Ministros.
Halaki afirmó que el pueblo sirio está determinado en implementar el plan político presentado por el presidente Al Assad en enero pasado, con el objetivo de encontrar una salida pacífica al conflicto que vive el país desde hace más de dos años. Esa hoja de ruta, discutida por amplios sectores de la sociedad -incluidas organizaciones opositoras que rechazan la violencia-, es “la única y más segura salida a la crisis”, expresó el funcionario.
En referencia al plan de paz, el secretario general de la opositora Corriente de la Nueva Siria (CNS), Sana Nasser, se reunió con Halaki, y tras el encuentro manifestó el apoyo de su organización para restaurar la estabilidad y seguridad en la nación árabe.
El accionar de los grupos terroristas en Siria fue denunciado en reiteradas ocasiones por el gobierno de Damasco ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entidad que ha recibido pruebas concretas sobre la metodología que utilizan estas agrupaciones mercenarias, responsables no sólo de atentar contra funcionarios de alto nivel sino también contra poblaciones enteras.
El 18 de julio pasado, un grupo armado atacó la sede de la Seguridad Nacional en Damasco, mientras que en diciembre de 2012 los mercenarios lanzaron un bombardeo en el que fue herido el ministro del Interior, Mohamed Al Shaar.
Repudio internacional
Conocida la noticia del atentado contra el primer ministro sirio, el gobierno de Rusia calificó el ataque como una “acción criminal” y expresó sus condolencias a las familias de las personas muertas.
Por su parte, en una nota difundida por la ONU, el secretario general del organismo, Ban Ki-Moon rechazó todos los actos de terrorismo que se producen en Siria y también envió condolencias a los familiares de los fallecidos. El funcionario agregó que sigue los hechos con profunda preocupación por la continua escalada de la violencia en el país. “Lo que necesita Siria con urgencia es el diálogo y la reconciliación”, subrayó Ban.
Quienes también repudiaron el atentado fueron el gobierno de Irán y la organización político-militar libanesa Hezbolá, que forma parte del gobierno de su país.
El portavoz de la cancillería iraní, Ramin Mehmanparast, señaló que el ataque contra el primer ministro “mostró otra vez la verdadera naturaleza de los terroristas en Siria”. El funcionario persa responsabilizó por estos hechos a “algunos países regionales y extrarregionales que apoyan abiertamente a los grupos armados que operan en este país”.
Hezbolá emitió un comunicado en el que consideró el atentado como “una señal de derrota política y militar de los grupos armados terroristas apoyados desde el exterior”. “Este crimen lo han perpetrado los conspiradores que no quieren que la nación y el Gobierno sirios ejerzan su papel activo en los asuntos del mundo árabe e islámico, en particular sobre el caso palestino”, afirmaron desde la agrupación liderada por Sayеd Hasan Nasralá.